¿Adiós a Nuño?

Opinión
Por: Mario Campos

Aurelio Nuño debe abandonar la SEP. Y debe hacerlo pronto, pues en esa posición ya no le sirve a nadie, eso incluye al Presidente y a sus propias aspiraciones. Y de eso, el único responsable es el propio Secretario.

Porque Nuño cometió un error político clave: acorraló a la CNTE como ningún otro, pero olvidó darle una salida. Y eso explica, en parte, el caos que hoy se vive en buena parte del país.

Y que conste que no se trataba de echar atrás la Reforma Educativa, sino de darle una salida política, aunque fuera parcial, a un actor de poder real que se ve cada vez más cercado y que está haciendo lo que puede para sobrevivir.

Si Aurelio Nuño hubiera abierto una rendija, quizá hubiera evitado la radicalización del conflicto. El problema es que en su afán de mostrar firmeza rompió con cualquier comunicación, al grado de afirmar que en la SEP estaban dispuestos al diálogo siempre y cuando no se hablara de la Reforma Educativa. ¿Entonces de qué iban a platicar, de futbol?

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La estrategia del endurecimiento -reforzada con las recientes órdenes de aprehensión contra dirigentes de la CNTE- tampoco funcionó para desactivar la bronca, como no lo hicieron antes los anuncios de despidos masivos o la promesa del ejército de docentes de reserva que, decía, estaba listo para reemplazar a los maestros faltistas.

Y este escenario fue un regalo para los rivales de Nuño dentro del gobierno federal, en particular del Secretario de Gobernación, quien ahora se vende como el héroe de la película, el que sí puede desactivar el conflicto, el que puede quitar presión al caos.

Quizá sea injusta esa lectura externa, pues al final Nuño ni pide órdenes de aprehensión ni pudo ordenar el operativo de la Policía Federal en Oaxaca, pero es claro que en la percepción pública el gran perseguidor de los maestros no es otro que el Secretario quien, durante los últimos meses, se dedicó a venderse como el personaje que dobló y acorraló a la CNTE.

Y hoy es víctima del éxito de su propia construcción.

Por eso Aurelio Nuño se tiene que ir. Porque es casi imposible que pueda ser interlocutor del magisterio. Porque en la percepción pública la violencia de Oaxaca va directa o indirectamente a su cuenta. Porque en las redes y en el discurso de la CNTE, la cabeza que se pide es la de él y no – qué curioso- la del Secretario de Gobernación. Y sobre todo porque hoy su presencia en ese espacio ya no le genera ganancias a su Jefe, el Presidente de la República, que necesita actores que le operen y no que le generen más costos.

Por eso, tarde o temprano, por decisión del Presidente o por convicción propia, Nuño tiene que salir.