Bodas de sangre revive en el teatro con una adaptación que, a la par de audaz, recuerda el peso de las imposiciones sociales, ahora desde el norte mexicano
Podrá haber pasado casi un siglo desde que Federico García Lorca escribió una de las obras cumbre del teatro español, pero Bodas de sangre aún tiene muchas maneras de encontrar su lugar en la actualidad, incluso en la mexicana.
En la adaptación de Woo Teatro, bajo la dirección de Angélica Rogel, se apuesta por trasladar la historia del campo andaluz al árido norte de México, en busca de hacerla sentir más cercana al público sin traicionar su esencia. Ahora, la tierra ya no es Granada, sino Sinaloa, y los que narran el destino ya no recitan poemas, sino que cantan corridos tumbados.
“A veces creemos que acercarnos a estas obras es como hacerlo a palabras difíciles: ‘esternocleidomastoideo’. Decimos ‘¿de qué me están hablando?’, y vemos que es una parte del cuerpo, que es algo amable y cercano. Así como Lorca se acercó al duende desde la poesía y el flamenco, hemos decidido aproximarnos desde el México contemporáneo, con una música que está atravesando ahorita al país y ver cómo nos toca el cuerpo”, expresa la directora de la obra en conferencia de prensa.
En lo que podría parecer una versión más que “traduce” a un clásico, Rogel rescata una justificación: “En su mismo libro [Juego y teoría del duende], Lorca decía que si compartía el duende con alguien, era con México”. Y de hecho el poeta y dramaturgo español tenía planes de viajar a este país en 1936, pero eso nunca ocurrió debido a su asesinato.
A pesar de ello, la conexión entre esta tragedia y su nuevo escenario puede verse más allá de un país y una época, porque la historia de una boda que no se consuma debido a que la Novia decide escapar del Novio para irse con el hombre que ama (Leonardo) se puede presentar en cualquier realidad, con todo y sus aflicciones sobre el deber ser, la pureza esperada de la mujer y la violencia que lleva a desenlaces inevitables.
Así que incluir música más actual, aclara el elenco, no traiciona a este universo. Y menos lo hará porque lxs asistentes escucharán cuatro corridos tumbados y un canto cardenche creados con música de Hans Warner, compuestos a partir de las letras de los poemas en la obra original e interpretados en vivo con instrumentos tradicionales como el bajo quinto.
“Soy mexicana y me interesa hablar de este texto desde México, atravesarlo desde ahí y que haya algo que me conecte… Me conectan los corridos, las rancheras y la cumbia. Quiero eso en este montaje y que no se sienta como ‘¿por qué están?’”, argumenta Rogel. “El teatro está vivo y hay que arriesgarse. Si no, sólo hacemos arqueología teatral”.
Mirar desde el personaje
Hay un dato que pocos saben de Ángeles Cruz: ella amará con todo su ser a su natal Oaxaca, pero su madre es norteña, de Torreón (Coahuila); y eso no sale bajo ninguna circunstancia de la sangre.
“Nací en la montaña de Oaxaca, con la cultura mixteca acendrada en mi ser, pero con la contraparte norteña de mi madre. Ella es una persona fuerte, árida, hija del desierto, muy contenida, muy sensible también, aprensiva con sus hijas y sus hijos. Entonces, siento que [actuar en esta obra] es como darle un lugar en mi persona, a que habite en mí la madre que me construyó”, compartió la actriz en entrevista.
Cruz interpreta a la Madre, uno de los papeles principales en Bodas de sangre. Aunque, curiosamente, la descripción de su mamá dista de lo que se ve de la progenitora del Novio. La Madre es una mujer que siente de manera desbordada, pero que a su vez no puede dejar de vivir presionada por cumplir con los estándares sociales, siendo eso mismo uno de los detonantes del trágico final.
La también directora de cine menciona que se siente identificada con su personaje desde el dolor, pues éste actúa desde el duelo por la pérdida de personas muy importantes para ella: “Creo que la vida nos prepara también para que en algún momento te toquen ciertos personajes. Para mí, esto es lo que ha significado Bodas de sangre, agarrarme en el momento preciso donde me veo interpelada por la vida de atravesar cosas similares… Saber que las madres, una vez que son madres, no descansan, jamás”.
Una de las bondades de la pluma de Lorca está en cómo desarrolló sus personajes femeninos y, por ello, Cruz pone el foco en la forma en que revelan las ataduras sociales que aún permanecen.
“Seguimos pensando que una mujer nos pertenece, que las decisiones se resuelven viendo las cosas de la manera más brutal y prosaica. Creo que lo que hace Lorca es ponernos en evidencia como humanidad”, sentencia.
Imposiciones en mujeres… y hombres
Para el resto del elenco, tanto hombres como mujeres padecen el peso de lo que la sociedad espera de ellos. En el caso de Ana Guzmán, le costaba entender las decisiones que tomaba la Novia. Sabía que interpretaba a una joven que renuncia al amor por seguir la ruta marcada por su padre y la sociedad, pero reconoce que como mujer citadina y contemporánea no la entendía.
“Luego comprendí que hay un sistema social, político y económico que la orilla a eso”, cuenta, y a raíz de ello menciona que ha aprendido a no juzgarla, sino a habitar a su personaje con compasión y cuerpo.
Mientras que Miguel Tercero, quien interpreta al Novio, razona sobre cómo el autor no sólo llevó a las mujeres a situaciones que no querían, sino también a los hombres. El actor descubre a su personaje como “un partidazo”, el hombre que toda madre querría para su hija. Empero, él se pregunta qué pasa si esta persona no quería seguir el legado familiar.
“Lorca lo acorraló hacia un lugar en el que es el único hombre de tu familia, de una familia de provincia. Y no nada más en estos contextos pasa, en una vida citadina también de pronto volteas a tu alrededor y es como ‘Órale, soy hombre en esta sociedad, ¿qué tengo que hacer? Cierto, se espera esto y esto de mí’. Aunque pensemos que tenemos los ojos muy abiertos, de pronto nos damos cuenta de que estamos haciendo las mismas cosas que no precisamente son nuestros deseos de vida”, reflexiona.
Finalmente, Romani Villicaña, que toma el papel de Leonardo, mira al que es “el villano de la historia” con empatía. Entre los errores dolorosos que comete, para el histrión es importante recordarle al público que “errar es humano” y, acota, lo que le ha gustado de construir ello es hacerlo desde la dignidad.
“Lo que me ha gustado de esto también es entender cuál es la estructura más grande que hay hacia arriba de él, porque no sólo somos nuestras decisiones, siento que somos nuestros contextos también”, concluye.

¿Cómo llego?
Bodas de sangre
Dónde: Foro Shakespeare (Zamora 7, col. Condesa)
Fecha: 9 mayo al 29 de junio
Horarios: vie, 20:30; sáb, 19:00; dom, 18:00
Costo: $600 en taquilla
IG: @woofilmstv
Bodas de sangre es considerada la primera obra de la trilogía de tragedias rurales que Lorca escribió junto a Yerma y La casa de Bernarda Alba. En la puesta en escena sólo hay un personaje con nombre, Leonardo, mientras los demás se identifican por su rol como la Novia, el Novio y la Madre
- En 1931 fue escrita esta tragedia que, se cuenta, nació de un crimen pasional que Lorca leyó en el periódico unos años antes
- 4 corridos tumbados y un canto cardenche son parte de la obra, los cuales fueron compuestos a partir de las letras poéticas de Lorca (como “La madeja”, “La novia” y “La nana”)