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El rotulismo ahora se aprecia en galerías de arte

Por: Redacción

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Martín Hernández, Ricardo Trejo, Rogelio Estrada y Paola Solís mezclan tradición e innovación para mantener vivo este oficio

Por Edgar Segura*

Tres años después del intento de borrarlo de las calles, el rotulismo no sólo es un oficio vivo en la Ciudad de México. Los rótulos han pasado de las paredes de las calles y de los puestos de lámina acanalada a las galerías de arte.

Como en antaño, el rotulismo sigue presente en las expresiones más cotidianas de la cultura mexicana: los letreros que informan los precios en los tianguis; los puestos de jugos, tacos y supertortas, y hasta los anuncios de bailes o conciertos. Pero también están llegando a nuevos escenarios y superficies, como los pizarrones de cafeterías y hasta los bombos de las hinchadas de futbol.

Además, el oficio mezcla la tradición del trazo a mano, la tipografía clásica y las letras sombreadas, con nuevas técnicas y materiales, como el uso de la hoja de oro. Y al mismo tiempo, los mensajes publicitarios en los rótulos conviven con otros que conllevan una finalidad política y artística. Esta mezcla entre tradición, innovación y posicionamientos políticos hacen del rótulo un arte y un oficio vivo.

“Existe un debate sobre si el rótulo es arte o no”, explica Ángel Acosta, gestora cultural detrás de la exposición “Se buscan rotulistas: una mirada a la gráfica popular mexicana y su cotidianidad”. El evento reúne el trabajo de nueve rotulistas con distintas técnicas y estilos para exponerlo en la galería de la Casa UC.

En ese sentido, Ángel zanja el debate: “Yo creo que el rotulismo funciona en ambos mundos. Es arte, pero también tiene una parte publicitaria muy importante. Ya no vemos solamente que se exhibe en puestos de jugos o supertortas, sino que ahora ya vemos frases conceptuales”.

Rotulistas en defensa de su oficio

“Rótulos, mariachi, tequila, tacos y café, tradición viva”, se lee en una mampara pintada por el maestro Martín Hernández Robles que se exhibe en la exposición. Este texto, aparentemente sencillo, conlleva un mensaje profundo: que el rotulismo es en sí mismo una tradición que sirve de vehículo para dar una imagen gráfica y colorido a otras expresiones de la cultura mexicana.

“Al hacer esta mampara, yo lo que estoy diciendo es que el rótulo es la imagen gráfica de nuestra tradición. Así como el mariachi, el tequila, los tacos y el café que todos los días consumimos los mexicanos y extranjeros, es una tradición que sigue viva, que sigue vigente”, expone.

Él es uno de los últimos rotulistas de la calle Perú en el Centro Histórico, antiguamente conocida por reunir los locales de quienes se dedicaban a este oficio. Lleva ya 40 años en el negocio, mismos que no se vieron interrumpidos ni siquiera por el borrado de rótulos emprendido en 2022 por la entonces alcaldesa de Cuauhtémoc, Sandra Cuevas.

Aunque es el más conocido, el de Cuevas no es el único caso de gobernantes que denuestan esta tradición gráfica popular. “Yo soy de Ecatepec y allá pasa casi lo mismo. No nos dejan trabajar porque piensan que el rótulo es vandalismo y pues no”, explica Paola Solís, una de las rotulistas más jóvenes.

“Se me hace muy estigmatizante porque al final nos tratan como si el rótulo fuera algo que no vale, como si manchara la ciudad, y para nada. Ya la gente se dio cuenta que los rótulos son muy importantes para darle identidad a la ciudad”, agrega la artista.

Y en efecto. El simple hecho de que el trabajo de Martin, Paola y otros rotulistas se exponga en una galería habla de una revalorización del oficio.

Oficio vivo con tradición e innovación

De forma paradójica, los ataques contra el rotulismo desataron como respuesta una defensa de esta tradición popular. En ese contexto se enmarca la exposición “Se buscan rotulistas”.

“Lo que yo buscaba con esta exposición no era que solamente se viera la gráfica del rótulo, sino que también pudiéramos ver la identidad de los rotulistas, la parte del oficio y cómo ha cambiado a través de los años, cómo ahora se está adaptando a la modernidad, a la parte tecnológica y de diseño”, explica Ángel Acosta. En ese sentido, la exposición junta ambas facetas: tradición e innovación.

La cara más tradicional del rotulismo la representan los maestros Martín Hernández y Ricardo Trejo. “Mi tío abuelo era rotulista y fundó su primer taller en 1928 en la colonia Obrera. Yo soy ya la cuarta generación”, presume Ricardo.

En contraste, Rogelio Naranjo forma parte de una nueva generación. Su trabajo incorpora lo más tradicional de los rótulos mexicanos con otras tradiciones artísticas, como la europea, la norteamericana y estilos como el fileteado porteño de Buenos Aires, Argentina. “Trato de mezclar lo clásico de la caligrafía, como los estilos góticos y lo medieval, con lo más reciente: lo itálico, cancilleresco, la cursiva inglesa, las cursivas americanas”.

Otro aspecto en el que Rogelio innova es el técnico. Para la exposición en la Casa UC realizó un mural con la frase “La letra es de quien la trabaja”. En lugar de pintar todas las letras, algunas de ellas las llenó con pegamento. Encima colocó hoja de oro y removió lo que quedó al margen con un cepillo. Como resultado, quedó un rótulo escrito con letra de oro.

Rogelio también ha llevado sus rótulos a otras superficies como los bombos de la barra del equipo de futbol San Diego FC de Estados Unidos.

Mientras tanto, Paola Solís trabaja con gises. Plasma su trabajo en pizarrones de cafeterías para dar un tono más atractivo a los menús: “Me gusta mucho conservar lo tradicional, pero también el estilo chicano, y he tratado de irlo incorporando”.

Pese a la entrada en escena de la inteligencia artificial, Rogelio opina que el rotulismo tradicional seguirá existiendo porque aporta algo que no tiene la tecnología: el valor de lo humano

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*Texto adaptado para Chilango Diario