Mercado de Flores de Jamaica “ilumina” el Día de Muertos

Por: Redacción
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Este mercado de 67 años de edad abarca una extensión de tres naves con 36 mil metros cuadrados, cuenta con más de mil 150 puestos y comercializa hasta 5 mil tipos de plantas

Por Mario Rojas

Al entrar al Mercado de las Flores de Jamaica el olor del cempasúchil es inconfundible. Además, las filas de tonalidades amarillas o naranjas que simulan largas alfombras florales nos anuncian la temporada del Día de Muertos.

“Es una de las celebraciones más importantes y representativas de nuestro país. Todos recordamos a nuestros fieles difuntos y la tradición dice que esta flor alumbra el camino de nuestros muertos”, dice Javier, uno de los muchos locatarios que comercian este producto.

Diez días antes de la fecha, podemos encontrar manojos de flor de cempasúchil desde los 25 pesos. Sin embargo, conforme se acerca el Día de Muertos, el precio aumenta hasta alcanzar aproximadamente los 120 pesos.

“La demanda se va para arriba y es normal que el precio se incremente porque el trabajo para todos es excesivo. Apenas nos damos abasto de tanta gente que viene por sus flores. Sin embargo, siempre intentamos mantener un precio razonable para que las personas las adquieran y recuerden a sus difuntos”, explica Norma, otra vendedora.

Ciertamente, conforme el calendario avanza, en el Mercado de Flores de Jamaica, los ríos de gente son tal que, en ocasiones, es difícil caminar por los pasillos del lugar.

Son cientos de personas las que visitan este mercado con la intención de adquirir todo lo necesario para la celebración del Día de Muertos. Los días de mayor afluencia son a partir del 28 de octubre, en tanto que el 1 y 2 de noviembre los pasillos se llenan de visitantes.

Este mercado, de 67 años de edad (se inauguró el 3 de septiembre de 1957), y de tres naves que abarcan una extensión de 36 mil metros cuadrados, tiene más de mil 150 puestos y se venden alrededor de cinco mil tipos de flores y plantas.

En esta época, además de la flor de cempasúchil también son muy solicitadas la flor de nube y el terciopelo, tríada que se utiliza para adornar los altares a los muertos. Javier nos explica: “Lo que más se vende es la cempasúchil, muchos utilizan la flor para decorar sus altares y ofrendas”, mientras que otros más “hacen un camino con ellas que va de la puerta principal hasta el altar para guiar a las almas en su camino a la luz”.

Por eso no es raro que en todo momento veamos a los diableros transportando pacas de la flor de cempasúchil y a los locatarios despachando manojos sin descanso.

ANTIGUA COSTUMBRE

El nombre de cempasúchil viene del náhuatl cempohualxochitl, de la que cempohuali significa veinte y xochitl flores, lo cual quiere decir “veinte flores” o “varias flores”. También se le conoce como flor del muerto, cempoal, flor de difunto, flor de niño o veinte flores. De acuerdo con las antiguas creencias, los pétalos de la flor guardan el calor del sol e iluminan el camino de regreso de las almas de los difuntos.

Desde la época prehispánica, los mexicas la utilizaban para decorar los altares en honor a sus muertos; de igual manera, se usaba para empolvar la cara de los prisioneros antes de su sacrificio, con la creencia de que, de esa forma, no sentirían la muerte.

La flor de cempasúchil también se utiliza en la cocina mexicana, pues la gente aprovecha su esencia para darle el olor y sabor característico al tradicional pan de muerto. Hay quienes, incluso, utilizan sus flores para darles más sabor a algunas salsas o para hacer quesadillas.

SIN COMPETENCIA

La flor de cempasúchil se produce en 14 estados de la República Mexicana, de los que destacan Guanajuato, Hidalgo, Michoacán, Estado de México y Puebla; en tanto, en la Ciudad de México se cultivan en Xochimilco y Tláhuac, donde los más de 400 productores cada año de este gobierno han incrementado la producción hasta rebasar los 5 millones de flores en variedades como el clemolito y las marigold.

Los vendedores del Mercado de Jamaica aseguran que no hay competencia entre ellos, pues la demanda es tan grande que beneficia a todos por igual. Por eso en cada local se comercia esta flor y en todos hay gente comprando.

“Esta es una tradición muy arraigada en la cultura mexicana, viene desde nuestros ancestros y ha seguido viva de generación en generación. Nos gusta recordar a nuestros muertos, decirles que, aun cuando ya se fueron, siguen presentes en nuestros corazones. Por eso, hasta las nuevas generaciones mantienen viva esta tradición. Tú puedes ver cómo vienen un montón de jóvenes por sus flores de cempasúchil para ellos mismos hacer sus altares”, cuenta Norma.

“En todos los mercados de la ciudad hay flores de cempasúchil. Aquí se vienen a surtir desde tempranito y los días uno y dos de noviembre son los días de mayor venta. Ni siquiera el Halloween ha podido opacar al Día de Muertos y no creo que lo haga, es una tradición muy nuestra que no va a desaparecer nunca porque jamás vamos a olvidar a nuestros muertos”, concluye Javier.