Todo lo que siempre quiso saber sobre Woody Allen y nunca se atrevió a preguntar

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En estos días comenzará a circular en las librerías chilangas Woody. La biografía, un libro que, a pesar de la cantidad de trabajos ya existentes sobre la vida y obra del cineasta neoyorkino, arroja un poco de luz sobre algunos aspectos poco conocidos.

Por ejemplo, su obsesión por los cómics y los juegos de cartas, que fue un gran jugador de beisbol durante su adolescencia, el escepticismo que siente hacia los movimientos políticos, que la parte que más disfruta del proceso creativo es la escritura y es capaz de armar un guion en servilletas mientras recorre Europa, su pasión por la música, el miedo que le tiene a los cambios y que, detrás de ese personaje inseguro y endeble que interpreta en casi todas sus películas, se esconde un ser humano con una confianza brutal.

La obra, publicada en inglés durante el 2015 (cerca del cumpleaños número 80 de Allen), está compuesta a partir de los testimonios de amigos, críticos y colaboradores cercanos del escritor. Dividido en 12 capítulos (entre ellos, uno entero dedicado a la conversación que Evanier sostuvo con Dick Cavett, el mejor amigo de Woody desde hace 55 años), retrata a un hombre obsesionado con el trabajo, reservado y frecuentemente deprimido, quien desde muy joven está acostumbrado a conseguir el éxito haciendo lo que más le gusta.

David Evanier ha escrito un libro que parece más una confesión de admiración hacia el director y actor judío, sentimiento que además logra contagiar al lector. Y, como otras buenas biografías, consigue cambiar la forma de ver la obra de un artista fundamental para la historia del cine contemporáneo.

Woody. La biografía. David Evanier, Turner, Madrid, 2016, 470 páginas, $490.