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Ajolotes sobreviven en los “oasis” de Xochimilco

Por: Angela Molina

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La primera etapa del censo de ajolotes confirmó su presencia en zonas menos perturbadas

Después de más de una década sin tener datos actualizados, la primera fase del censo de ajolotes en Xochimilco confirmó algo que muchos temían… pero también dio una buena noticia: aún hay ajolotes en vida silvestre.

Este esfuerzo fue liderado por el Laboratorio de Restauración Ecológica de la UNAM abarcó 115 puntos de muestreo en el Área Natural Protegida de Xochimilco. Aunque no se logró capturar ningún ejemplar mediante pesca tradicional, sí se detectó su presencia gracias a la implementación de una nueva técnica llamada análisis de ADN ambiental.

“Básicamente consiste en tomar muestras de agua y estas muestras de agua se llevan a un laboratorio donde se busca si hay algún rastro de que hubo un ajolote por ahí”, explicó Vania Mendoza, coordinadora del censo, en entrevista para Chilango Diario. Esa huella puede ser desde escamas, heces o sangre: “Así como ponen en los programas de televisión que hay un cabello y con ese cabello pueden identificar que pertenece a alguien, en eso básicamente consiste el ADN ambiental”.

Aunque la metodología sólo permite determinar si hay o no hay ajolotes, no cuántos, los resultados son relevantes: se encontró ADN del ajolote mexicano (Ambystoma mexicanum) en cuerpos de agua alejados de las zonas urbanas y con mejor calidad del agua.

El mismo resultado se repitió en algunas de las llamadas chinampas-refugio, un modelo de restauración impulsado por la UNAM y apoyado por organizaciones como Conservación Internacional. Estos espacios agrícolas combinan técnicas tradicionales y filtros naturales a base de piedras porosas y plantas nativas que mejoran el agua.

“Sabemos que mayoritariamente están en lugares poco perturbados y están dentro de estos refugios”, indicó Esther Quintero, directora técnica de Conservación Internacional México. Lo que hace que estos sitios sean habitables para los ajolotes es que “tienen todas las especies que se necesitan para que sobrevivan”, añadió. “Necesitan un hábitat restaurado y estos canales tienen pequeñas pulgas de agua, pequeños charales, otros insectos y en general pequeños bichos o plancton que son fundamentales para su sobrevivencia”.

La primera etapa del censo, realizada entre septiembre de 2024 y febrero de 2025, incluyó 115 puntos. La segunda etapa, que arrancará en septiembre, será mucho más amplia y alcanzará hasta 700 puntos, explicó la coordinadora.

¿Por qué no se ha podido capturar uno todavía? 

“Es un animal difícil de atrapar […] Para empezar, al ajolote le encanta estar enterrado en el fondo del agua”, señaló Vania Mendoza. Además, los monitoreos se hacen desde las 05:00 y las condiciones de luz no ayudan mucho.

Aún así, hay una hipótesis sobre su densidad: Vania cree que “muy probablemente haya bajado”. Y no es una suposición sin contexto. Entre 1998 y 2014 las estimaciones pasaron de 6,000 ajolotes por kilómetro cuadrado a sólo 36. Todo indica que la tendencia a la baja continúa.

¿La causa? “Todo el deterioro que viene de Xochimilco”, añadió Mendoza. “Se ha visto un deterioro muy grande en cuanto a la pérdida de espacios o al aceleramiento que hay en el cambio de uso de suelo […] Siento que tiene que ver mucho esta parte del turismo que está muy mal regulado”.

Aunque el estudio tiene apoyo de algunos financiadores privados, Esther Quintero señala que se requiere el involucramiento del gobierno local. Actualmente están en pláticas con la Secretaría del Medio Ambiente, pero aún no hay acuerdos firmes. “Hay muy buena voluntad de parte de ellos, simplemente estamos viendo cómo poder trabajar juntos y cómo se pueden alinear sus prioridades con las nuestras”.

Para Vania Mendoza, una frase lo resume todo: “no hay ajolote sin Xochimilco y no hay Xochimilco sin ajolote”. Porque proteger a esta especie no es sólo un tema ambiental, es también una forma de cuidar la historia, el clima, la comida y el futuro de nuestra ciudad.

  • 115 puntos de monitoreo se han estudiado en 2,522 hectáreas del área protegida de Xochimilco
  •  53 muestras de ADN ambiental se tomaron en la primera etapa: 10 en áreas refugio y 43 fuera de ellas, a intervalos de 400 metros