Fentanilo: una crisis que aumenta en América del Norte

Por: Eridani Palestino
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El gobierno de EU ha aplicado diversas medidas para combatir este problema de salud pública, como trazar un plan con socios internacionales para frenar el comercio ilícito

Estados Unidos sigue viviendo una crisis de opioides, sobre todo de fentanilo, pues las muertes por sobredosis relacionadas con esta droga sintética (desarrollada en la década de los sesenta por el médico e investigador Paul Janssen, con el fin de reemplazar a la morfina para producir un alivio mucho más rápido en dolores intensos) sumaron alrededor de 70 mil decesos en 2021, es decir, casi 200 personas al día, según información de los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades.

Esta situación ha motivado al presidente estadounidense Joe Biden a poner en marcha diversas estrategias para reducir este problema de salud pública: desde proponer al Congreso estadounidense la creación de un fondo de emergencia de 4 mil 700 millones de dólares para la seguridad fronteriza con México hasta reuniones con socios internacionales para controlar el comercio ilícito de esta y otras drogas.

Acuerdo trilateral

En febrero de este año, autoridades de alto nivel de México, Estados Unidos y Canadá acordaron reforzar el intercambio de información para frenar no sólo el tráfico de fentanilo, sino también el flujo ilegal de armas, tema que también consideran urgente de tratar.

Durante el encuentro, llevado a cabo en Palacio Nacional, la secretaria de Seguridad y Protección Ciudadana, Rosa Icela Rodríguez, destacó que en México se han decomisado ocho toneladas de fentanilo, 569 toneladas de metanfetaminas, 2 mil 528 toneladas de precursores químicos y 48 mil armas de fuego en los últimos cinco años; 70% de las ellas, aseguró, proceden de Estados Unidos.

En ese sentido, la asesora de Seguridad Nacional de la Casa Blanca, Elizabeth Sherwood-Randall, expresó que la lucha contra el fentanilo no es responsabilidad de un país, sino de todos los involucrados: “No debemos esperar a que se convierta en una crisis mayor en nuestros hogares, comunidades y países”.

Un dardo contra China

México y Estados Unidos han mantenido su versión de que los precursores químicos para la elaboración del fentanilo vienen de Asia. En el caso de nuestro país, Rosa Icela Rodríguez manifestó en marzo de 2023 que estas sustancias llegan a América del Norte, mientras que los grupos criminales dedicados al trasiego de drogas “usan” a México como tránsito.

“Por eso sigo cuestionando: los precursores químicos, ¿los producimos nosotros? No. Las armas, ¿las fabricamos nosotros? No. Los muertos, ¿los ponemos nosotros? Lamentablemente sí. Somos un país de paso”, expuso en la Conferencia de Drogas Sintéticas de ese año.

Meses después, en noviembre, el presidente Andrés Manuel López Obrador tiró el dardo al señalar que los precursores químicos llegan desde China y dijo tener pruebas, tras hablar sobre un decomiso en el puerto de Lázaro Cárdenas, Michoacán. La reacción del país asiático fue inmediata.

El gobernante Xi Jinping negó que su nación estuviera involucrada en alguna red ilegal de dicha droga; además, aseguró que no se le había notificado de la incautación.

Pese a la situación, ambos líderes pactaron combatir los precursores químicos. Recientemente, López Obrador aceptó que en México se produce fentanilo, aunque acotó que también se fabrica en Estados Unidos y Canadá.

En entrevista con la periodista Sharyn Elizabeth Alfonsi, del programa estadounidense 60 Minutes, reiteró que los precursores químicos proceden de Asia. Y subrayó: “¿Sabes por qué no tenemos el consumo de drogas que tienen en Estados Unidos? Porque tenemos costumbres, tradiciones y no tenemos el problema de la desintegración de la familia”.

Datos sobre el fentanilo

De acuerdo con los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades, existen dos tipos de fentanilo: el fentanilo farmacéutico y el fentanilo fabricado ilícitamente. El primero es recetado por lxs médicxs para tratar el dolor intenso, especialmente después de una operación y en las etapas avanzadas del cáncer; mientras que el segundo se comercializa en mercados ilegales de drogas (de forma líquida o en polvo) por su efecto similar al de la heroína.