FOTO: CORTESÍA

Un movimiento de ayuda en La Merced

Por: Redacción

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La Iglesia de la Soledad se ha convertido en un oasis para personas vulnerables en la CDMX. Conoce su historia y su labor

Por Raulí Monteros*

En la Parroquia de la Santa Cruz y Nuestra Señora de la Soledad, en el barrio de la Merced, se escucha algo más que el murmullo de rezos y el eco de pisadas sobre un templo silente: desde que abre el día, los espacios se llenan de voces infantiles, de mujeres, hombres, de agua corriendo y visitantes tocando a la puerta.  

A las 07:00 cuatro mujeres entran a la cocina para darle con todo. Tres horas más tarde, el portón que da al parque se abre y aparecen Martha y María Dolores detrás de una ollota con unos 50 kilos de comida y cajas de pan y fruta. Entonces sirven el desayuno a las cerca de 120 personas en situación de calle que se forman diariamente mientras responden a los agradecimientos y bendiciones que reciben a cambio. 

“¿Por qué es importante ayudar?”, le pregunto a Dolores, “porque a veces se sienten solos y si los ayudamos, les damos confianza, se sienten más seguros, no se sienten abandonados, sienten que hay alguien que se preocupa por ellos”.

Entender, antes de juzgar

Relacionado a las personas en situación de calle, el Padre Benito Torres comenta: “Independientemente de la profesión o religión que tengas, hay que ver a las personas como tales, con dignidad. Pensar que todos podemos estar en esa situación. La gente los critica porque no trabajan, pero no conocen su historia. Hay que entender que algunos, aunque están vivos, se sienten acabados por lo que les pasó o por lo que hicieron”.

La labor social no termina con el desayuno. Suelen haber eventos en pro de adultos mayores, alguna campaña de salud o destinada a trabajadoras sexuales, a niños en situación de vulnerabilidad o a población indígena dentro y fuera de la CDMX.

Siempre hay movimiento, una coreografía en allegro moviéndose por las estructuras virreinales de la parroquia: cargadores transportando en diablitos alimentos donados, estudiantes que realizan su servicio social repartiendo despensas, vecinos ayudando a coordinar el tránsito de beneficiarios, gente cocinando, limpiando, en fin, viendo por otras y otros.

Hermandad scout

Detrás de esta inusual congregación de manos que ayudan, hay una historia aún más peculiar: la de dos hermanos scouts, Claudia y el Padre Benito. Aunque quizá lo más justo sería precisar que empezó con una familia, los Torres, compuesta por María Jesús, Benito Cirilo y siete hijos. Ellos visitaban orfanatos y asilos, y auxiliaron a la población afectada por el terremoto de 1985.

La vida de Claudia y el Padre Benito está compuesta por capítulos, algunos se entretejen con escultismo: “Nos enseñaron a hacer una obra buena todos los días”, comentan. Eso hicieron con la vida familiar, con la universidad en donde ambos estudiaron la Ingeniería en Topología, con el seminario y con la filantropía, sea en las sierras, en el campo, en las ciudades. Los hermanos Torres, con apoyo de otros miembros de su familia, han apartado a la gente de la calle, de las adicciones, de la muerte prematura.

Da la impresión de que Claudia tiene una fuente inagotable de energía cuando de ayudar se trata. Coordina, anima y resuelve diez o más asuntos a la vez si es necesario. Cuando la parroquia empezó a recibir a grupos vulnerables y hacía falta ayuda, contaban con la de ella sin importar que su jornada laboral hubiera sido de 12 horas o que tuviera a dos hijos pequeños en casa. “Dormía a mis hijos y me venía para acá”, sostiene.

La Iglesia de la Soledad lejos de la soledad

Los fines de semana recorren la Central de Abasto para pedir ayuda en especie, puesto por puesto, y a veces reciben donativos del banco de alimentos, pero hace falta mucho: medicamentos, productos de limpieza, no perecederos.

Una imagen resume el espíritu de su labor: “¿Qué es lo que más te gusta de esto?”, le pregunto. “En las noches, cuando hay silencio, ver a la mamá, al papá y al niño durmiendo bajo un techo juntos”, contesta.

  • De 10:00 a 13:00 es el horario en que la Iglesia de la Soledad recibe donaciones y voluntariado
  • La dirección de la parroquia es Santa Escuela 16, col. Centro. Para informes puedes llamar a 55 6089 8570

*Texto adaptado para Chilango Diario