Haneke y Lars están de regreso

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Como si fuera un ritual, el Festival de Cannes reúne a los directores más aclamados del cine. Ni los Oscar logran crema y nata tan espesas como las del festival francés, que si bien su carácter independiente no despierta el interés del público masivo —solo Reygadas gana en Cannes, por ejemplo—, si perteneces a la industria del cine y no has subido por su escalinata roja, no eres nadie aún.

Lo anterior porque en el festival pasado, que recién ocurrió en mayo, se juntaron los proyectos de dos grandes: Happy End, del austriaco Michael Haneke, y The House That Jack Built, del danés Lars von Trier. Ambos han sido consentidos de Cannes y ambos han ganado el máximo galardón, la Palma de Oro, por Amour y Dancer In The Dark, respectivamente.

Mientras que Haneke se ha mantenido con una imagen impoluta, Von Trier ha pasado de polémica en polémica, primero por haber hecho alusiones nazis en una conferencia de prensa en pleno festival en 2011 —y que lo convirtió en persona non grata—, hasta ¡Error! Referencia de hipervínculo no válida. Su regreso este 2018 —con perdón incluido— con The House That Jack Built, que presentó en la más reciente edición y que la prensa especializada calificó de asquerosa, literalmente vomitiva.

La trama gira alrededor de un asesino en serie, Matt Dillon, y las escenas explícitas de mutilaciones a niños o animales escandalizaron a los asistentes. Parece que la controversia nunca soltará la carrera y persona de Lars, a quien se le vio —tras su ausencia de siete años— hinchado, gordo, viejo.

Quienes amamos el cine de ambos directores no vemos la hora del estreno de dichas cintas, la de Haneke protagonizada por los estupendos Isabelle Huppert y Mathieu Kassovitz, quienes muestran la disfuncionalidad de una familia con secretos, culpas y bajas pulsiones.

Dos directores que, sin duda, incomodan al espectador porque muestran —y a detalle— lo que no queremos ver: la vejez, la enfermedad, la muerte. Sin embargo, en su concepción autoral logran la enorme belleza de entender, de lúcida manera, eso grotesco de lo que también se compone la humanidad. Una cosa es segura: sus películas nunca las vas a olvidar.