La clave del éxito en las producciones coreanas

Por: Redacción
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Fotografía: Pexels

Corea del Sur y su secreto  para conquistar al mundo  del entretenimiento

Si has visto en los últimos años alguna película o serie coreana, debes saber que no eres el único que se ha sentido atraído por sus contenidos originales. Sus historias han cautivado a públicos de distintos países y cómo lo lograron no es algo que surgió de la noche a la mañana.

En 2020, Parasite se convirtió en la primera cinta de habla no inglesa en llevarse el Oscar a Mejor película. No era de Italia, el país más nominado, sino de Corea del Sur. Luego llegó El juego del calamar. La televisión también ha sido clave para llegar a otros mercados con producciones locales, y esta serie de Netflix de 2021 se convirtió en el título más visto en la historia de la plataforma. Para que ambas se convirtieran en fenómenos internacionales, la industria del entretenimiento en Corea del Sur pasó por momentos difíciles. ¿Cuál será su secreto del éxito?

El comienzo de su historia

De manera oficial, Uirijeok Gutu, de Kim Do San, fue la primera película coreana en estrenarse, siendo proyectada el 27 de octubre de 1919 en Dansungsa, el primer cine del país. Este evento se dio nueve años después de que Japón anexó a la península bajo un cruel protectorado. 

Corea se vio sometida en cada aspecto. En el caso del entretenimiento, las producciones locales se enfocaron en la propaganda, asumiendo el japonés como idioma principal. Todas las películas eran revisadas para determinar si podían ser proyectadas; muchas fueron censuradas. Y el cine que apoyaba la presencia nipona creció de manera exponencial.

Pero Japón quedó devastado por la guerra en 1945. Viva Freedom! (1946), de Choi In-guy, fue la primera película en “celebrar” su salida de Corea. Aun así, la industria cinematográfica no despegó, principalmente por conflictos internos. De acuerdo con la embajada de Corea del Sur, tan sólo se produjeron 14 filmes de 1950 a 1953. Para ese último año, el gobierno apoyó al cine, lo que trajo consigo algunos de sus filmes más influyentes como Madame Freedom (1956) de Hyeong-mo Han y The Housemaid (1960) de Kim Ki-young.

Las dos dictaduras que siguieron, de 1961 a 1987, sometieron una vez más a la industria para evitar contenidos que favorecieran al comunismo y enaltecieran a Corea del Norte. Debido a ello, las audiencias voltearon hacia Hollywood. Según el reporte South Korean Media Industry in the 1990s and the Economic Crisis, millones de coreanos vieron Ghost, Schindler’s List y Jurassic Park a principios de los 90. Se dice que Jurassic Park activó el cambio. ¿Cómo le hizo Hollywood para crear dinosaurios que se vieran tan reales? Fue esa parte, la tecnológica, la que llamó la atención.

El resurgir de la industria

El gobierno ejecutó una estrategia para revivir a sus industrias a través de los chaebols (empresas familiares y nacionales). A mediados de los 90, se crearon 20 canales televisivos con diferentes temáticas. A todos se les impuso el precepto de procurar que 70% del contenido fuera local y sólo 30% extranjero. Samsung, Daewoo y Hyundai tomaron el mando de los más importantes.

Los chaebols también adquirieron los derechos de películas. Esto les permitió llegar a acuerdos con estudios de Hollywood para la distribución de cintas de manera exclusiva o para asumir un porcentaje del costo de las producciones. Y aunque la crisis asiática de 1997 impactó, el interés internacional había quedado instalado. A partir de 2002, Corea del Sur experimentó un nuevo respiro que cruzó océanos. Por esos años se estrenaron Oldboy (2003) de Park Chan-wook y The Host (2006) de Bong Joon-ho.

¿Cuál es la clave?

En palabras de Don Kang, vicepresidente de contenidos de Netflix en Corea, es difícil referirse a una sola clave del éxito. Sin embargo, una se encuentra en la palabra “local”: apostarle a las historias que surgen en Corea, con un equipo coreano detrás y las audiencias coreanas en mente.

“Creo, de verdad, que una historia tiene que ser primero relevante entre nosotros… Conocemos nuestras historias y sabemos qué funciona entre nuestros suscriptores. Si intentas crear un show creyendo que conoces a las audiencias en otros países, es poco probable que te salga bien, que sea auténtico no sólo para cierto país, sino en un sentido creativo”, platica en entrevista con Sopitas.com.

Desde la trinchera de Netflix han surgido éxitos como All Of Us Are Dead y Extraordinary Attorney Woo. Para este 2023, The Glory ha arrasado. Sus cifras revelan que 60% de sus usuarios han consumido contenido coreano. Y en Latinoamérica, México incluido, el mercado es aún más grande: 85%. Una posible explicación puede estar en nuestra relación con las telenovelas. Los k-dramas o doramas son similares a las historias latinas: emocionales, con personajes entrañables y escenarios de ensueño. La diferencia es que los doramas exploran más géneros, haciéndolas atractivas e interesantes. 

*Texto adaptado para Máspormás, si quieres leer la historia completa te dejamos aquí la liga.

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