Califican a Colima como la ciudad más violenta del mundo

Por: Redacción
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Zamora, Manzanillo, Tijuana, Zacatecas y Juárez entraron en este ranking como las ciudades más violentas del mundo en 2023

El Consejo Ciudadano para la Seguridad Pública y la Justicia Penal dio a conocer que Colima fue calificada por segundo año como “la ciudad más violenta del mundo”, al registrar 140.32 homicidios por cada 100 mil habitantes.

En su informe Ranking 2023 de las 50 ciudades más violentas del mundo, dijo que es “muy probable” que las cifras de incidencia de homicidios en México sean superiores a las consignadas en el estudio.

México, con siete de las diez ciudades más violentas del mundo, sigue siendo el país más afectado por la violencia urbana. La falta de seguridad y el debilitamiento institucional han permitido que los grupos criminales ejerzan un control cada vez mayor, extendiendo su influencia sobre territorios y comunidades enteras. Esta situación ha llevado a un escenario desafiante donde la violencia es una realidad cotidiana para millones de mexicanos.

En Ecuador, una nación que hasta hace poco tenía niveles relativamente bajos de violencia, la situación ha empeorado drásticamente debido a la actividad criminal y terrorista de grupos delictivos. La crisis resultante es la peor en la historia del país, evidenciando la vulnerabilidad de sus instituciones frente a la violencia desenfrenada.

Por su parte, Haití ha enfrentado décadas de inestabilidad y debilidad institucional, lo que ha facilitado el control de grandes áreas urbanas por parte de grupos criminales. En la capital, Puerto Príncipe, estos grupos tienen un dominio alarmante, desafiando la autoridad del Estado y dejando a la población en una situación de extrema vulnerabilidad.

El gobierno mexicano ha enfrentado críticas por su enfoque de “abrazos, no balazos”, que ha sido percibido como una estrategia de tolerancia hacia los grupos criminales. Esta política ha generado impunidad y ha permitido que la violencia prolifere sin control. Además, la manipulación de cifras por parte de las autoridades ha generado dudas sobre la verdadera magnitud del problema.

La falta de transparencia en la recopilación de datos sobre homicidios y desapariciones ha generado preocupación, especialmente ante la posibilidad de que las cifras reales sean aún más alarmantes de lo que se informa oficialmente. La renuencia a abordar estas preocupaciones socava la confianza en las instituciones encargadas de garantizar la seguridad y el bienestar de la población.

En contraste, otros países de la región, como Guatemala, El Salvador y Honduras, han adoptado una postura más decidida contra la violencia, logrando avances significativos en la reducción de los índices delictivos. Estas experiencias exitosas demuestran que es posible revertir la tendencia hacia la violencia extrema con políticas y acciones efectivas.