A pesar de su gran carrera, Peter De Vries no es muy popular en nuestro país. Nacido en Chicago en 1910, trabajó durante 43 años como parte de la revista The New Yorker y publicó más de 20 novelas —varias de las cuales fueron llevadas al cine—, así como una obra de teatro, diversos ensayos, cuentos y poemas.

Y aunque la mayoría de su trabajo fue en torno al género de la comedia, su obra más popular, La sangre del cordero, es una historia obscura y conmovedora que surgió de un hecho real: la muerte de su hija Emily, de 10 años, a causa de la leucemia.

El protagonista de la historia es Don Wanderhope, hijo de inmigrantes holandeses y nacido en la “Ciudad de los vientos” (igual que el propio De Vries). Desde pequeño ha tenido que enfrentarse constantemente a la duda. Por un lado, una parte de su familia es fiel creyente de Dios, mientras que otra parte es atea y está convencida de que la razón triunfará sobre la fe, sumiéndolo en cuestionamientos constantes.

La tragedia es una constante en su vida —a lo largo de la novela, tiene que enfrentar la muerte de su hermano, de sus padres y hasta de su hija—, pero no por ello se tira al drama, al contrario, y es que él parece tener claro que las desgracias son parte de la vida y hay que saber aprovecharlas.

El mundo se va mostrando ante Wanderhope como un lugar complicado y complejo, en el que la variedad es predominante y la tolerancia es una cualidad necesaria para crecer y sobrevivir. Un mundo en el que no solo hay blanco y negro, y donde ni la fe absoluta en Dios ni el ateísmo más radical son el camino para entender la vida.

Se trata, pues, sin duda, de una novela atemporal y muy recomendable, que, por suerte, ha tenido a bien publicar en nuestro país, como parte de su nueva etapa, la editorial Jus.

La sangre del cordero,

Peter De Vries,

Jus, México, 2017,

229 páginas, $315