Fotos: Shutterstock / Cuartoscuro

Tres lugares para honrar a nuestros difuntos

Ciudad

En algunas partes de México, hay altares y ofrendas que destacan no solo por su tamaño, sino por la originalidad que tienen para representar y festejar el regreso de los muertos

San Andrés Mixquic 

Este pueblo originario de Tláhuac da la bienvenida a los fieles difuntos con coloridas ofrendas y la famosa alumbrada. Cada 2 de noviembre, a partir de las 19:00, las personas visitan las tumbas de sus familiares para decorarlas con hermosas flores (cempasúchil, gladiolas, crisantemos, terciopelo, nube o claveles), papel picado, comida e iluminarlas con veladoras o cirios a fin de convivir con ellos y guiarlos al regreso de su morada. El camposanto se ilumina de una manera impresionante por la cantidad de personas que asisten. En medio del panteón se localiza el Templo de San Andrés, un recinto creado en 1533 por Los agustinos, una congregación fundada en Roma; tiene un retablo y techo finalmente labrados que, sin duda, vale la pena conocer.

Pátzcuaro 

En Michoacán, las comunidades purépechas de la región del lago de Pátzcuaro realizan desde épocas ancestrales ceremonias de velación y colocación de altares por sus muertos. Por ello, en el Día de Muertos es posible detectar la conjugación tanto de la parte cristiana como de las creencias indígenas locales. Durante los últimos días de octubre, los pobladores comienzan los festejos con cánticos, bailables y música tradicional, y preparan los alimentos para sus difuntos. Posteriormente, en la noche del 1 de noviembre se hacen procesiones hacia los panteones; el más visitado se ubica en Tzurumútaro. A la entrada de los camposantos observarás un arco de flores y una fila de veladoras que simbolizan el camino por el cual los muertos regresan al mundo de los vivos. 

Megaofrenda de la UNAM

Desde 1997, la Universidad Nacional Autónoma de México coloca ofrendas en diversas sedes que van desde el Universum y el Estadio Olímpico hasta la explanada de Rectoría. En 2019, por ejemplo, los altares estuvieron dedicados al caudillista Emiliano Zapata, ícono de la historia de México. Estos fueron colocados en la Plaza del Estudiante y la Plaza 23 de Mayo, en el Centro Histórico; ahí se montaron 43 ofrendas entre las que destacaban hermosas flores y elementos como el pan de muerto, veladoras, copales y papel picado. Debido a la pandemia, la megaofrenda del año pasado se realizó en formato virtual y 3D. En esa ocasión, hubo conferencias, música, danza, concursos de catrinas, calaveras y un homenaje al personal del sector salud.