Una burger y una cerveza

Ciudad

La premisa era sencilla y muy prometedora: una microcervecería con un chef que estudió en Estados Unidos donde se sirve comida cajún y una muy buena hamburguesa. El TapRoom by Drakonus es, antes que nada, un lugar para tomar, entre otras, la Drakonus, que se produce ahí mismo. La carta es extensa y se antoja todo, pero la meta era devorar una de las tres burgers en el menú. La primera opción, que más se me antojaba por la formación del chef y el tema general del menú, era la Cajun Burger, pero sonaba más a sandwich por su extensivo uso de carne de cerdo. Así que, saliéndome un poco de mis principios y prácticas generales, me fui por la Inside Out: 200 sólidos gramos de Sirloin, rellena de tocino y queso ahumado BBQ, con cebolla caramelizada, lechuga y tomate. En papel era espectacular. ¡Madre mía! Enorme. Hace mucho que no me sorprendía el tamaño, 200 gramos no se habían visto tan bien en mucho tiempo. El bollo, hecho por ellos mismos, se veía muy competente y, para la cantidad de grasa que ya escurría del pattie de carne, esperé que aguantara al embate y no se deshiciera antes de que me la acabara. Lo único que me hacía dudar antes de empezar era el Sirloin. Primera mordida y el tocino y queso del relleno se desbordaron en una fuente interminable de sabor. Delicioso. Tan delicioso que se comieron el sirloin de la carne sin piedad. El sirloin hizo de las suyas una vez más. Poco sabor, poca consistencia, mucha pastosidad. Regresaré a probar la cajún a ver si mejora con carne de cerdo. De todos modos, es una buena opción de comida y cerveza artesanal.

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