Llegó El complot mongol

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El complot mongol, película dirigida por Sebastián del Amo y protagonizada por Damián Alcázar, Bárbara Mori, Xavier López y Eugenio Derbez, llega hoy a las salas de cine de todo el país

Filiberto García es un detective mexicano, a quien la gente llama para que “haga el trabajito” y se eche a los pinches muertos. Son los años 60 y en la ciudad hay una intriga entre la KGB, la CIA y el gobierno mexicano, por un complot mongol para matar a Kennedy en suelo chilango, donde la corrupción y la violencia son el pan de cada día. Se trata de la historia de El complot mongol, película basada en el libro homónimo escrito por Rafael Bernal, y que fue llevado al cine bajo la dirección de Sebastián del Amo.

La novela fue la última que el escritor y diplomático chilango escribió, y fue publicada en 1969. Es calificada como la mejor novela negra de la literatura mexicana y la que dio comienzo al género en el país. A lo largo de los años, ha sido adaptada en distintos formatos. Primero llegó al cine, en 1978, gracias a Antonio Eceiza, cuando Pedro Armendáriz interpretó a Filiberto. Casi diez años después, llegó en forma de radionovela y, en 2000, fue adaptada en una novela gráfica hecha por Luis Humberto Crosthwaite y Ricardo Peláez.

Ahora, a 50 años de su publicación, la historia regresa con Sebastián del Amo como director y con un Filiberto interpretado por Damián Alcázar, acompañado por un elenco de primera que incluye a Xavier López “Chabelo”, Bárbara Mori y Eugenio Derbez.

El elenco de El complot mongol

Juntarlos no fue fácil. Para Del Amo fue un gran reto cuadrar las agendas de los actores, quienes “afortunadamente se subieron al proyecto”, dice. El director atañe el hecho de que hayan aceptado a que les ofreció papeles diferentes a los que hacen normalmente.

Una de las complicaciones para reunirlos fue la agenda de Eugenio Derbez. Sebastián se acercó a él, le comentó la idea de que actuara como villano y le habló de la película. Al actor le gustó, pero tenía en puertas un proyecto con Disney que le tomaría los siguientes ocho meses. “¿Cómo le hacemos?”, preguntó Derbez. El acuerdo quedó en que le daría tres días para trabajar. “Intenté construir la película alrededor de estos días para no perderlo”, explica el director.

Para el papel de Filiberto estaba contemplado un actor español, pues originalmente la película iba a ser una coproducción; sin embargo, no se logró y quien iba a interpretarlo dejó el proyecto. Ya en el camino, salió la oportunidad de que el papel lo hiciera Damián Alcázar, “afortunadamente”, dice Sebastián, pues “también es muy fan de la novela y le da unos matices increíbles al protagonista”.

El papel de Martita, la mujer de origen chino de quien está enamorado Filiberto, es encarnado por Bárbara Mori, una de las actrices favoritas de Sebastián —ya habían trabajado juntos en Cantinflas—. En un inicio, el director buscó actrices de origen asiático, “pero la comunidad china en México es un poco hermética”. Durante el proceso, Sebastián se topó con el nombre de Bárbara, quien tiene ascendencia japonesa. “La invité y le dije que había que exagerar sus rasgos orientales. Hubo un gran trabajo de caracterización y la actuación de Bárbara fue increíble”, cuenta. Para prepararse, ella tomó clases de tai chi y de chino.

Un homenaje a la novela

La nueva adaptación cinematográfica de El complot mongol sale de lo común en el cine mexicano, empezando porque no se hace mucho cine negro. Por ello, Sebastián tuvo varios problemas para hacerla. Tardó varios años en concretarla: cuando presentó su primera película, El fantástico mundo de Juan Orol, al FICG en 2012, llevó también el proyecto a un encuentro de coproducción del festival. Ahí encontró un primer financiamiento, pero en el camino se le cruzó Cantinflas, una cinta que hizo por encargo.

Sebastián tuvo algunos desencuentros con el equipo que lo estaba ayudando en El complot mongol, por lo que finalmente la tuvo que producir él. A algunas productoras no les interesó la cinta basada en el libro de Bernal, Sebastián cuenta que le contestaban que es un cine que no vende. “Una vez me dijeron: ‘Trae una comedia romántica y te la financio mañana’. A partir de ahí lo que intenté fue encontrar un balance entre lo meramente autoral y lo comercial”, explica.

Antes de todo eso, muchos años antes, Sebastián leyó el libro cuando tenía aproximadamente 13 años. Su madre se lo regaló y él no era muy asiduo a la lectura, pero El complot mongol le “voló la cabeza”, desde entonces se convirtió en una de sus novelas favoritas. Luego hizo un cómic por mera diversión y, finalmente, hizo un guion basado en el libro.

Para hacer la adaptación, Sebastián estuvo en constante comunicación con la familia de Rafael Bernal, que pidió que fuera muy fiel a la novela, pues la adaptación de 1978 no le gustó. El director hizo cambios muy pequeños aprobados por la familia, como el año en el que sucede la historia o la cantina a la que va Filiberto. “De hecho, uno de los señores que sale en la cantina es el hijo de Rafael. También aparecen su esposa y su hija”, dice.

Aunque El complot mongol fue escrito en los 60, la historia parece actual. Incluso tiene un chiste “privado” sobre Hugo Stiglitz, el personaje interpretado por el actor de ese nombre y que hace referencia a Bastardos sin gloria, de Quentin Tarantino.

La adaptación del libro es una gran responsabilidad que Sebastián tiene con los fans y pretende estar a la altura de él. Pero también cree que, si gracias a la película más personas se acercan el libro, tiene una gran palomita.

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