Entre el homoerotismo y el exvoto católico

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En 1974, Nahúm B. Zenil tuvo su primera exposición individual, conformada por 55 obras abstractas, las cuales son una referencia al número exterior del inmueble que le abrió las puertas al artista: la Galería José María Velasco, que se ubica en el número 55 de la calle Peralvillo, en la colonia Morelos. Un poco antes, Nahúm formó parte de “Colectiva de Invierno”, una muestra del mismo espacio. Recién había egresado de La Esmeralda y se atrevía a preparar una carpeta con su trabajo. Así, sin la recomendación de nadie, fue recibido por la directora de la galería, Elena Olachea, quien lo invitó a participar en ambas exhibiciones. En ese tiempo, la posibilidad de ver a dos personas del mismo sexo besándose o celebrando un matrimonio civil parecía lejana, y el arte de Zenil aún no se autoafirmaba con las posibilidades del exvoto católico, el homoerotismo y el autorretrato.

Ahora, en un presente marcado por el cambio de paradigmas y la apertura hacia la diversidad sexual, Nahúm recrea el guiño con “44, Alquimista de Arquetipos” y sus 44 piezas únicas y polípticos, cuya exhibición se enmarca en el festejo por el 67 aniversario de la galería.  

Aunque se ha posicionado como uno de los mayores representantes del neomexicanismo, su obra es bien conocida por un sector específico (críticos, artistas, curadores), pero no por el público que podría sentir afinidad natural: la comunidad LGBT+, los ilustradores jóvenes y los grafiteros.

“Sus contemporáneos (Keith Haring, por ejemplo) se vincularon en el sentido gráfico y abrieron una brecha a partir de la exposición “Helter Skelter” —celebrada en Los Ángeles en la década del 90— y la revista Juxtapoz, que fuera un campo de promoción para ilustradores, artistas urbanos y pintores como Mark Ryden. Sin embargo, cuando se menciona los nombres de Ryden y Haring, cuya obra ahora puede verse estampada en cientos de camisetas, llega una imagen a la mente del público, algo que no sucede con el neomexicanismo de los 80. Quizá estamos más ligados a un mundo global que revela el colonialismo, y por ello sabemos más del arte extranjero que de la tradición expresiva y plástica nacional. No consideramos la fuerza de los artistas que nos dan identidad y podrían ser grandes referentes culturales”, explica el curador de la muestra, Alfredo Matus.

“Nahúm, quien también pinta, se caracteriza por ser uno de los pocos que figura más por el dibujo. Y eso me pareció muy puntual, los otros artistas de la época son pintores propiamente. En la actualidad, la ilustración y el dibujo experimentan un auge, por lo que creo que es vital construir un puente con la tradición y el pasado inmediato”, continúa.

Otro aspecto importante es que, gracias a figuras como él, la comunidad LGBT+ vive una mayor libertad social, pese a la paradoja de ser poco conocido por la propia comunidad.

“Los derechos civiles no fueron un regalo que el Estado otorgó desde arriba. Hubo una serie de actores previos que movilizaron todo en los 70: a través del arte y el activismo, estas personas forjaron la discusión con ciertos gobiernos y la legislación de las libertades gozadas por las nuevas generaciones. Ahora parece un absurdo la idea de que esté prohibido ir a un antro, pero hace décadas el derecho de reunión no existía. También había razzias, un concepto, una abstracción que ahora no existe y fue muy real para otras generaciones”, señala Matus.

“Se trata de entender las experiencias de vida de quienes sufrieron y generaron que la propia política se abriera al diálogo, que se pudiera negociar y definir leyes. Las nuevas generaciones creen que el sentido de globalidad permitió la apertura, sin entender el papel de personas como Carlos Monsiváis, Nancy Cárdenas y Juan Jacobo Hernández. Apenas otra generación está redescubriendo su trabajo”.

Esto se puede comprender con más claridad al recapitular un suceso en la vida de Nahúm: hace 21 años, su tríptico ¡Oh santa bandera!, exhibido en el Museo Universitario del Chopo, fue censurado por representar a la asta de la bandera de México como un objeto de sodomización.

“El punto de vista ha cambiado y exige el posicionamiento de la gente que actuó cuando fue necesario. Si en algún momento histórico se revierte la apertura hacia la diversidad sexual y la libertad de expresión, los actores servirán como antecedente; sus nombres podrán construir una historia y ayudar a que se mantengan en pie los derechos obtenidos por la comunidad LGBT+, las mujeres, los artistas, los grafiteros, los tatuadores y demás personas que han sido discriminadas”.

Por último, Nahúm habló sobre el temperamento de su obra: “El dolor en mis cuadros es el dolor que se experimenta en el curso de la vida. Pero también hay un toque humorístico. Recuerdo, por ejemplo, una obra reciente en la que represento a una virgen que me carga como a un niño, pero detrás de su manto se asoma una figura con la cara de Gerardo, mi compañero. El dolor, claro, sería insoportable si no tuviera ese ingrediente humorístico”.

“44, Alquimista de Arquetipos” se podrá ver en la Galería José María Velasco hasta el 11 de noviembre de 2018. Las puertas del lugar están abiertas de martes a domingo, de 9:00 a 18:00, excepto los miércoles, cuando el cierre es a las 20:00, y la entrada a la muestra es totalmente gratuita.