A tiempo para crecer más

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Aunque no hay una cifra oficial, se estima que En la CDMX más de 90 mil niños podrían ser de baja estatura a causa de un padecimiento que es posible resolver siempre y cuando se detecte a tiempo

ILUSTRACIÓN: MICHEL LARIS

Con el regreso a clases, algunos niños pueden descubrir que no están creciendo al mismo ritmo que el resto de sus compañeros, y es que podrían ser niños de talla baja, un problema de crecimiento que afecta a uno de cada 10 menores y puede causar complicaciones en su salud, además de problemas psicológicos y sociales.

“Se considera que un menor es de talla baja cuando su estatura se sitúa por debajo de dos desviaciones estándar de la media poblacional”, dice Arturo Ayala Estrada, endocrinólogo pediatra. Es decir, aquel que está entre cuatro y seis centímetros de altura por debajo del promedio de un grupo con similares características como edad, sexo y nacionalidad.

Aunque por la estatura de los padres uno se puede imaginar qué tanto es posible crecer, este factor no siempre es determinante en el desarrollo que se alcanzará en la madurez. Hay quienes portan los genes para tener una estatura promedio a la de sus progenitores, pero no logran desarrollarla debido a una mala alimentación, a que padecen algún síndrome o a que tienen baja producción de hormonas. “Desafortunadamente todavía no tenemos tablas poblacionales para medir este problema, por lo que nos vemos obligados a crear carriles personales de crecimiento”, agrega Ayala.

Un carril es una medida que se calcula con base en una tabla de crecimiento propuesta por la Organización Mundial de la Salud, la cual determina cuántos centímetros puede alcanzar un menor. Para ello, existen diversas metodologías que solo los expertos conocen, ya que además se observan otro tipo de condiciones como el historial clínico del paciente y los padres para tener una medida un poco más próxima.

El pediatra explica que es posible identificar si un pequeño sufre de talla baja una vez que se estima el potencial de crecimiento del niño a partir del promedio de las estaturas de los padres. Si la proyección resultante es menor entre cuatro y seis centímetros al estándar de la edad, quiere decir que el menor padece este problema.

Datos de la guía “Abordaje Diagnóstico y Seguimiento del Paciente Pediátrico con Talla Baja”, de la Secretaría de Salud, indican que la prevalencia del padecimiento en los niños de cinco a 11 años de edad en México es de 10.4%, y de 9.5% en niñas, esto significa que, en promedio, uno de cada 10 niños mide menos de lo que debería.

De acuerdo con el Inegi, en la CDMX hay un total de 470 mil hombres y 454 mil mujeres entre estas edades, por lo que, si se aplica el porcentaje de incidencia de talla baja, podría haber 48 mil niños y 43 mil niñas en la capital con este padecimiento.

Para Fernando Ramírez, pediatra endocrinólogo del Centro Especializado en el Manejo Integral de la Diabetes de la Ciudad de México, la información que existe sobre este problema es escasa. Sin embargo, explica que el 70% de las consultas que él atiende están relacionadas con el desarrollo de los niños, y de ellas, el 20% necesitan un tratamiento específico.

“Si se trata de un problema de anemia, habrá que realizar dietas que dependerán de su historia clínica. Si la talla baja tiene que ver con un síndrome como el de Down, tenemos que ver otros factores. Si el pequeño solo necesita hormonas, se somete a un tratamiento semanal de inyecciones. Por eso la evaluación es muy personalizada”, explica el especialista.

Ambos expertos explican que no alcanzar una estatura adecuada puede provocar complicaciones en la funciones cardiacas o pulmonares, así como en el desempeño físico; mientras que emocionalmente “una persona que no recibe una terapia por este padecimiento puede ser excluido de actividades sociales y deportivas, así como ser víctima de bullying, lo cual puede afectar su desempeño laboral”, advierte Arturo Ayala.

Los síntomas

La mayoría de los niños de talla baja no desean formar parte ni son elegidos para participar en actividades grupales, lo cual los vuelve rebeldes e hiperactivos y puede llevar a confundir los síntomas con otro tipo de trastornos. Por lo general, los papás sospechan que su hijo tiene algún problema de estatura cuando lo ven junto a otros niños de la misma edad. “Detectan fácilmente que se va quedando abajo, que en la pubertad se queda chiquito o es el que siempre está al frente de la fila”, dice Ramírez.

La alerta más significativa es cuando el menor no cambia de talla, le quedan los mismos zapatos, el mismo pantalón, año tras año escolar. “Los niños crecen entre cuatro y seis centímetros al año hasta la adolescencia. En la pubertad pueden crecer entre siete y 12 cm, depende del caso. Una persona deja de crecer hasta los 20 años, pero lo ideal es hacer algo antes de los 16”.

¿Qué hacer?

De no tratarse de un problema hormonal o genético, la talla baja se previene con una dieta rica en proteínas, verduras, lácteos y baja en carbohidratos y azúcares; también se debe respetar nueve horas de sueño y hacer ejercicio tres veces por semana.

Acudir con el pediatra endocrinólogo a tiempo puede evitar ser el primero de la fila para siempre por un padecimiento que se puede corregir.

En cifras: 

  • 4 centímetros, en promedio, crecen los niños cada año hasta alcanzar la adolescencia.
  • 10% es el estimado de niños de talla baja que viven en la capital del país, según las autoridades.
  • 20 años es la edad promedio a la que se deja de crecer, de acuerdo con los especialistas.