La ciudad desde las alturas

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¿Cómo se ve la CDMX desde las puntas más altas de sus edificios? La artista Shuli Sadé nos lo muestra en Solid Red.

Por Mariana Limón

Se debe pisar con cuidado al entrar a la sala porque la primera pieza —que funciona como protagonista e introducción de la exposición— está en el piso. Se trata de un rectángulo enorme, compuesto de 185 cenefas, cada una con diminutos cuadros blancos, negros, grises y rojos: un mosaico minucioso que fusiona la estructura de la Torre Latinoamericana con el Empire State.

La exposición Solid Red exhibe más de 15 piezas multidisciplinarias en las que diversas fotografías de la Ciudad de México se transforman en pintura, dibujo o hasta escultura. La muestra se presenta en Galería Ethra —Londres 54, colonia Juárez— hasta el 26 de abril.

“¿Por qué la pieza central se encuentra en el piso y no en la pared?”, se le pregunta a la autora Shuli Sadé.

“Por todo el discurso de Trump sobre el muro —responde—. De hecho, verticalmente podría apreciarse la forma entera de los edificios, pero decidí que fuera horizontal para evitar esa interpretación”.

Sadé no es —ni planea convertirse en— una artista política, pero desde que Donald Trump ganó las elecciones, el tema ha aparecido en sus obras. En esta exposición, por ejemplo, hace referencias a la relación binacional entre México y Estados Unidos. “Por lo general no me interesa lo político, pero la situación es terrible y me impacta mucho, creo que todo esto hace eco en mi trabajo”.

Solid Red (Rojo sólido) no es un nombre al azar: “sólido” se refiere a la firmeza de la relación entre Estados Unidos y México, “rojo” es un guiño al color que aparece en ambas banderas —utiliza los tonos Pantones 193 C y 186 C en algunas de las piezas—. Esta es la primera exposición individual de Shuli Sadé en México. Todas las obras que se exhiben se inspiraron en la CDMX y en sus edificios.

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Solid Red: borrar la memoria de una ciudad entera

Sadé nació en Israel, pero se considera neoyorkina: vive ahí desde 1984. Por eso, uno de los temas que más explora en su obra son las grandes ciudades y su arquitectura. Retratar la CDMX era uno de sus más grandes pendientes; ahora que su trabajo aquí está a punto de terminar, la siguiente ciudad de su lista es Barcelona.

“Armar Solid Red fue como un embarazo —asegura—. Tomé fotografías de la ciudad en mayo del año pasado y pasé poco más de nueve meses creando todas las obras. Mi trabajo siempre comienza con el reconocimiento porque me gusta entender cómo se ve la ciudad desde arriba”.

Imposible decir que es una muestra fotográfica. Cada pieza de Sadé está intervenida por múltiples capas digitales, una tras otra. El grado de intervención es tan cuidadoso que el resultado se asemeja a una pintura abstracta, donde solo es reconocible la estructura general de los rascacielos. Las herramientas artísticas que se utilizaron para crear cada una de las piezas son, en su mayoría, programas digitales que encapsulan los planos de la ciudad y juegan con sus colores y su nitidez.

En su primer recorrido en la ciudad (en mayo de 2017), Shuli subió a la parte más alta de cuatro edificios emblemáticos —Torre Latino, Torre Mayor, Torre Reforma y Torre Diana— y tomó fotografías de 360 grados desde esta perspectiva. El proceso siguiente es lo que ella define como “borrar la memoria”:

“Me acerco al corazón de la foto con herramientas digitales y remuevo la memoria fotográfica, todo a través de pixeles. Considero que los pixeles son una forma de memoria porque capturan algo en el tiempo y espacio —explica—. Una vez que llego a un lugar en el que siento que la imagen está en un punto medio entre abstracción y nitidez; es decir, que puedes reconocer algunos aspectos pero puedes perderte en la imagen… ahí es cuando imprimo. A veces añado algunas capas de color, por esto mis obras son un conjunto de elementos”.

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Los colores del paisaje

Solid Red es un homenaje a la Ciudad de México”, así describe la exposición la curadora Ana Cristina Ortego. “Es reconocimiento y admiración: ver las obras nos invita a entrar, a recorrerlas, a perdernos en los paisajes urbanos abstractos, a apropiarnos de los espacios y generar códigos de lectura, (…) a vivirlas como vivimos nuestra ciudad”.

Pero hay algo más en la obra. La intención de Shuli es capturar el ADN de cada ciudad que visita. A pesar de que las grandes ciudades cada vez se parecen más entre sí —todas están llenas de gente, ruido, tráfico y, sobre todo, edificios con estructuras casi idénticas—, considera que cada una tiene una historia. En la CDMX, por ejemplo, desde que la vio por primera vez desde las alturas, a través de la ventanilla de su avión, identificó algo singular: sus colores.

“Lo más especial de esta ciudad, sin duda, fue su color: es poderoso y muy particular de México. Es algo que no había visto en otras ciudades”, cuenta. “Desde que comencé a tomar las fotografías, en especial las de la Torre Latino, me inspiraron los colores. En la parte superior de Bellas Artes, por ejemplo, tienes este tono naranja que utilicé para varias piezas. También fue muy inspirador la mezcla arquitectónica, esta fusión entre torres nuevas y edificios históricos”.