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Desentubar ríos para combatir inundaciones

Por: Brenda Raya

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Te contamos en qué consiste un proyecto de esa magnitud y si se trata de una solución efectiva en una urbe como la CDMX

En los últimos meses la Ciudad de México ha experimentado récords históricos de lluvias. No ha habido semana que no veamos imágenes de avenidas con coches sumergidos, calles anegadas y domicilios destruidos por los caudales del agua. Los reportes oficiales dan cuenta de cantidades de lluvia inauditas; incluso el Centro Histórico se inundó, algo que no pasaba al menos hace 50 años.

Las precipitaciones intensas de esta temporada exponen la vulnerabilidad de la capital y el deterioro de sus sistemas de drenaje. Esto ha avivado la discusión sobre qué hacer para no estar condenados a inundaciones severas cada vez que caiga una tromba.

En este contexto se han puesto sobre la mesa propuestas que buscan enfrentar la crisis con proyectos regenerativos enfocados en restaurar la ciudad tal y como era antes: una llena de ríos. La propuesta en concreto es sacar a la superficie los ríos de la Ciudad de México que fueron entubados a lo largo de las décadas.

No se trata de una idea que haya nacido en la actual temporada de lluvias. Incluso, en las elecciones de 2024 uno de los candidatos a la jefatura de Gobierno de la Ciudad de México había propuesto desentubar los ríos de la capital empezando por el Río de la Piedad (que hoy está cubierto por el Viaducto Miguel Alemán). Entre los beneficios destacaba mejorar la gestión pluvial al reconectar el cauce con el ciclo natural del agua, evitar las islas de calor y embellecer la urbe.

Y aunque en el planeta existen casos de éxito de ríos que fueron desentubados como el Cheonggyecheon en Seúl (Corea del Sur), lo cierto es que se trata de una idea que implicaría enormes desafíos técnicos y económicos. Es por eso que en Chilango Diario entrevistamos a Omar Arellano Aguilar, doctor en Ciencias Biológicas y experto en toxicología ambiental, riesgo ecológico y justicia ambiental, quien nos habló sobre la factibilidad de desentubar los ríos de nuestra ciudad.

Antes que nada, Arellano explicó que un río urbano está formado a partir de cuerpos de agua fluviales, el cual “quedó atrapado dentro de una ciudad y está alterado fuertemente en su condición natural”. Añade que estos ríos “tienen características que ya no son totalmente naturales debido a la fuerte presencia de la sociedad, están muy modificados en cuanto a su flujo y su geomorfología”

¿Es reversible el entubamiento de los ríos?

Desde el siglo XVI se intentó desecar el sistema de lagos sobre el que se mantenía la CDMX, pero fue durante el Porfiriato cuando se consolidaron las obras que buscaban sacar las aguas de la cuenca, cuyo principal propósito era evitar inundaciones. 

“Nuestra ciudad, a diferencia de otras, creció desvinculada de sus cuerpos de agua. Sufrió muchas alteraciones a partir de tratar de expulsar el agua de la cuenca, al mismo tiempo de entubar los ríos que escurrían al lago… Los ríos se convirtieron en zonas de drenaje, realmente no se tenía un aprovechamiento de estos. Crecimos separados de ellos porque son ríos no muy caudalosos, no muy grandes como el río Manzanares en Madrid o el Sena en París… Nuestros ríos son más bien como arroyos que alimentaban al lago de Texcoco”, explica el experto.

Sobre la idea de desentubarlos como solución a las inundaciones, advierte que “recuperar un río no es quitarles el tubo y encauzar las aguas, se tienen que hacer estudios topográficos para saber cuáles serían los flujos naturales que tomarían los ríos en caso de desentubarlos”.

Y en efecto, no se trata de una medida mágica. Para que funcione su restauración deben recuperar su espacio fluvial ya que actualmente están encajonados en una distancia artificial de tres o cuatro metros, cuando son cuerpos de agua que requieren de un espacio más amplio para que puedan fluir, además de estudios del suelo y revegetación.

“Los ríos no son rectos, los ríos tienen sinuosidad, tienen meandros y a estos ríos [los entubados] se les ha perdido ese meandro generándoles líneas como si fueran drenaje y esto no es natural, por ejemplo, el río Piedad es un tubo recto”, explica el experto.

Y añade: “Hay que considerar que la Ciudad de México ha tenido hundimientos diferenciales. Debido a esto ha habido cambios que naturalmente hubieran generado modificaciones en el flujo de agua, entonces hay que considerar las pendientes que son muy distintas a lo que teníamos hace 100 años”

También hay que contemplar que un río expuesto en la ciudad implica un tratamiento permanente, porque sin un adecuado manejo se podrían generar nuevos problemas: “Ya lo desentubaron, pero ahora está pestilente porque no se han controlado las descargas, ahora se inunda más porque se desborda constantemente”. El éxito de esta medida depende también de los hábitos ciudadanos y la forma en cómo gestionan sus residuos urbanos.

Otras alternativas

Omar Arellano cree posible liberar los ríos de la ciudad, sin embargo, ve más factible en lo inmediato restaurar los cuerpos de agua que ya existen, así como recuperar algunas presas y lagunas de regulación. El hecho de estar asentados sobre una cuenca no significa que no podamos tomar acciones para evitar inundaciones tan dramáticas y sobre todo para cambiar nuestra relación con el agua, empezar a verla como parte de un ecosistema y no sólo un recurso.

De acuerdo con Globaqua, plataforma colaborativa de profesionales del sector del agua, desentubar sólo el Río de la Piedad implicaría un costo de 17,000 millones de pesos y un compromiso de mantenerlo en el largo plazo

  • 45 ríos tuvo la CDMX, de los cuales sólo el Magdalena, con 28 kilómetros de longitud, queda como el último río “vivo”
  • 5.8 kilómetros recorre el río Cheonggyecheon en Seúl, que fue desentubado en 2005 con un costo de 367 millones de dólares