Cuahilama es una zona arqueológica que se puede explorar de manera gratuita y contiene petroglifos prehispánicos del siglo XV
Por Edgar Segura*
Ocultos entre las calles escarpadas de la zona montañosa de Xochimilco se encuentran los vestigios del primer asentamiento de origen náhuatl del que se tiene registro en la Ciudad de México. Se trata de la zona arqueológica del cerro de Cuahilama, casi un siglo más antigua que Tenochtitlán o Tlatelolco, aunque mucho menos reseñada por las guías turísticas.
En las faldas del cerro ubicado en la comunidad de Santa Cruz Acalpixca, una reja que nunca se cierra marca la entrada a lo que en su momento fue un centro ceremonial fundado entre los años 1195 y 1265.
Al traspasar la entrada, una serie de escalones de piedra marcan el inicio del camino hacia la cima del cerro. Durante el ascenso, por las laderas de la montaña, asoman una serie de petroglifos (grabados rupestres) del periodo posclásico. Se trata de imágenes labradas en piedra que reflejan la cosmovisión de nuestros pueblos originarios.
“Aquí venían nuestros antepasados a venerar a sus deidades”, cuenta en entrevista María Teresa Herrera Ortiz, guía turística de la alcaldía Xochimilco. Chilango recorrió la zona arqueológica junto con la experta para conocer la historia de los grabados que alberga.
Antes de lxs aztecas
Para explorar este sitio arqueológico, María Teresa recomienda usar calzado cómodo y gorra para protegerse del sol, ya que será necesario subir por las laderas del cerro. Durante el ascenso, Herrera cuenta que Santa Cruz Acalpixca, la comunidad donde se encuentra el cerro de Cuahilama, es “el primer asentamiento de la Cuenca del Valle de México después de la erupción del volcán Xitle”, registrada alrededor del año 315.

Luego de que la erupción del Xitle destruyó la ciudad de Cuicuilco, durante los siglos posteriores la zona estuvo habitada únicamente por grupos cazadores y recolectores que se establecieron alrededor de los lagos de Chalco y Xochimilco. No fue sino hasta el siglo XII que se estableció la tribu que posteriormente pasaría a conocerse como el pueblo xochimilca.
Junto con lxs tepanecas, chalcas, acolhuas, tlahuicas, tlaxcaltecas y mexicas, lxs xochimilcas son una de las siete tribus nahuatlacas que llegaron desde el norte del país a poblar la cuenca del Valle de México.
De acuerdo con la mitología náhuatl, todas estas tribus provienen de un lugar llamado Chicomoztoc, que significa “lugar de las siete cuevas”. Cada una de estas cuevas corresponde a una tribu. Y de esas tribus, lxs xochimilcas fueron los primeros en llegar al Valle de México, un siglo antes que lxs aztecas.
“Los xochimilcas salieron en el siglo X de Chicomoztoc. Fueron más de 100 años los que peregrinaron y terminaron llegando a este cerro de Cuahilama, que es donde hicieron su centro ceremonial”, relata la guía.
Además del centro ceremonial, en Santa Cruz Acalpixca existió un asentamiento xochimilca que se extendió por varios kilómetros.
El dominio mexica
Para conocer la historia de los petroglifos que caracterizan a esta zona es necesario dar un salto hacia adelante un par de siglos, cuando lxs xochimilcas ya habían sido conquistados por lxs mexicas.
Al convertirse en el grupo dominante de la cuenca del Valle de México, los mexicas convirtieron este lugar en una especie de aduana. Gracias a su geografía montañosa, este pueblo permitía observar las canoas que circulaban hacia Tenochtitlán con tributos de otros pueblos para los tlatoanis. Es por ello que se le nombró como Acalpixca, que significa “lugar donde se vigilan las canoas”.
De acuerdo con nuestra guía, fue Itzcóatl, un gobernante azteca, quien conquistó Xochimilco y pidió que se grabaran los petroglifos en el cerro como tributo.
Actualmente, en el cerro de Cuahilama, que en náhuatl significa “cabeza de abuela” debido a su forma, se encuentran ocho petroglifos que representan la cosmovisión mexica. El primero que se observa al iniciar el recorrido es el labrado de Océlotl. Se trata de una piedra en la que se encuentra tallada la figura de un jaguar, que es un símbolo de guerra y fuerza.
Unos metros más arriba está el labrado de Itzcóatl. Esta figura honra al tlatoani mexica que conquistó Xochimilco a través de una imagen que representa el sometimiento de un teocalli o basamento piramidal. Más adelante se ve el labrado de Cipactli, imagen de un cocodrilo que representa el primer día del calendario náhuatl. Luego, a un lado de Cipactli, se puede apreciar el labrado de Xonecuilli, que representa el bastón de mando de Quetzalcóatl.
Al continuar subiendo el cerro aparece el labrado de Itzcuintli. Su imagen es la de un xoloitzcuintle, asociado al inframundo debido a que en la mitología mexica es la criatura que ayuda a las almas de lxs difuntxs a llegar al Mictlán.
También se puede apreciar el labrado de Papálotl-Huacalxóchitl. Muestra la imagen de una mariposa que está tomando miel de una planta sagrada. La mariposa representa el fuego, la guerra, los ancestros fallecidos y las mujeres fallecidas al dar a luz. Para los mexicas era un símbolo que garantiza la victoria en las guerras. Mientras que la flor huacalxóchitl se asociaba con propiedades curativas y se daba a los guerreros después de sus combates.
Finalmente, antes de llegar a la cima, está el Nahui-Ollin. Se trata de un grabado que reproduce la imagen que se encuentra al centro del calendario azteca. Es la misma que actualmente podemos observar en las monedas de $10. Representa el Quinto Sol, que en la cosmovisión mexica es la época en la que vivimos actualmente.
La zona arqueológica de Cuahilama se puede visitar de forma gratuita de lunes a domingo, las 24 horas del día. La entrada al sitio nunca se cierra ya que los vestigios se encuentran en un área de paso que comunica los dos extremos del cerro
- 7 tribus nahuatlacas llegaron desde el norte a poblar la cuenca del Valle de México: lxs xochimilcas fueron lxs primerxs
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*Texto adaptado para Chilango Diario