FOTO: RAFAEL AMED RIVERA

Las chinampas dieron vida a la capirucha

Por: Redacción

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Lxs xochimilcas perfeccionaron este sistema lacustre que luego formó Tenochtitlán, cuenta Yanet Cruz, encargada del Museo Chinampaxóchitl

Por Edgar Segura*

Las chinampas son mucho más que territorios ubicados en la periferia de la Ciudad de México. Son la base sobre la cual está construida gran parte de la capital. “Hay algunas zonas de nuestra ciudad, sobre todo el perímetro A y B del Centro Histórico, que podemos decir que están construidas sobre chinampas“, explica Yanet Cruz, encargada del Museo Chinampaxóchitl.

Este recinto, ubicado al interior del Parque Ecológico de Xochimilco, relata la historia de la Cuenca del Valle de México desde la perspectiva del sistema con el que los pueblos originarios lograron crear una ciudad flotante sobre un lago.

Como ejemplo de la forma en que el actual territorio de la CDMX se fue construyendo sobre chinampas, Yanet recuerda que lxs mexicas lograron conectar los islotes de Tenochtitlán y Tlatelolco a través de ellas: “Estaban separados, pero con el sistema de chinampas lograron crear una ciudad flotante maravillosa”. Y no fue un caso único, explica en entrevista con Chilango.

Tras siglos de un proceso de desecación de los lagos, la zona chinampera de la capital hoy está acotada a algunos puntos de las alcaldías Xochimilco, Milpa Alta y Tláhuac. No obstante, sigue siendo un ecosistema que concentra una gran biodiversidad y provee sustento para la alimentación de la población capitalina.

Una herencia de Xochimilco para toda la ciudad

Para contar la historia de la CDMX hay que empezar por Xochimilco. Bien es cierto que los primeros asentamientos humanos registrados fueron los de Copilco y Cuicuilco (entre los años 800 a.C. y 100 d. C). Sin embargo, esas civilizaciones quedaron sepultadas por la erupción del volcán Xitle. En cambio, lxs xochimilcas se asentaron en la Cuenca del Valle de México entre los siglos XI y XII d. C., esto es, casi 200 años antes que lxs mexicas.

Al igual que lxs aztecas, lxs xochimilcas eran un pueblo nahuatlaca que peregrinó desde Aztlán. “Ellos llegaron antes que los demás y se situaron en la zona de Santa Cruz Acalpixca, ese es su primer punto. Posteriormente se trasladaron a lo que hoy es el centro de Xochimilco“, cuenta Yanet Cruz.

La experta explica que, aunque no fueron ellxs quienes inventaron el sistema de chinampas, sí fueron quienes lo perfeccionaron. “Uno de los lugares por donde estos pueblos pasaron fue Teotihuacán. Cuando ellos pasaron, esta ciudad ya había decaído y sólo encontraron los restos de lo que hoy conocemos como Teotihuacán. Pero ahí fue donde aprendieron sobre este sistema de chinampas. Luego, al llegar a la zona de Xochimilco, se dieron cuenta de que aquí había agua y espacios que les permitirían desarrollar esta técnica y la perfeccionaron”.

Un par de siglos después llegaron lxs mexicas, que se convirtieron en el grupo dominante de la cuenca a partir del siglo XIV y crearon una gran ciudad flotante, Tenochtitlán, a partir de las técnicas que aprendieron de los xochimilcas.

La importancia de las chinampas sigue vigente

Aunque la zona chinampera se ha ido reduciendo paulatinamente desde la llegada de lxs españolxs, su importancia para el ecosistema capitalino continúa vigente.

Las chinampas son una maravilla de ingeniería agroalimentaria: “Lo importante de esta técnica es que, como las chinampas están rodeadas por canales, la tierra siempre está húmeda. Entonces, no se requiere riego. Además, las chinampas se conforman con materia orgánica de la zona; el mismo tule, el lodo de los canales y lo que las plantas van desechando se convierten en el cuerpo de la chinampa. Al descomponerse, eso se va convirtiendo en nutrientes”.

Aunado a ello, “lo que se hace es dividir la chinampa… Se hacen cuadritos y se siembra la semilla. Estos cuadritos se llaman chapines. Luego, esas semillas germinan y se convierten en una plantita pequeñita. Se saca la planta y se traslada a otra parte de la chinampa, donde entra a un espacio más amplio hasta que llega el momento de la cosecha. Esto permite tener hasta cuatro cultivos simultáneos, lo que con otras formas de producción es imposible”.

Gracias a esta técnica, la zona chinampera puede producir maíz todo el año, además de hortalizas como lechuga, rábano, verdolaga, flor de calabaza, acelga, cilantro, coliflor, apio, entre otros. Dicho de otro modo, de aquí proviene la base de la alimentación de las y los capitalinos.

“El sistema chinampero sigue teniendo las mismas funciones desde que fue creado. Es capaz de sostener una agricultura endémica de la zona con la intención de mantener a los pueblos”, comenta Yanet Cruz.

Un museo que valora las chinampas

El Museo Chinampaxóchitl, Flor de la Chinampa, alberga mapas antiguos que muestran los cambios por los que ha atravesado la Cuenca del Valle de México a lo largo de su historia. “La intención del museo, que abrió en octubre de 2022, es servir como un punto de referencia en el Parque Ecológico de Xochimilco donde se hable de la importancia de la conservación de la zona lacustre, la historia de la cuenca, su transformación y que es el último reducto que queda del sistema de lagos que existió”, comenta su encargada.

El recinto cuenta con réplicas y representaciones a escala de vestigios arqueológicos. Por ejemplo, hay una figura a escala de la Venus paleolítica, deidad que los pueblos originarios asociaban a la fertilidad de la tierra. También hay representaciones de Xicomecóatl y Xilonen, reinas del maíz; Xántico, diosa del fuego; y Toci, madre de los dioses.

Además, tiene una réplica del Códice Boturini, que cuenta la historia de la peregrinación de lxs mexicas desde Aztlán hasta Tenochtitlán. Obras de arte basadas en el ecosistema chinampero y un ajolotario completan la oferta cultural.

Desde 1987 los canales y chinampas de Xochimilco y Tláhuac fueron declarados Patrimonio Cultural de la Humanidad. En 1992 se declaró la zona como Área Natural Protegida y en 2004 se reconoció su importancia para la conservación de las aves migratorias

  • El Museo Chinampaxóchitl abre de martes a domingo, de 09:00 a 18:00. La entrada es gratuita
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*Texto adaptado para Chilango Diario