Entre estereotipos, cambios tecnológicos y la lucha por reconocimiento, el trabajo de las secretarias ha evolucionado, pero sigue siendo vital en las oficinas chilangas
Le pregunto a María de Jesús si convertirse en secretaria le cambió la vida. No lo duda y responde con firmeza: “Sí”. Conocer su historia lo explica más: su padre se negaba a dejarla estudiar porque “la mujer sólo era para el hogar”, pero logró obtener su permiso para ingresar a la carrera técnica. Ella quería ser “licenciada”… aunque esto ya era un avance.
Me quedo con la duda de qué habrá pensado su padre después. María dice que jamás le dijo nada, sólo recuerda cómo cada vez que pagaba su colegiatura le reclamaba porque creía que pronto se casaría y abandonaría su trabajo. Pero eso no pasó. Incluso antes de fallecer, él atestiguó cómo fue la única de 11 hermanos que pudo obtener un trabajo estable, se convirtió en sostén de su propia familia, creció a nivel laboral y nunca, nunca, lo descuidó económicamente.
Con 44 años de experiencia, María de Jesús es un ejemplo de lo que un oficio rodeado por estereotipos y prejuicios fue capaz de lograr. No podemos decir que para todas las secretarias en México hubo un final feliz; sin embargo, definitivamente se debe reconocer que ser secretaria es más que sacar copias y acatar órdenes de un jefe.
Detrás de la máquina de escribir
Antes del siglo XXI, el trabajo de secretaria era muy popular. Diferentes fuentes atribuyen su surgimiento a la máquina de escribir, comercializada en serie desde 1873, tiempo en el que las mujeres comenzaron a ser aceptadas en las escuelas comerciales. Se dice que ellas eran más rápidas en la mecanografía y eso les abrió su oportunidad en el secretariado, aunque también se infiere la influencia de la relación jerárquica entre el hombre y la mujer.
El auge vendría después de las guerras mundiales, cuando las mujeres tuvieron una mayor incorporación al mercado laboral. Para 1942, Estados Unidos ya tenía la Asociación Nacional de Secretarias y una década después la Semana Nacional dedicada a ellas. Nuestro país tardó un poco más. Hasta 1958, María Luisa Rodríguez, presidenta de las Secretarias Ejecutivas de México, impulsó la creación de un día en su honor.

Ser secretaria implicaba actividades como tomar dictados (con taquigrafía), contestar llamadas o correspondencia, redactar documentos, organizar la agenda… Pero desde la década de 1960 se hizo más notorio el establecimiento de “códigos” fuera del trabajo mecánico. Algunas escuelas incorporaron lecciones de comportamiento, maquillaje y vestimenta, mientras que literatura de la época daba tips para ser “más atentas con los jefes”.
Además, era normal que el puesto fuera transicional entre la soltería y el matrimonio, siendo intercambiado por la faceta de ama de casa. Entre los años 50 y 70, la mayoría de las mujeres mexicanas se casaba pocos años después de cumplir los 20, observa el artículo “Las mujeres en el mundo laboral mexicano (1950-2000)” de Alef Pérez Ávila.
Las secretarias sirvieron de inspiración para sueños, así como para estereotipos, y la cultura popular dio cuenta de ello. Programas de televisión (¿recuerdas Mi secretaria con Lupita Lara?), películas (como Nine to Five con Jane Fonda), libros y canciones (entre “La secretaria” de Mike Laure, la “Secretaria” de Mocedades y la “Pobre secretaria” de Daniela Romo) las tomaron como protagonistas de historias de amor y comedia, pero algunas veces también de manifestación ante la sexualización.
Así como eran retratadas como amantes o eternas “solteronas”, también había una lucha por más reconocimiento. El contexto cambió entre las décadas de 1970 y 1980, dejando atrás, especialmente en esta última, los años en los que menos de una quinta parte de las mujeres trabajaba, de acuerdo con Pérez Ávila. El trabajo se coordinó con el cuidado del hogar.
La palabra “secretaria” perdió fuerza entrando el nuevo siglo. Nombres como asistente, auxiliar o administradora se convirtieron en mejores sustitutos, dejando la puerta abierta a los hombres para ejercer la profesión. La plataforma Data México de la Secretaría de Economía revela que al cuarto trimestre de 2024 había 455,005 mujeres y 24,596 hombres trabajando en funciones secretariales. En la CDMX lo hacían 61,535 mujeres y 494 hombres.
Sin temor a la tecnología
Paola ha trabajado tanto en el sector privado como público, y aunque considera que cada uno tiene sus propias características, presume que su vocación se mantiene intacta a más de 20 años de experiencia. No tiene problema en ser llamada secretaria o asistente administrativa, para ella no cambian demasiado: “Porque, al final, es poder apoyar y asistir a tu jefe o jefa”, explica.
Y si bien las máquinas de escribir han quedado en el pasado, opina que la tecnología actual no es una enemiga. La ve como una herramienta que le simplifica mucho el trabajo y a la cual se adapta: “Aunque conocemos a Siri y Alexa, que son increíbles porque te encuentran de todo, la tecnología es una herramienta conjunta. El correo no se manda solo, el documento lo tienes que elaborar, no se piensa solo”.
Además de que está el aspecto personal. Paola afirma que si tuviera que elegir un ejemplo de la cultura pop al cual se parece, sería a Andy de El diablo viste a la moda porque su trabajo ha llegado a ser de 24/7, viendo aspectos tanto laborales como personales de sus jefes. Esa característica se mantiene, la de la cercanía, pero no desde el estereotipo.
Resume todo el trabajo de secretaria en una palabra clave: eficiencia. Y si miramos atrás, verdaderamente es la que resalta entre la confianza, la presentación, el nuevo multitask y la actitud de servicio.
“Secretaria/o” proviene del latín secretarius, que a su vez deriva de secretus, que significa “separar” o “distinguir” y refiere a “secreto”. En la antigüedad, la persona denominada así llevaba con discreción información de un superior, por lo cual siempre debía ser alguien honorable y de confianza
- El tercer miércoles de julio se celebra en México el Día de la Secretaria. Este año cae en 16 de julio
- Liliam Sholes es considerada la primera secretaria registrada por la historia, debido a que se dedicaba a hacer demostraciones con la máquina de escribir