Chilango nostálgico: cosas que coleccionabas en tu infancia

Ciudad

Todos, en algún momento de nuestras vidas, hemos fanáticos de algunos artículos, al grado de hacer enormes colecciones y de ir por toda la ciudad, en busca de ese preciado artículo que complementará nuestra colección

La etapa de la niñez fue cuando te convertiste en un coleccionista de primera. Bastaba con que un objeto te llamara mucho la atención o que tus amigos y compañeros de la escuela tuvieran una nueva afición para que, inmediatamente, te pusieras el propósito de recolectar las piezas más importantes para ganarle a los demás armándola más rápido. Aquí te mostramos un pequeño recuento.

 

Tazos  Looney Tunes

Aunque existieron tazos de todo tipo de personajes, como Dragon Ball o Pokémon, lo cierto es que los pioneros fueron los Looney Tunes. Salían en las bolsas de papitas y la emoción que sentías al descubrir uno nuevo era lo máximo.

Álbumes de Dragon Ball 

La serie que todos hemos visto repetidamente, lanzó en los noventa un álbum. Era clásico que cada que ibas a la tienda querías comprar todos los sobres en donde venían las estampas, para así llenar más rápido tu revista.

Cabezones 

Si desde chiquito eras pambolero de corazón, seguro que armaste la colección con estos muñecos cabezones que materializaban a las estrellas de fútbol del momento. La verdad es que para algunos no servían tanto como un juguete, sino como un adorno que colocaban en alguna repisa donde se pudieran apreciar.

Hielocos

Estos famosos seres tenían formas medio raras, aunque en su mayoría eran alienígenas. Para conseguirlos tenías que juntar tapas de resfresco y pagar unos cuantos pesos para conseguir las bolsitas en las que venían de dos en dos. La neta estaban bastante graciosos y hacían que tomaras más refresco.

Pepsilindros

¿Quién no los recuerda? No importaba cuántos tuvieras, siempre querías más. Podías encontrar diversas ediciones de ellos, los de Batman, o de los Tiny Toons. Aquí también tenías que aplicar la de juntar corcholatas y pagar algunos pesos en la tiendita o en los camiones repartidores.

Chinos

Estas pulseras delgadísimas eran usadas por todos. Estaban hechas para que te dieran suerte y cada color tenía un significado diferente. Entre más llenas tuvieras las muñecas de ellas, más suertudo te sentías.

Yoyos de Coca-Cola

Estos yoyos fueron más old school, todos tenían el nombre de cada refresco de la marca y la parte transparente hacía que se vieran más originales. Estaban los normalitos, y los que tenían más onda que, extrañamente, siempre los usaban quienes se sabían los trucos más difíciles.

Cajitas Sonric’s

Eran otra de esas cosas que, cuando veías, de inmediato le decías a tus papás que te compraran y no descansabas hasta conseguirlas. La verdad es que los dulces que tenía en su interior eran los más chafas de la marca, pero el motivo por el que las comprábamos era por que los juguetes estaban muy bien hechos y los personajes eran nuestros favoritos.

Monstruos de bolsillo

Había lobos, vampiros, dragones y otros seres terroríficos. La colección era de 47 piezas y los que de plano se esmeraron en tener hasta la última figura, también consiguieron el volcán que se adaptaba a la pared en dónde cada uno tenía un lugar privilegiado.

Pepsi cards

Estas tarjetas  eran las meras, meras, si de superhéroes se trataba. Pero no sólo los tenían a ellos, sino también a todos los archirrivales y villanos de Marvel Comics. Las tarjetas venían dentro de sobres en los que habían cinco tarjetas diferentes, en total eran 129. Las Pepsi cards llegaron a ser tan cotizadas, que hasta la fecha hay coleccionistas que pagan a precio de oro las piezas más originales.

Tarjetas Bimbo NFL

Hace casi dos décadas estás tarjetas hicieron que algunos niños chilangos que no era tan aficionados a la NFL, se convirtiera en un coleccionista de estas tarjetas. Habían dos versiones, la normal en donde venía la foto del jugador y su posición en el equipo y las lenticulares, en donde los jugadores hacían los movimientos de sus jugadas.

Shampoo surprise

¡Otro motivo más para que te aventaras un berrinche! El shampoo con olor a chicle que guardaba en su interior un juguete, fue de esas cosas que sólo los niños con más dinero podían tener cada que quisieran, de lo contrario tenías que esperar a que tu abuelita o tu tío favorito te lo regalara. El premio mayor era un lingote de oro que salía en uno de cada 100.

Aviones de unicel

Para los fanáticos de armar cosas, estos aviones eran la novedad. Tenían diferentes formas: animales, herramientas, comida y personas. La idea era que fueran aerodinámicos, pero la punta de plástico que tenía en la parte del frente daba la sensación de que los hacía más pesados y se terminaban estrellando en el suelo.

Monstruos del ritmo

Estas eran unas estampas musicales que venían en forma de carpetas, que al abrirlas tenían canciones de diferentes géneros musicales. Esta colección la lanzó Sabritas, y cada monstruo tenía un nombre que hacía referencia a algún ritmo musical.

Cascos Danesa 33

Esta cadena lanzó sus propios artículos coleccionables: unos cascos de fútbol americano. Cuando ibas a Danesa te servían el helado dentro de estos cascos que estaban bien identificados con los logos de cada equipo de la NFL.

(Fotos: Cortesía)