Cultura sonidera: conoce a las sonideras chilangas y su munda

Por: Redacción
Compártelo en tus redes...

Lo que nació como una tradición de la cumbia ha evolucionado a sonideras trans, sonideras mexicanas en Estados Unidos, sonideras virtuales, sonideras rock y más

La munda de las sonideras es una historia oral que podría contarse en sonidas. El uso de la a en esta palabra no es un error, sino la primera palabra que define esta munda: “sonida” es esa sensación producida en el oído, sobre las calles, por la vibración de las bocinas a cargo de una sonidera.

Es mucho más que un sonido: al micrófono, las sonideras convierten música como el son cubano o el heavy metal en algo mucho más personal. No es tampoco la mera fiesta que un sonidero (varón) implanta sobre las calles: es algo íntimo. La intimidad es la constante de cualquier sonidera chilanga. Particularmente con dos cosas: los chapopotes (que en esta munda es la palabra que se usa para nombrar a los discos de vinil) y con Tepito.

LA SOCIA

En la munda de las sonideras, la primera fue La Socia: Guadalupe Reyes Salazar, quien contribuyó a generar algunos conceptos que definen al oficio sonidero. Como su sobrenombre, Guadalupe Reyes se sentía una socia de sus amistades y de su comunidad, y más que eso, sentía su apoyo. Entre sus amistades destacó Ramón Rojo Villa, quien actualmente es Sonido La Changa.

En su adolescencia, Ramón recibió de La Socia todo lo que una amiga puede compartir de forma desinteresada; ella incluso le dio un hogar a Ramón por una breve temporada. La Socia inició con sus tardeadas entre los 18 y 22 años. Ella fue el primer equipo de sonido (de sonida) que tocaba siete días a la semana, con una sede específica para cada día. Al no usar micrófono, La Socia utilizaba una sonida mezclada, una voz que todas las sonidas usan, mezclándola con discos importados de La Sonora Matancera, chapopotes que nadie tenía en Tepito, con versiones o canciones desconocidas.

Con esos chapopotes que solo ella tenía se volvió emblemática. Tuvo un mundo lleno de cariños pero no del reconocimiento en vida: murió joven, a los 39 años, por situaciones del corazón.

DETRÁS DE LOS CHAPOPOTES

Hoy el mundo de las sonideras no es más reconocido. Las sonideras que están pagadas en eventos son pocas: demasiadas de ellas piden a los organizadores tocar gratis, aunque sean tres temitas, y eso sin intro, porque entre melodía y melodía que se baila las sonideras ponen una intro para presentar el tema. En esos espacios, algunas sonideras han sabido construir un lenguaje.

Ser sonidera no se trata de ser la más fregona, la más líder, la más acá: se trata de saber quién eres tú, de encontrarte en un paisaje de cumbia mientras usas el micrófono. A diferencia de los hombres sonideros, que producen efectos para hacer la voz más grave o más profunda, las sonideras no utilizan estos efectos y la grabación que usan es casi directa y natural.

LAS OTRAS SONIDERAS

No todo es color de rosa entre sonideras: Sonido Canela (Gina Jiménez) asegura ser la primera sonidera; considera que La Socia, al no usar micrófono, no era sonidera. Sonido Canela dice ser originaria de Tepito y la idea del nombre de su sonido la planificó con Luis Matanzas Cuba; sea como sea, es pionera.

Hace siete años que realiza transmisiones por Facebook live donde toca y manda saludos desde el Norte de California, lugar donde reside. Así como Sonido Canela, muchas otras hacen transmisiones, aunque a últimas fechas esta red social ha detenido la mayoría por cuestiones de derechos de autor. En Estados Unidos también hay más sonideras como Sonido Yare (Carmen Mejía) de San Diego, o Sensación Metálica (Patty Munguia) de New Haven, Connecticut.

Quien desconoce este mundo desconoce que existen sonideras en Estados Unidos así como también desconoce, por ejemplo, que existen sonideras rockeras tocando en San Lázaro, Los Reyes, Valle de Chalco, Chalco, Texcoco, Ecatepec, Chimalhuacán y Nezahualcóyotl.

Las sonideras dejaron de usar la calle, pero no dejan esa relación con sitios públicos. La Mujer Biónica toca usualmente en canchas públicas; también está el proyecto naciente de la Marea Morada, que recién inicia en la Fuente de Venus de La Alameda Central. Muchas ahora tocan más en museos, instituciones públicas, clubes y bares, que en eventos sonideros donde hay un cartel con compañeras y compañeros del gremio.

Esto es polémico: hay quien sólo considera sonidera a quien toca en eventos sonideros. Espacios como Marea Morada vuelven a poner a las sonideras en un espacio público. La sonida que lleva vibraciones a nuestros pies y oídos viene de muchas sonideras que quedaron sin mencionar; queda en el aire la invitación a que vayamos a buscarlas en Facebook (red social por excelencia de las sonideras), queda la invitación a buscarlas en espacios públicos, a meternos más en esa munda que a veces nos pasa desapercibida.

*Texto adaptado para Máspormás. CHILANGO IMPRESA, SEPTIEMBRE, PÁGINAS 26-35

Fotografía: Paulina Figueroa