De vuelta a Acapulco: actividades que puedes hacer para divertirte

Por: Redacción
Compártelo en tus redes...

Fotografía: cortesía. Texto por Ivett Rangel

Para cualquier citadino, Acapulco es como un segundo hogar… con playa. Como siempre queremos volver, acá algunos planes que no debes dejar pasar por alto en el puerto

El puerto de Acapulco es un destino turístico emblemático de México que cautiva a visitantes de todo el mundo con su historia rica, su impresionante belleza natural y su ambiente festivo. Ubicado en la costa del Pacífico, este puerto ha sido durante mucho tiempo un punto de referencia histórico y cultural para el país, atrayendo a viajerxs con su irresistible combinación de tradición y entretenimiento.

Esta bahía ofrece algunas de las playas más hermosas, como la famosa Playa Condesa y la Playa Caleta, ideales para disfrutar del sol, el mar y una amplia gama de deportes acuáticos. Además, lxs amantes de la aventura pueden zambullirse en la emoción de los acantilados de La Quebrada, donde valientes clavadistas se lanzan desde impresionantes alturas hacia el mar.

La vida nocturna de Acapulco es igualmente cautivadora: los restaurantes, bares y clubes ofrecen una mezcla de cocina tradicional mexicana e internacional, y la música y el baile se extienden hasta las primeras horas de la mañana. Acapulco representa ese deseo inherente de pasarla bien fuera de la Ciudad de México, ya sea con el pretexto de un “puente” o de unos días para desconectarse de la rutina diaria.

Quizá sea por su ubicación, a menos de cuatro horas en automóvil por la Autopista del Sol (de caseta a caseta), que definitivamente su cercanía al corazón de lxs chilangxs es irrefutable. Aunque, ¿realmente conocemos este puerto del Pacífico mexicano? Porque el hechizo de permanecer frente al mar en un camastro parece inquebrantable, pero hay muchísimo más por hacer que sólo conseguir un buen bronceado.

PARA DARLE LA VUELTA

Además de los atractivos famosísimos que ya todxs conocemos, como La Quebrada, un gran plan fuera de lo cotidiano es emprender una caminata por el Fuerte de San Diego, ese monumento en forma de estrella construido en el siglo XVII para proteger al puerto de los ataques y saqueos de piratas y que hoy sirve como museo histórico. También podemos navegar por curiosidad hacia la Isla de la Roqueta para ver a la Reina de los Mares y conocer la nada secreta Playa Palmitas, como suelen presentarla los costeños, aunque aún nos falta surcar los mares en un catamarán privado sin rumbo fijo.

A bordo de “Cetáceo”, de AcaScuba, está la promesa de una aventura privada para dos personas o hasta 40. Cada quien decide cómo deleitarse en el mar, y comprobamos una y otra vez que es más divertido y apacible recorrer la costera Miguel Alemán en calandria por la noche que durante el día, porque el verdadero oasis de frescor en las horas más calientes del día se encuentra enclavado en la montaña, en la zona de Las Brisas: el Jardín Botánico de Acapulco es un museo viviente con más de 6 mil plantas y árboles en el que se aprende sobre la selva subtropical (que distingue a este puerto) y que tiene una de las más hermosas vistas de la bahía.

En esa misma área hay dos albercas de agua salada que se alimentan con el agua del océano Pacífico. En el club de playa La Concha del hotel Las Brisas, todo un ícono en el destino, se encuentra esta opción para quienes no disfrutamos mucho del oleaje y la arena pero sí de mantenernos en la “agusticidad”.

EN ACCIÓN SOBRE LAS OLAS

Y sí, hemos saltado olas en una banana y en motos acuáticas, pero nos resulta más emocionante mantener el equilibrio sobre un paddle board o un kayak. Con sólo una fruta en el estómago hay que lanzarse lo más temprano posible a la Zona Dorada para poner a prueba la motricidad.

En la playa que está frente a la célebre Diana, los guías de SUP Aca se aseguran de que todos puedan rodear El Morro sobre la tabla y con el remo en las manos, o dentro de un kayak sin voltearse. ¿El premio? Un chapuzón, o dos, en una bahía que a esa hora parece privilegio de unos cuantos. Igualmente siempre pasamos por Pie de la Cuesta, Puerto Marqués y Punta Diamante para respirar ese aire de familia en nuestros lugares favoritos, pero esta vez decidimos ir más allá, hacia la zona de Barra Vieja y hasta la Laguna de Tres Palos.

Damos un paseo en lancha entre manglares hasta un jardín de nenúfares, avistando patos, garzas blancas y cormoranes, para conocer este cuerpo de agua que es tres veces más grande que la bahía de Acapulco y en el que el tiempo es completamente distinto. Sin embargo, no importa qué más podemos descubrir en cada viaje, hay un instante en el que nadie quiere hacer nada salvo tener los ojos clavados en el horizonte. Cada atardecer, Acapulco regala un momento de introspección que siempre concluye con un “gracias, hasta reencontrarnos otra vez”.

*Texto adaptado para Máspormás

CHILANGO IMPRESA JULIO, PÁGINAS 88-89

¿Te gustaría aprender más de la CDMX? escucha nuestro podcast de Máspormás y disfruta de la mejor información.