Escena del crimen: el simulador forense de la UNAM para resolver crímenes

Por: Redacción
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En la CDMX existe un espacio donde se recrean crímenes reales y se simulan otros hechos delictivos con fines científicos, se trata de Escena del Crimen, un aula especial dentro de la Escuela Nacional de Ciencias Forenses de la UNAM

Uno de los trabajos que pasan desapercibidos entre la ola de crímenes, violencia y la nota roja en México es el de los científicos forenses. “Los científicos forenses coadyuvan a la investigación de los hechos delictivos y a establecer a los responsables para que se haga justicia”, explica el maestro Joshua Vargas Plata, profesor de Métodos de Investigación de la Escuela Nacional de Ciencias Forenses.

Cada año, ingresan a esta escuela de la UNAM 36 alumnos que buscan formarse como forenses o criminólogos. Los egresados pueden trabajar en el sector privado en la investigación de fraudes, lavado de dinero o robos de identidad; además, en el sector público son un eslabón fundamental del sistema judicial. “Colaboramos con los organismos que procuran o administran justicia: fiscalías, servicios periciales, la Sedena, la Marina, cuerpos policiacos, la Guardia Nacional y comisiones de búsqueda de personas”.

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¿Cómo se forma un forense?

La ciencia forense es una carrera de ingreso indirecto, lo que significa que para cursarla primero es necesario pasar el examen de admisión de una carrera afín, como psicología o medicina. Luego, hay que cursar al menos un año de esa carrera para presentar el examen de admisión a la Escuela Nacional de Ciencias Forenses. Una vez aquí, se recibe una formación multidisciplinaria.

“El científico forense tiene un perfil muy complejo. Es muy amplio porque es multidisciplinario. No solamente es una formación criminalística en la parte de la investigación de una escena del crimen o de un lugar de intervención o de investigación, sino que va más allá. Tiene aspectos jurídicos, químicos, físicos, biológicos, matemáticos, una parte de psicología y ciencias exactas para poder analizar todo el hecho y las causas que lo originan”. Por supuesto, lidiar con casos de muerte violentas también es un trabajo estrechamente ligado con la psicología. Es necesario entender la mente de los perpetradores de los crímenes, pero también se tiene que atender la salud mental personal.

Escena del Crimen, el simulador de la Escuela Nacional de Ciencias Forenses

Dentro de toda esta formación hay un espacio particularmente importante. Se trata del salón conocido como Escena del Crimen. Este lugar cuenta con un amplio mobiliario para recrear todo tipo de casos: tienen sillas, mesas, puertas, ventanas y muebles para crear escenarios de distintos niveles de complejidad; pueden agregar huellas digitales, pigmentos de sangre, material genético y más, para que los estudiantes investiguen situaciones que van desde un robo a casa habitación hasta enfrentamientos entre grupos criminales, homicidios y riñas.

También pueden involucrar armas blancas, armas de fuego y otros objetos. “Lo que se hace es una simulación, una representación de hechos ya ejecutados. Son casos que han sido relevantes y se simulan. Se hacen estas reproducciones con apego a la realidad, pero sin el riesgo que implica estar en el espacio físico”. Al trabajar en este simulador, los aspirantes aprenden a obtener huellas dactilares, así pueden identificar a los posibles autores materiales de hechos delictivos. También aprenden a extraer muestras reales de material biológico, a trasladarlo a laboratorios y procesarlo como evidencia.

Lidiar con muertes violentas

De acuerdo con Joshua, uno de los aspectos más complicados del trabajo forense es lidiar con el impacto psicológico que implica conocer a detalle casos de homicidios violentos. Para ello, es indispensable atenderse psicológicamente y separar el ámbito laboral del personal. “La atención psicológica es muy importante para no absorber esos hechos externos hacia tu persona y hacia tu vida; no hay que llevarlos hacia tu núcleo familiar, debes separar tu profesión y tu trabajo de tu vida personal. Nada de lo que realizas en el trabajo debe ser comentado con tus familiares”.

Por otro lado, investigar este tipo de casos conlleva una gran responsabilidad: las filtraciones a medios de comunicación pueden entorpecer una investigación o resultar revictimizantes. Al respecto, Joshua apunta que en la Escuela Nacional de Ciencias Forenses también se imparte una formación en aspectos éticos y jurídicos. “Este tipo de casos relevantes, de alto impacto social, se difunde con gran facilidad información, fotografías, videos, audios. En ocasiones muchos testigos, familiares o algunos operadores dentro del sistema divulgan esta información, la cual tendría que ser reservada. A nuestros alumnos se les forma y se les fomentan valores para que sean totalmente objetivos, imparciales y para que se apeguen a los derechos humanos. No se debe revictimizar a las víctimas”.

Texto por Edgar Segura. Fotografía: Sarahí Rosas