¿Cómo reconocer a un chilango en vacaciones?

Ciudad

Es verano y comienza la invasión chilanga a playas y pueblos mágicos para escapar del esmog de todos los días. Es la oportunidad perfecta para hacer notar nuestra incomparable presencia. Aquí te dejamos algunas de las principales características de un chilango en vacaciones por las que puedes identificar a uno

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A la alberca con playera

Típico de todo chilango que va a la playa y se le hace fácil meterse al mar o a una alberca con playera y short. Ha de creer que está en la fuente de la Alameda o de Revolución.

Con un ojo al gato…

Es medianoche, camina por el malecón y, aunque está más tranquilo que un panteón, va volteando cada cinco minutos hacia la derecha e izquierda como si estuviera en la Doctores.

El gran debate

Va preparado como todo un experto con un discurso y una presentación de Power Point para defender por qué las quesadillas pueden no llevar queso. Para cerrar, pide una quesadilla de pollo.

Matapasiones

Es inconfundible. Solamente un chilango lo haría: ponerse chanclas con calcetas. ¿Por qué? ¿No quieren que se les ensucien los pies? ¿Quiere conservar el sutil aroma del Metro en sus patrullas?

No aguantamos nada

La contaminación ha truncado la evolución del chilango, por eso no se adapta a ningún clima. Si estando en la ciudad se queja todo el tiempo, cuando está de vacaciones es peor.

Centro del universo

Según la mitología chilanga, el Big Bang sucedió en la CDMX hace 13 millones de años y de ahí nacieron Monterrey, Puebla, Cuernavaca y más. Cree que por ser chilango conoce todo el mundo.

Síndrome del jamaicón

Extraña tanto la comida chilanga que se la pasa buscando restaurantes de cadena, taquerías y fonditas. Extraña tanto las guajolotas que hasta quiere meter la torta ahogada en un bolillo.

El eterno compañero

Jamás va solo de vacaciones: el estrés lo acompaña en su viaje. Está en un pueblo mágico y va caminando como si estuviera en el trasbordo de Pantitlán, aunque esté en medio de la nada.