Chili’s, las favoritas de muchos

Comida

Lo dije hace un tiempo en esta columna y pensé que lo iba a repetir al hacer una reseña de Chili’s: “son las más decentes de su segmento, pero dependen mucho de la sucursal a la que vaya uno, cómo descongelan la carne”. Efectivamente, depende mucho del contentillo de los cocineros para que esta burger sea confiable o no. Siempre me ha sacado de un apuro, pero ahora, cuando tengo que ir, lo dudo cada vez más. En papel suenan muy bien, pero a la hora de la hora nunca cumplen cabalmente.

Había estado viendo publicidad y descubrí que había nuevas burgers. En un apuro, caí en el restaurante de Pabellón Polanco. Pensé que por ser mundo godín serían de las buenas, pero me temo que no. Hay muchas opciones de burgers, lo cual es bueno, pero para mantener un parámetro de comparación, me fui por la que debería de ser el benchmark: la Bacon Burger (226 gramos de carne de res con una buena porción de tocino, queso cheddar, mayonesa, pepinillos caseros, lechuga y jitomate).

La recuerdo bien, de hecho es de las burgers más socorridas y más consumidas de este segmento. Tardó poquito en llegar y, cuando finalmente la tuve enfrente, la reconocí sin problema. Como todo este tipo de comida, luce muy bien, aunque sustancialmente diferente a la foto del menú. Pero tenía buena pinta. Procedí a quitarle la cebolla, ponerle un poco de ketchup y hacerle los honores.

Primera mordida y un hilito de grasa escapó del platillo y casi mancha mi camisa. No me gustó. Me supo más a grasa que a carne. El pan, normalmente decente, ahora se rompió de la tapa y la base resultaba demasiado panosa y grande como para el tamaño del pattie de carne. Me la eché, pero fue de esas veces que hasta me sentí culpable por meterme las 1,390 calorías que indicaba el menú. No me gustó nadita.

Generalmente los restaurantes de este segmento saben de un modo. Esta vez me sorprendió mucho cómo ha decaído el tamaño y, por ende, la calidad de la hamburguesa. La congelación sabe. Mucho. Y esta vez no supo nada rico.