Entre pinceles y guitarras

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Alison Mosshart estuvo en la CDMX para preparar e inaugurar su expo “Side Effects”. La muestra se compone de más de 70 piezas, 30 de ellas hechas durante su estancia en la ciudad.

Por Eduardo García

En un escenario ideal, el contacto con el arte se tendría que dar desde que somos niños, de manera natural y sin imposiciones. Así le sucedió a Alison Mosshart, vocalista de The Kills, quien además formó parte de The Dead Weather, agrupación donde tocaba con Jack White y Dean Fertita, de Queens of the Stone Age.

Antes de imaginarse de gira en gira alrededor del mundo con su banda, Alison Mosshart sabía que deseaba pintar porque eso la hacía feliz. Desde el pasado 5 de mayo y hasta el 5 de junio, en Panteón (Donceles 66, Centro) se encuentra “Side Effects”, la exposición que, a través de más de 70 pinturas, nos da la posibilidad de acceder a una faceta poco conocida por muchos seguidores de la banda.

Alison fue invitada para exponer en la Ciudad de México y sin dudarlo aceptó. Durante más de una semana residió en un estudio que está en la azotea del número 66 de la icónica calle Donceles, en el corazón de la capital. Aunque la cantante nacida en Florida, Estados Unidos, ya había tenido otra muestra llamada “Fire Power”, la idea de venir a México era presentar algo diferente. Alison Mosshart trabajó en varias obras para “Side Effects”, pero le fue imposible no comenzar a crear cuando llegó a Panteón.

Alison Mosshart nos contó cómo fue trabajar en este proyecto y cómo hace para compaginar la música con la pintura.

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¿Cuándo descubres tu gusto por pintar?

Cuando era una niña me encantaba dibujar, pintar y crear cualquier tipo de cosa. Simplemente lo supe, tal como la música, era algo que me hacía feliz y me divertía, además era buena en ello. Creo que cuando eres joven y encuentras algo en lo que eres buena, dices: “Esto es lo mío”. A partir de ahí, comienzas a conocer a otra gente que está interesada en las mismas cosas que tú, que dibujan todo el día y que escuchan música chida; luego creas un círculo y creas tu banda. Es algo que te define.

¿Hay alguna relación entre tu trabajo como pintora y tu lado musical?

Sí, creo que es exactamente lo mismo. Una parte siente a la otra y, a la vez, la otra hace lo mismo. Cuando estoy pintando comienzo a pensar en cosas que quiero tocar, así que me detengo y tomo la guitarra. Es como si mi cerebro estuviera de un lado para otro. Entonces pintar y hacer música, para mí, es casi lo mismo. Siempre dibujo en el estudio, de hecho pinto en backstage cuando estamos de gira.

¿Encuentras similitudes entre tus distintos instrumentos de trabajo?

Para mí, la guitarra es algo loco y muy misterioso, porque es muy difícil. Llevo pintando más tiempo de lo que he tocado la guitarra, mi herramienta es mi voz. Comencé a tocar guitarra hasta que iniciamos con The Kills y tuve que aprender porque solo somos dos, así que Jamie, mi compañero, me dijo que tenía que hacerlo y no solo quedarme parada. Entonces me vi forzada y ahora estoy muy feliz de poder tocarla, porque es un instrumento muy libre. Tal como un pincel me va guiando en la pintura, la guitarra me ayuda a crear canciones.

¿Qué es lo que te permite expresar la pintura que no puedes hacer a través de la música?

Hacer una pintura es algo muy personal que haces por tu cuenta, mientras que crear música es algo que haces con otras personas, así que si tengo algún sentir, simplemente lo escribo, pero al final es una especie de combinación con lo que siente alguien más, pues tiene que ir acompañado de los ritmos e instrumentos. Aunque es un mensaje y tiene un significado, es algo muy distinto a lo que haría cuando estoy pintando, porque escribir canciones tiene este lado de la poesía que lo ata al ritmo y a las rimas, y aunque quieras decir más, no puedes, porque el espacio no es tan grande, y eso es lo que me permite la pintura.

¿Divides de alguna forma tu trabajo cuando estás en casa?

Lo hago al mismo tiempo. Tengo un cuarto en casa al que yo llamo “mi estudio”, aunque no lo sea, donde, de un lado, pongo todo lo relacionado con música y en el otro, tengo un escritorio enorme con todas mis cosas. Alrededor de mí hay pinturas y guitarras todo el tiempo.

¿Cómo preparaste “Side Effects”?

Pinté durante cuatro meses antes de venir aquí, y ya estando en México, en una semana y media, he pintado la misma cantidad. Todas esas pinturas están en la exposición. Desde que llegué a la ciudad no hice más que pintar y tomar café y, de hecho, en esos cinco minutos que me tomaba ir por el café, encontraba mucha información —más de la que a veces puedo procesar— que me daba algo de inspiración, tanta que no alcanzaba a llegar con todas las ideas al estudio para trabajar en algo. Me siento muy feliz por haber podido pasar en este estudio la mayor parte del día haciendo lo que me gusta. La verdad es que tampoco fui a museos para tomar información, pero no es algo que me preocupe, porque siempre puedo regresar a la Ciudad de México en cualquier momento; he estado aquí muchas veces y siempre encuentro algo que me inspira.

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