Grietas y goteras ‘adornan’ el aeropuerto

Sus dos edificios tienen averías que afectan a los viajeros. La situación más grave se ve en la Terminal 1, dicen usuarios y trabajadores.

Un trueno anuncia la lluvia que caerá sobre el oriente del Distrito Federal, donde se ubica el Aeropuerto Internacional de la Ciudad de México (AICM). En minutos, el aguacero comienza y, cuando el agua se acumula en el techo de la Terminal 1, revela las goteras que afectan al edificio.

Para evitar encharcamientos y que la gente resbale, personal de limpieza coloca cartones y cubetas en pasillos y salas de espera por los que cada año circulan millones de personas. Según datos oficiales, tan sólo en 2014 fueron 34 millones de viajeros nacionales y extranjeros.

Además de goteras, en las dos terminales del AICM se observan otros desperfectos —como baños con tuberías oxidadas, enchufes fuera de lugar y pisos rotos—, aun cuando se prevé que el inmueble funcione otros cinco años, hasta que el nuevo aeropuerto esté funcionando completamente.

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Pasajeros entrevistados consideran que este desgaste da una mala imagen del AICM y que la situación se debe a que las autoridades federales lo han descuidado por dar prioridad a la nueva obra, que se tiene previsto inicie operaciones en 2020.

Un dato sustenta esa impresión. En 2015, el presupuesto del AICM para labores de mantenimiento se redujo 12% en comparación con 2014 pues, de 403 millones 839 mil 622 pesos para conservación de inmuebles, maquinaria y equipo y trabajos de jardinería y fumigación, pasó a 357 millones 646 mil 775 pesos, de acuerdo con información difundida por transparencia.

Durante un recorrido por ambas terminales, Máspormás documentó el deterioro en accesos, salas de espera, pasillos, sanitarios, estacionamientos y locales comerciales. Sobre este tema se solicitó la postura de las autoridades del AICM, quienes hasta el cierre de esta edición no habían respondido.

El panorama

Testimonios de pasajeros y trabajadores indican que el desgaste es más grave en la Terminal 1, que ocupa el espacio de las primeras instalaciones del AICM, inauguradas en 1952. Ahí se observaron pisos rotos, paredes sin azulejos, módulos contra incendio sin vidrios, conexiones eléctricas zafadas de las paredes, barandales sin pintura y señalización despintada.

Además, están el plantón de extrabajadores de Mexicana de Aviación —declarada en quiebra— y una decena de locales comerciales vacíos y empolvados.

En la Terminal 2, inaugurada apenas en 2008 con un costo de ocho mil 586 millones de pesos, se observaron boquetes abiertos en el techo, letreros de locales comerciales pegados con diurex, despachadores automáticos de boletos sin máquina y guías incompletas para ciegos.

Baños en mal estado

Dentro de ambas terminales hay sanitarios con llaves oxidadas o inservibles, asientos de retretes desgastados, mingitorios sin separación y lockers oxidados, viejos y sin puertas.

En mayo pasado, la Subdirección de Recursos Materiales del AICM colocó en los baños una circular para recordar a los empleados de limpieza y seguridad que tienen prohibido usar estas instalaciones para “duchas rápidas, lavado de prendas, dormitorio, vestidores, área de aseo personal o de maquillaje”, luego de que se reportó que algunos solían ponerse o quitarse ahí el uniforme de trabajo.

Fuentes del AICM comentan que se han percatado de que los sanitarios de la Terminal 1 son utilizados por vecinos de la colonia aledaña Peñón de los Baños, sin que sean usuarios del aeropuerto, y que hay indicios de que ahí se trafica droga. También dicen que, de las mil que hay en el inmueble, 400 cámaras de seguridad no funcionan.

“Estamos todos amontonados”

El descuido en el AICM no sólo se observa en las averías en sus instalaciones. Según usuarios, también se refleja en algunas de sus operaciones diarias.

“La revisión que hacen en los arcos detectores no es exhaustiva, pues yo he podido pasar, por descuido, cortaúñas o navajitas, que se supone están prohibidas”, dice un pasajero que prefiere omitir su nombre.

Por otro lado, la falta de asientos suficientes en la Terminal 1 obliga a que los viajeros esperen sentados en el piso. Y aunque en la Terminal 2 hay más sillas, las fuentes consultadas reclaman que la administración de Alejandro Argudín Le Roy, director del AICM, prefirió reducir los espacios de asientos para construir locales comerciales y generar mayores ingresos.

“Uso varios aeropuertos y en otros hay bastantes áreas donde te puedes sentar y hay mesas en las que esperas tu vuelo”, comenta Félix Cabañas, quien agrega que por falta de señalización no encontró el área de comida en la Terminal 1.

Para Christian Ramírez, quien viaja al menos cuatro veces al mes, el AICM es un aeropuerto donde ya no caben los pasajeros. “Parece tianguis porque son muy pequeñas las salas para abordar y los asientos ya están viejos; estamos todos amontonados”, dice.

Esmeralda Catalán vuela una vez cada dos meses y afirma conocer aeropuertos de todo el mundo, por lo que opina que el AICM podría embellecerse si, como ocurre en otras ciudades, hubiera sanitarios modernos, mejores bancas, más conexiones de energía —sólo hay disponibles en el área de comida— y mejor servicio de internet.

El aeropuerto que vendrá

La falta de capacidad del AICM es el principal argumento del gobierno federal para construir un nuevo inmueble:

  • La edificación del Nuevo Aeropuerto Internacional de la Ciudad de México (NAICM) fue anunciada por el presidente Enrique Peña Nieto en septiembre de 2014, durante su Segundo Informe de Gobierno.
  • Tanto el mandatario como su equipo dijeron entonces que esta obra será benéfica para el país y para la Zona Metropolitana del Valle de México, es decir, el DF y los municipios cercanos del Estado de México.
  • Para las autoridades, el NAICM es necesario para evitar retrasos y desvíos de vuelos, para elevar la calidad del servicio que se da a los usuarios y para aumentar la competitividad de aerolíneas y negocios relacionados.
  • Según el gobierno federal, se ubicará en un predio de cuatro mil 431 hectáreas al oriente de la capital, en Texcoco, en terrenos de propiedad federal. Por ello, afirman, no será necesario llevar a cabo expropiaciones.
  • Se prevé que el costo del NAICM sea de 169 mil millones de pesos, de los cuales 58% provendrá del Presupuesto de Egresos de la Federación y 42% de créditos bancarios que serán pagados con los ingresos que genere el propio inmueble.

Capacidad sobrepasada

Desde 2012, el Instituto Mexicano del Transporte, dependiente de la Secretaría de Comunicaciones y Transportes, advirtió que, para finales de octubre de 2015, el AICM llegaría a un nivel crítico de sobredemanda. Elaboró siete escenarios posibles para su futuro, dentro de los cuales se estimó que para el cierre de este año habría líneas de espera de hasta 18 aeronaves y demoras de 20 minutos. “Posteriormente a esta fecha, el deterioro seguirá creciendo en forma acelerada”, señaló la institución en un estudio.