Ilustración: Alberto Montt

Una ciudad de ríos y lagos sin agua

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La Ciudad de México enfrenta una seria crisis de agua y, si no ponemos todos de nuestra parte e intentamos resolverlo, el problema seguirá en aumento

¿Sabes cuál es la calidad del agua que consumimos en la Ciudad de México? ¿Te has puesto a pensar de dónde la traen, cuánta utilizamos al día y qué tanto nos afectan las fugas? Estos son algunos de los factores que condicionan el abasto en la CDMX.

 De toda el agua que cada día llega a la capital mexicana, el 67% se obtiene de los sistemas en Lerma, Chiconautla, Barrientos y la planta La Caldera; alrededor del 3% proviene de manantiales ubicados en la zona surponiente de la ciudad y el 30% restante llega a través del Sistema Cutzamala.

 Aunque el Sistema de Aguas de la Ciudad de México (Sacmex) ha concluido que la calidad del agua que llega a las casas es buena y totalmente apta para el consumo humano, en algunas zonas de la capital está más limpia que en otras.

Una ciudad sedienta

De acuerdo con un mapa elaborado por el portal Propiedades.com en 2016 y basado en estadísticas del Sacmex, en la ciudad hay una sola colonia en la que la calidad del agua es mala: se trata de Santa María Aztahuacán, ubicada en la alcaldía de Iztapalapa, que históricamente también enfrenta problemas de escasez.

Vale la pena señalar que el Sacmex realiza una medición diaria de la calidad del agua en la ciudad. Entre el 1 de enero y el 1 de mayo de 2019, las condiciones se mantuvieron en un nivel “bueno”. Las muestras tomadas sirven para estudiar los miligramos de cloro, el pH, la turbiedad, dureza, los cloruros, hierros y manganesos que contiene cada litro que se suministra en la capital.

Según el reporte diario, las 16 alcaldías se mantienen por debajo de los límites máximos de concentraciones, por lo que el agua es totalmente potable; sin embargo, en algunas zonas la calidad varía.

Por ejemplo, en la alcaldía Gustavo A. Madero el pH sobrepasa los límites y de un máximo de 8.5 que debe cumplir registra 33.5, dicho factor mide la acidez del líquido. Asimismo, el agua de la Venustiano Carranza es la más turbia de la ciudad, aunque también se mantiene dentro del rango de cinco puntos.

Al respecto de la dureza y los cloruros —que consisten en la concentración de sales— Tláhuac es la alcaldía con los más altos niveles y está seguida por Milpa Alta, lo cual puede deberse a las condiciones geológicas de la zona lacustre. Mientras que a lo que se refiere a la concentración de metales como el hierro y el manganeso, las 16 alcaldías están dentro de los límites.

Agua que se escapa

Alrededor del 40% del agua que llega a la ciudad se pierde en fugas. De acuerdo con el director del Sacmex, Rafael Carmona, cada día en la CDMX se reportan alrededor de 150, las cuales afectan, principalmente, a la población de la zona oriente que recibe agua por tandeo.

“De las 150 fugas, 88% se ubican en las tomas domiciliarias, el 10% provienen de la red secundaria y solo el 2% de la red primaria. Por ello, el gobierno local puso en marcha 150 brigadas para atender los reportes y una inversión de 300 millones de pesos”, dijo el director durante la presentación de las brigadas.

Las fugas son una de las principales causas de la escasez

Desde hace un par de décadas, el agua se ha convertido en una limitante en la Ciudad de México, pues ya no solo las alcaldías de Iztapalapa o Gustavo A. Madero padecen el tandeo. Cada vez es más común leer que en las alcaldías Cuauhtémoc, Miguel Hidalgo o Benito Juárez el agua cae poco a poco, que ya recurren al acarreo o que contratan los servicios de pipas que llenen sus tinacos, botes y cisternas.

La escasez se ha convertido en un problema bastante serio: la demanda del servicio ha superado al suministro. De acuerdo con una encuesta hecha por Parametría en noviembre de 2018, tres cada diez capitalinos respondieron que frecuentemente enfrentan problemas de abasto de agua en sus viviendas.

 El 48% mencionó que rara vez tiene complicaciones con el suministro y solo el 26% refirió que nunca tiene problemas para acceder al agua en su colonia.

Y es que vivir sin agua no solamente significa problemas de higiene y salubridad, también implica un gasto mayor al sustituir el agua corriente con la compra de garrafones y botellas. Así como la obligación de tener que organizarse entre vecinos para comprar pipas y vivir entre botes y tambos para almacenar el líquido.

Cuidar el agua de la capital

De acuerdo con el Informe Mundial de las Naciones Unidas sobre el Desarrollo de los Recursos Hídricos, la CDMX está dentro de las diez ciudades del mundo en riesgo de llegar a la “hora cero” al quedarse sin agua potable.

Las principales causas son el crecimiento exponencial del territorio de la Zona Metropolitana del Valle de México (ZMVM) que se ha extendido a municipios del Estado de México y de Hidalgo, además del aumento en la población, que actualmente suma nueve millones de habitantes y 20 millones en la ZMVM.

Algunas de las recomendaciones de la Comisión Nacional del Agua (Conagua) que puedes seguir para cuidar el líquido en tareas cotidianas son cambiar los empaques de lavabos, llaves y fregaderos para evitar pequeñas fugas en el hogar y reutilizar el agua de la lavadora y la de lluvia en el sanitario y tareas de limpieza.

Puedes regar tus plantas cuando haya bajado el Sol; no lavar vehículos y patios con mangueras; si te bañas en menos de cinco minutos reduces hasta 100 litros y si evitas tirar aceites y solventes en la coladera, dejas de contaminar el agua y el subsuelo. Todas son tareas muy fáciles y que, si cumplimos todos, harán una gran diferencia.

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