Diablero: Combatir el mal en la ciudad

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En alguna vecindad del Centro, cerca del portal que recibe a los visitantes, se escuchan los gritos de una mujer que, al instante, sale despavorida a la calle. El hombre que la persigue pretende golpearla en el rostro. La escena, que pareciera salida de la cotidiana violencia doméstica, de pronto se transforma en otro tipo de terror. Aquel hombre viene de las sombras, del mismísimo infierno.

Estamos en la Ciudad de México y nos encontramos a merced de los planes malignos de toda clase de demonios. O al menos eso es lo que Diablero, la nueva serie de Netflix, quiere hacernos creer/ver en esta ciudad, donde ese vecino violento podría en realidad estar poseído por algún ser maligno y necesitar de un diablero que le saqué el chamuco.

“La historia está basada en la novela El diablo me obligó, de F. G. Haghenbeck, pero no se trata del libro llevado de manera fiel a la pantalla chica. Este es un universo muy rico en donde tenemos la posibilidad de extendernos y tener muchos matices”, cuenta Horacio García Rojas, el encargado de dar vida al mismísimo Diablero, un hombre destinado a luchar contra los seres más oscuros del infierno en la capital.

A propósito de su próximo estreno, platicamos con Christopher Von Uckermann y García Rojas, protagonistas de la primera producción paranormal de Netflix de origen latino y que tiene como escenario la Ciudad de México y sus alrededores.

“Mi personaje no es un héroe, él perdió el camino, pero está tratando de encontrarlo”, dice García Rojas. “En un mundo en el que los humanos han perdido la protección de los ángeles, los diableros son aquellos que equilibran las cosas y se dedican a cazar demonios”.

Y si de ángeles y demonios hablamos, resulta inevitable mencionar a los sacerdotes. Ahí entra el trabajo de Christopher Von Uckermann. “Este fue uno de los personajes más intensos de mi carrera, incluso llegaba a mi casa y seguía en el personaje”, asegura. “En las grabaciones era muy difícil estar haciendo oraciones al demonio a las 5 de la mañana y llegar alterado a dormir a casa”.

Uno de los mayores retos de la serie, según sus protagonistas, no fue enfrentarse a los demonios frente a la cámara, sino hacerlo tras bambalinas. Por ello decidimos preguntarle a los actores principales sobre sus propias creencias sobre lo paranormal.

“Al crecer en México es imposible no creer en estas cosas”, sostiene García Rojas. “Durante las grabaciones nos cuidamos mucho de no abrir puertas que no debíamos abrir; lo teníamos muy claro”. Incluso, cuenta que su primera gran plática como equipo fue sobre lo sucedido en el set de El exorcista.

“Estas situaciones, quieras o no, te tocan fibras. Yo creo en las energías y es algo que siempre tratamos de cuidar en el set”, añade Von Uckermann.

Uno de los aspectos más interesantes de Diablero es su fuerte carga cultural. En nuestro país estamos acostumbrados a cierto pensamiento mágico que se filtra en el folclor y que llega a nuestras calles día a día, y ello termina por hacer la diferencia en esta serie respecto a cualquier programa estadounidense.

“Si quieres verlo así”, asegura García Rojas, “es como un John Constantine de Tepito; la vida en el barrio te lleva al límite, aquí no tenemos tiempo de ser fancies. La banda de barrio es más que un estereotipo, es gente muy pensante, rápidos de palabra. Nosotros buscamos darles vida y utilizar la estética que se ha creado alrededor de ellos”.

Von Uckermann puntualiza: “Queremos mostrar nuestra esencia, no buscamos copiarle a los gringos. En Diablero podrán ver mucho del folclor mexicano, muchos escenarios increíbles de la ciudad que la gente quizá no conocía”.

José Manuel Cravioto, director y guionista mexicano, nos cuenta cómo la ciudad fue inspiración para integrar sus rincones sombríos en la trama. “Hubiera querido que estuviera más todavía, grabar en exteriores es complicado, es una ciudad muy ruidosa, no es muy friendly para la gente que filmamos, fue un reto encontrar esos espacios”.

Para el rodaje, la misión principal fue formar una atmósfera única sobre nuestra peculiar urbe.

“Queríamos retratar una Ciudad de México que no fuera de estampa, de postal, de comercial de turismo; una ciudad de género, así como te presentan el Nueva York [Ciudad Gótica] de Batman. Buscamos lugares, texturas y espacios que nos dieran esa sensibilidad, queríamos mostrar la movilidad en la capital: el Metro, los taxis, el teleférico en Ecatepec, y buscamos lugares que no conoce mucha gente”.

Sobre las locaciones en vecindades, lugares emblemáticos y su integración al mundo sobrenatural, Cravioto agrega que hubo un proceso de investigación arduo. Incluso generaron un manual de cómo debía verse el lugar y qué emociones debía transmitir.

“Invitamos a colaborar a Bernardo Esquinca, quien ha estudiado leyendas, mitos y el terror en México durante años. Nos fuimos con especialistas, estudiamos a los demonios; no son un capricho, cada uno viene de una tradición, hubo un estudio a detalle de la ciudad y su folclor”.