Miradas femeninas desde la Super-8

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“Las superocheras” rastrea la aparición del formato Super-8 en Latinoamérica y su utilización en el trabajo de mujeres artistas en lo personal, social y político

La cámara Super-8 fue concebida para que las familias pudieran explorar su curiosidad en casa. Mientras la historiadora del arte Regina Tattersfield leía una investigación sobre la historia del formato —realizada por hombres— despertó en ella la duda sobre el papel que las artistas tuvieron en el uso de esta tecnología y por qué solo se hablaba de hombres en relación con el tema.

“Investigando más, descubro a Silvia Gruner, una artista mexicana que realizó un corto llamado Arena. Al verlo me causa una sensación fantástica, encuentro la pieza como un antecedente previo al video”, explica Regina, mientras cuenta cómo fue concebida la muestra “Las superocheras”, que ella se encargó de curar y que hoy se exhibe en el Museo del Chopo. En ella, 30 filmes en formato Super-8 narran “historias que se cuentan a través de los ojos de las mujeres”, en palabras de Regina.

A 50 años de los movimientos sociales que surgieron a finales de los 60 en todo el mundo, el Museo del Chopo se convierte en el escaparate ideal para mostrar la visión de 20 artistas y su relación con el performance, la poesía y el relato histórico que supone esta documentación ubicada entre 1968 a 2015.

“Al investigar más, descubro que hay otras mujeres haciendo Super-8”, cuenta, “no es nada fácil hacer una pesquisa a distancia, así que fui a varios países a recolectar superochos y me los traje a México”.

La muestra concentra el trabajo de mujeres de Argentina, Cuba, Puerto Rico, México, Brasil y Chile que emplearon esta herramienta en su labor artística, y hace una revisión documentada de los feminismos, la denuncia, la emancipación y la transgresión del género.

Super-8 y feminismo

En cada uno de los núcleos temáticos que conforman esta exposición podemos ver artistas mujeres “que utilizan la tecnología como sujetas políticas”, añade Regina. “Y de pronto me encontré en un mar de superocheras que ofrecía la oportunidad de montar una exposición; era tanto material que decidí buscar de qué manera organizar la información”.

En el exterior de la muestra se pueden percibir las primeras pistas —a manera de índice— que nos revelan la historia de lo que veremos dentro; son revistas, carteles, fotografías y piezas que fueron utilizadas en Super-8 los que dan la bienvenida.

Una vez dentro puede observarse que las proyecciones simultáneas siguen un ritmo constante, los 26 proyectores que se utilizan en la sala configuran una historia que, aunque no cronológica, encuentra similitudes en su estructura.

“Aunque son 50 años de historia y son artistas de distintas épocas y latitudes, existen ciertas conexiones que sirvieron para configurar los núcleos de la muestra”, dice Regina. “En el interior, las proyecciones conservan un corpus total para que el visitante pueda disfrutar la experiencia de ser visto y revelado al mismo tiempo”.

La cámara Super-8 se utiliza como herramienta de registro durante las décadas de los 70 y 80, cuando el movimiento feminista se hace corpóreo y presente. “La cámara incorpora el volumen y las artistas poseen una voz más configurada, la exposición cuenta la historia de las creadoras a la par de la historia de una tecnología”, agrega Regina.

En “Las superocheras” se concentra el esfuerzo de artistas mujeres que hacen crítica sobre esa historia del arte “configurada por hombres artistas y musas mujeres”. No se trata de una exposición cronológica. Al recorrer la muestra encuentras temas recurrentes, con ciertas diferencias. “En esta historia hay que detectar ciertas coordenadas y conectar las similitudes”.

Este formato cobró relevancia al mejorar la película convencional de 8mm. Ofreció la oportunidad de lograr un cuadro más grande, integró una banda sonora magnética y un cartucho precargado de fácil manejo, y con ello despertó el interés de toda una generación de artistas en la creación de piezas que hoy nos invitan a la reflexión sobre la concepción misma del arte y sus procesos.

Los ejes temáticos que conforman la exposición están integrados de esta manera: Autogeografías, Performance, Cámara espejo, Subir el volumen, Situar lo cotidiano, De las artistas sobre el arte y Apropiación documental. El recorrido se acompaña de algunas piezas que se presentan por vez primera en nuestro país, y los proyectores y cámaras que acompañan las proyecciones forman parte de la colección de Aparatos Antiguos de la Filmoteca de la UNAM.

“La historia del cine es absolutamente patriarcal; mujeres sí hay, pero como actrices, y me emocionó descubrir que las artistas tomaran una herramienta tecnológica y la explotaran para autorepresentarse”, expresa Regina.

La exposición forma parte del universo de actividades que la UNAM realizó para conmemorar los 50 años del movimiento estudiantil en México, pero con una óptica distinta: la visión femenina sobre nuestra historia contemporánea. Disfruta de la muestra en el Museo Universitario del Chopo (Dr. Enrique González Martínez 10, Col. Santa María la Ribera) hasta el 17 de marzo de 2019 de martes a domingo, en horario de 11:00 a 17:00.