Muy verdes para elegir

Especiales

30% de los jóvenes se equivoca de profesión, un error que se puede evitar con mejores recursos para encontrar su verdadera vocación

ARTE: MICHEL LARIS

Saber qué estudiar después de la preparatoria no es fácil y menos si se trata de la profesión que se pretende desempeñar durante muchos años. Por lo que la verdadera tarea es saber las implicaciones de cursar determinada carrera universitaria.

El Instituto de Investigación en Psicología Clínica y Social (IIPCS) y Vocación Central indica que entre el 30 y 40% de los jóvenes se equivoca al elegir sus estudios profesionales por diversos factores como una mala orientación vocacional, problemas económicos, problemas escolares, bajo rendimiento académico, entre otros.

“La deserción que se espera es del 5% y la más alta que hemos visto es de 30%. Esto se da por distintas causas que varían de una institución a otra, y también tiene que ver con la orientación vocacional, entre otros factores”, comenta Verenice Fabre, jefa de Proyecto de Docencia en Acreditación y Evaluación de la Universidad Autónoma de México (UAM), unidad Cuajimalpa.

Aunque la oferta de universidades es amplia, las cifras son contundentes. Datos de la Asociación Nacional de Universidades e Instituciones de Educación Superior indican que apenas el 12% de los alumnos que estudia una carrera universitaria en la CDMX, lograron graduarse en 2016.

Marco Fernández, investigador en educación de México Evalúa, explica que uno de los principales motivos del abandono escolar es el socioeconómico, seguido de la falta de interés de los alumnos, ya que algunos consideran que una carrera “no sirve” y esto se debe a la falta de oportunidades de empleo después de la universidad.

“Existe además un problema en los programas de estudio: son muy rígidos. Llevan a los estudiantes a la especialización desde una edad muy temprana y eso los obliga a que, egresando de la educación media superior, tomen muy pronto una de las decisiones más importantes de su vida: saber qué estudiar”, agrega.

¿Es culpa del sistema?
Los especialistas coinciden que el abandono se debe también a la falta de información sobre el universo de carreras, una metodología de selección desactualizada y a la ruptura de las expectativas que tienen los jóvenes sobre cierta profesión.

“Hay chicos que quieren ser chefs y se imaginan cocinando para una o dos personas, pero no se ponen a pensar que no es así. Se tienen que levantar a las cuatro de la mañana a preparar 200 litros de jugo de naranja porque a las siete en punto hay un evento. Esto es solo por dar un ejemplo, lo mismo ocurre con otras carreras”, comenta la especialista de la UAM.

Verenice Fabre considera que la indecisión sobre qué estudiar y la deserción son problemas que se han notado desde la década de los 80. “No creo que los jóvenes no quieran estudiar, más bien los docentes no sabemos cómo enseñar. Hay un reto para nosotros: entender cuál es su línea de aprendizaje”, comparte.

Para Marco Fernández, se requiere capacitación de los docentes y herramientas que ayuden a identificar cuando hay problemas potenciales en los alumnos que los lleven al abandono escolar.

Pero la deserción no es el único problema, dejar la escuela por no saber qué estudiar, aparte de traer conflictos emocionales, también es causa del desempleo, lo que merma la economía de todos.

Esto explica, en parte, que en el primer trimestre de 2017 había 162 mil 279 chilangos sin trabajo, según datos de la Secretaría de Desarrollo Económico de la Ciudad de México. Aunque no todo se debe a la falta de estudios, ya que sólo el 30% de los jóvenes con empleo tienen una carrera.

Una decisión competitiva
Ante la incertidumbre de no saber cómo elegir una carrera universitaria, el Instituto Mexicano para la Competitividad (Imco) recomienda tomar en cuenta factores como el salario o la tasa de empleo. Para eso, diseñó una plataforma digital que compara la competitividad entre las distintas carreras que ofrecen las instituciones.

De acuerdo con el Instituto, las carreras mejor pagadas son: Física; Finanzas, banca y seguros; Historia y Arqueología. Y las peor remuneradas son Filosofía y ética; Formación docente para la enseñanza de asignaturas específicas; Orientación y asesoría educativas.

Por su parte, la SEP ofrece un test para que los estudiantes identifiquen sus intereses y habilidades vocacionales. Se basa en dos pruebas que pueden consultarse que ayudan a definir un perfil vocacional.

Otra herramienta para poder elegir una profesión es la Clasificación Mexicana de Programas de Estudio por campos de formación, un instrumento del Inegi que divide por áreas de estudio las carreras.

Aunque existen los mecanismos anteriores, los especialistas recomiendan a los estudiantes que, antes de dar “el gran paso”, se informen sobre los planes de estudio, la oferta laboral y entrevisten a alguien que haya ejercido la profesión que les interesa.

Elegir carrera no es nada fácil, se requiere valor e información, o sea, escoger por convicción, vocación y no sólo por circunstancia. Un esfuerzo que vale la pena hacer para decidir el rumbo profesional.

En cifras:

  • 19.5% de los jóvenes chilangos entre 14 y 29 años de edad no estudia ni trabaja.
  • 85% de los universitarios mexicanos de nuevo ingreso desconoce cómo es la vida laboral.
  • 58% de los estudiantes deja o cambia de carrera el primer año de universidad.