La CDMX tiene 2.7 millones de fumadores y sólo 800 personas completan anualmente un programa para dejar de hacerlo.

Una ciudad de fumadores

Especiales

La CDMX tiene 2.7 millones de fumadores y de las 1,500 personas que intentan dejar ese vicio al año, menos de la mitad lo logra.

De los dos millones de fumadores que viven en la ciudad, únicamente 12 mil personas se han acercado a uno de los 32 Centros de Atención Primaria de Adicciones que operan en la capital desde 2009 a la fecha.

Dichos centros se encargan de tratar la adicción al tabaco y otras sustancias a través de terapias cognitivo-conductuales, cuya duración va de las seis a las 12 sesiones, dependiendo del paciente.

Sin embargo, de acuerdo con Mario Misshael Ortiz Varela, director de Proyectos Estratégicos de la Secretaría de Salud de la Ciudad de México (Sedesa), la deserción de los pacientes oscila entre 30 y 40%. En siete años, apenas 7 mil 200 personas terminaron su tratamiento para dejar de fumar.

Al año, la cifra de capitalinos que deciden dar este paso se reduce: de mil 500 personas que deciden someterse a tratamiento para dejar de fumar, únicamente 800 personas logran llegar hasta el final, de acuerdo con la Sedesa que opera los Centros de Atención Primaria.

El director de Proyectos Estratégicos de la Sedesa considera que la cifra es baja, pero destaca que el interés radica en “incidir en la prevención de la adicción en la población total de la ciudad y sobretodo en la población selectiva de las escuelas”.

En ese sentido, destaca que al año se brindan atenciones preventivas a 200 mil personas al año, principalmente aquellas que cursan un grado escolar.

Fumadores establecidos

Pese a los esfuerzos de la Secretaría de Salud de la capital y la puesta en marcha de medidas como la Ley de Protección a los No Fumadores en 2008, poco se ha logrado en la erradicación del consumo de tabaco entre los capitalinos.

De acuerdo con la última Encuesta Nacional de Adicciones, realizada en 2011, de los 20 millones de personas que habitan en la Ciudad de México, un total de dos millones 726 mil 132 son fumadores activos y sus edades oscilan entre los 12 y los 65 años.

Entre los adolescentes, una población integrada por un millón 43 mil capitalinos, la cifra de fumadores alcanza los 208 mil. Sus edades oscilan entre los 12 y los 17 años.

La misma encuesta recalca que 30% de la población adulta es fumadora frecuente, mientras que 20% de los jóvenes de la capital consume cigarros regularmente.

De acuerdo con Ortiz Varela, la Sedesa está consciente de que el tabaco “seguirá consumiéndose”, por lo que las acciones que realizan pretenden, más que erradicar, retardar el consumo entre jóvenes a través de campañas informativas de prevención.

Aunque la Ciudad de México fue la primera en implementar medidas de protección a la exposición del humo de tabaco en 2008, la disminución en el consumo de este producto es poco significativa entre la población juvenil: la prevalencia de fumadores entre 13 y 15 años disminuyó apenas 5.3 por ciento, al pasar de 27.1 a 21.8%.

El camino hacia la libertad

En junio de este año la Sedesa, en colaboración con Locatel y el Instituto para la Atención y Prevención de las Adicciones (IAPA) presentaron la línea telefónica “Vivir sin tabaco”, destinada a orientar sobre los efectos nocivos de este producto.

También cuentan con una página web con información y contenido de apoyo.

Pero en caso de que la persona requiera atención personalizada para atender su adicción, debe marcar al conmutador de la Sedesa, al 5132 12 00 y pedir ser canalizado al Centro de Atención Primaria en Adicciones más cercano.

En dichos centros se ofrece al solicitante atención psicológica para ayudarle a dejar su adicción. En caso de que no exista mejoría, el paciente es enviado a una clínica de salud para ser atendido médicamente.

El proceso es largo y para evitar que el paciente abandone la terapia, la Sedesa hace “visitas de rescate”.  Es decir, si el paciente falta a la cita y en dos ocasiones no contesta su teléfono, un trabajador social va a su casa para invitarlo a regresar. Entre 30% y 40% de los fumadores no hace caso.

Preocupan más los jóvenes

Las campañas de prevención dirigidas a jóvenes han tenido resultados, aunque el porcentaje aún sea mínimo. En los años que comprenden de 2006 a 2011 hubo una disminución en el consumo del tabaco: de 60.2% de fumadores, disminuyó a 52.8%.

En contraparte, la cantidad de niños que fumaron antes de los 10 años se elevó mínimamente de 17.7% a 18.5% en el mismo lustro.  Entre la población escolar, los jóvenes que recibieron ayuda profesional para dejar su adicción disminuyó de 70% a 59.8%.

De acuerdo con Ortiz Varela, para que un joven consiga abandonar de manera exitosa el cigarro, es necesario que se presente en la clínica por propia voluntad.

“Es más sencillo para un joven dejar el cigarro si realmente lo desea, que cuando es obligado por la prohibición de autoridades escolares o los padres”.

En el caso de los adultos, el incentivo para dejar el cigarro puede ser económico: de acuerdo con la Encuesta Nacional de Adicciones, los capitalinos gastan 399 pesos al mes en cigarros.

En cifras:

  • 30% de la población de la ciudad es fumadora activa y la mayoría tiene entre 12 y 17 años.
  • 1,500 personas asisten anualmente a clínicas públicas para atender su adicción al tabaco.
  • 800 personas al año terminan completamente un tratamiento para dejar de fumar.