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Ciudad de necios | Portadas baldías, lotes baldíos

Opinión
Necios que no comparten portadas. Necios que quieren salir en la portada.

¡Se están peleando! Les encanta el argüende. Sí, la discusión de cualquier tema es vital para la vida pública y publicada en este lote baldío en que se ha convertido México. Pero hay que aprender a discriminar las discusiones baldías de las urgentes. Discutir con o sin argumentos es un juego olímpico para Twitter: todos opinamos, aunque la calidad y solidez de esos argumentos distinguen a los críticos agudos de los criticones facilones. A veces, las redes sociales parecen lotes baldíos donde se amontonan muchos odios y pocas soluciones y llamadas a la acción. Afortunadamente, el sentido común (que suele hacer presencia en Twitter, por ejemplo) no permite que nos distraigamos de temas más importantes que la portada (baldía) de la ¡Hola! en la que aparece César Yáñez. 

Fue fascinante (me divirtió) lo que desataron la revista y los novios retratados, Yáñez y su ahora esposa: leña verde clasista, condenas, burlas, exposición de contradicciones en los estilos de gobernar, opulencia, imprudencia, libertad, respeto, vida privada, vida pública y (lo mejor) las traiciones subconscientes de los fifís, profifís, antififís, metafifís, suprafifís y sobrefifís. El clasismo vuelto entretenimiento en Twitter. Pero hay que salir de ese lote de discusiones baldías: los políticos lo seguirán haciendo aunque no le guste a Twitter.

Pasemos a lo otro: en este país no podemos darnos el lujo de armar desmadre y alboroto por una boda y una portada de revista mientras matan a mujeres y niños todos los días en este país sin que los fifís, profifís, antifiís, metafifís, suprafifís y sobrefifís en los gobiernos y la ciudadanía muevan un maldito retuit o mejor aún, muevan sus patitas y caminen hacia el estado feminicida en que se convirtió el Estado de México.

Hubiera preferido ver el alboroto (desatado por el affair Yáñez-¡Hola!) de los tuiteros (y el resto de mexicanos no virtuales) apersonados en el lote baldío de la calle Playa de la Cuesta, en Jardines de Morelos, Ecatepec, para darse cuenta de los horrores que no se resuelven con un hashtag. Tal vez este país valdría tantito más la pena si actuamos, votamos, denunciamos y exigimos en persona y no solo en las benditas redes. Pero no: la ¡Hola! vendió muchos ejemplares y dominó la atención sobre la noticia de la pareja de feminicidas acusada de matar a por lo menos 10 mujeres, mismas que siguen en calidad de desaparecidas.

Juan Carlos y Patricia son fifís de la delincuencia. Nadie se metía con ellos, ni los paraba. Ninguna autoridad descubrió sus crímenes, ni siquiera se tomaron la molestia de seguir con apuro el rastro de sangre que dejaban tras de sí.

Ambos fueron detenidos mientras caminaban empujando una carriola que no portaba a un bebé sino los restos de una mujer destazada.

Desde abril sospechaban algo los parsimoniosos oficiales de justicia, pero fue en octubre cuando se tomaron la molestia de interesarse más.  

Descubrieron (¡DESPUÉS DE QUE FUERON ASESINADAS, UNA TRAS OTRA, VARIAS MUJERES!) que los feminicidas iban a tirar los restos humanos en la carriola tétrica a un terreno baldío. Eso es la justicia y la procuración de justicia mexiquenses: terrenos baldíos. Porque matar mujeres es barato, nadie lo detiene. Nadie se paraliza al saber de una mujer asesinada. La segunda tampoco paraliza a la indolente clase gobernante, impartidora de justicia y ciudadanía mexiquense.

“Eso es la justicia y la procuración de justicia mexiquenses: terrenos baldíos”

Uno de los casos que dio pie a la detención es el de Nancy Noemí Huitrón Solorio, quien desapareció en Jardines de Morelos el 6 de septiembre con su hija Valentina, de dos meses de edad. A la bebé la vendieron en 15 mil pesos, pero luego fue recuperada y reintegrada a su familia.

“De las primeras investigaciones se desprende que el asesino podría tener una psicopatía centrada en la misoginia. Según reportes, Patricia contactaba a las mujeres y después su marido las violaba, las asesinaba y las descuartizaba. Juan Carlos mandó fabricar un cuchillo especial para matar a sus víctimas. Aparentemente, el hombre tenía amenazada a su esposa. La pareja se dedicaba a vender ropa de paca en tianguis, y según vecinos, Juan Carlos también prestaba dinero con intereses y ofrecía celulares usados a través de internet. Durante un cateo al inmueble donde vivía la pareja fueron halladas ocho cubetas de plástico de 20 litros con cemento sólido y restos humanos.

¿Hay alguien ahí? ¿Estás leyendo esto en lugar de la ¡Hola!?