¿Secretaría de qué?

Estaba escuchando la radio cuando el conductor dice que va a entrevistar al nuevo Secretario de Cultura, Rafael Tovar y de Teresa. Locutor y secretario se saludan con enorme familiaridad. Se nota que la entrevista va a ser un pase para que el funcionario meta un pequeño gol.

–¿Por qué debe importarle a los mexicanos la creación de una secretaría de cultura?– pregunta el locutor

Para mi asombro Rafael, Tovar y de Teresa, el hombre más interesado en este cambio administrativo, no contesta. Es decir, habla de puras generalidades, que harán uso nuevas tecnologías, que hay muchos vestigios arqueológicos pero no hay ni recursos ni tecnología para explorarlos, que desde su nacimiento esta nación reconoció la importancia de su herencia cultural, que México tiene la mayor infraestructura cultural de América Latina, y así.

Sigo sin entender por qué es importante la creación de una entidad burocrática de esta naturaleza.

En un interesante ensayo sobre el presente de las artes y la literatura (https://horizontal.mx/el-estado-de-la-cultura-11-jorge-volpi)  el escritor Jorge Volpi (actual director del festival cultural más grande de México, el Festival Cervantino) reflexiona sobre la intervención del Estado en la cultura. Recuerda que la cultura ha desempeñado un papel legitimador del régimen de la revolución mexicana. En ese sentido, añado yo, el sexenio de Salinas de Gortari habría sido el último que entendió muy bien cómo servirse de los intelectuales.

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Volpi, sin embargo, defiende la intervención del Estado en la cultura para no dejarla en manos de las puras fuerzas del mercado.  Habría que alentar la producción como cultivar a los públicos. La cultura tiene un valor humano pues le otorga nuevos sentidos a los individuos y a las colectividades, dice, y estoy de acuerdo.

Se supone que el nuevo decreto le daría a la secretaría de cultura una mayor independencia para realizar sus funciones. Después de todo, eleva el tema a rango de ministerio y le da independencia frente a la Secretaría de Educación, como era hasta hace unos días.

Sin embargo, una lectura atenta de las razones para esta transformación burocrática, como lo hace el artista conceptual Carlos Amorales en un artículo de El Universal (https://www.eluniversal.com.mx/entrada-de-opinion/colaboracion/carlos-amorales/cultura/2015/12/15/la-cultura-en-la-nueva-secretaria) deja mucho que pensar.

El dictamen le atribuye a la cultura la responsabilidad de resolver problemas políticos y sociales como la violencia; le otorga un valor turístico; la coloca como un factor de desarrollo económico y le atribuye una capacidad para mejorar la imagen de México en el extranjero.

Si eso es lo que está pensando el régimen para hacer el cambio, pues creo que nos quedamos con una versión más bien superficial del papel del Estado en este asunto.