Un balance de #SinVotoNoHayDinero

Opinión

Vienen meses de mucho cabildeo, más reuniones de trabajo y esperanzadores impulsos en las calles para #SinVotoNoHayDinero. La recta final se vislumbra en abril, por lo que es preciso hacer un balance general que ofrezca una vista rápida de la situación en la que se encuentra este esfuerzo colectivo y las acciones a seguir.

En primer lugar, es importante tener claro que la iniciativa avanza de manera satisfactoria en San Lázaro. Hemos recibido el compromiso de legisladores de todos los partidos políticos de votarla a favor en el momento que ésta sea discutida. Darnos cuenta de que hay voluntad en visiones tan diversas, da la impresión de brindarle el peso específico necesario para poder ser aprobada en la Comisión de Puntos Constitucionales. Un avance contundente, sin duda alguna. Debemos continuar persuadiendo por redes sociales y demás medios de contacto a legisladores con la iniciativa, porque es claro que este ejercicio popular ha surtido efecto.

También remarco el apoyo generoso y entregado que las organizaciones, movimientos, academia y demás espacios de la sociedad civil de todo el país, a favor de esta idea. Su trabajo, su compañía, apuntala la iniciativa y nos hace responsables de construir con mucho más ímpetu este proyecto. No vamos a bajar el ritmo, reforzaremos actividades de difusión y cabildeo conforme más se acerque la discusión en la Cámara. Aprovecho para hacer un apunte: nunca terminaremos de agradecer a las personas que nos han dado su consejo, aliento, o que sencillamente nos han abierto las puertas para esta iniciativa.

Sin duda otra experiencia que ha enriquecido el proceso ha sido el conocer visiones que le han agregado a la discusión un nivel de complejidad estimulante. Quienes participamos en  #SinVotoNoHayDinero valoramos los análisis plurales, los juicios y los planteamientos que nos hacen reflexionar. En algunos casos nos hemos topado con aportaciones llenas de razón: el sistema de partidos debe de cambiar desde sus cimientos, se debe analizar el modelo de campaña electoral, la propuesta debe ser un paso para impulsar auditorías a partidos y candidaturas, necesitamos una FEPADE autónoma o incluso debemos hacer votos por hacer cambios sistémicos en el poder judicial. Cada uno de estos planteamientos es muy valioso. Habrá que encontrar el momento para impulsarlos, el medio ya lo tenemos, somos las personas que asumimos como nuestra la iniciativa.

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¿Qué hacer para abrazar estas posturas? Invitarles a colaborar en los pasos a seguir de próximos cambios. Roma no se construyó en un día, vale la valentía por desarrollar esfuerzos compartidos, amplios, que cambien al país de raíz. A quien busca un cambio sistémico, aquí hay un par de manos.

Creo que lo más importante que he visto en estas semanas ha sido el clamor que muchas personas tienen por construir una democracia con partidos que sí sean representativos. De eso se trata #SinVotoNoHayDinero: austeridad y representatividad. Quienes apoyamos esta iniciativa creemos que la democracia necesita de partidos políticos cercanos, austeros y que ilusionen a la población. Quienes impulsamos este esfuerzo no le apostamos al abstencionismo, países como Panamá, Chile o Brasil tienen fórmulas similares y su abstencionismo es increíblemente menor. Quienes abrazamos este proyecto creemos en la política como el camino para realizar los cambios que se necesitan en este país, en el que puedan participar personas del campo, indígenas, mujeres, jóvenes, personas trabajadoras, diversas en su etnia, orientación sexual, profesión o edad.

Aún hay muchos desafíos que superar por esta iniciativa. Los primeros pasos de #SinVotoNoHayDinero hacen que veamos que hay un futuro prometedor a la vuelta de la esquina. Les invito a no dejar de hacer activismo, a seguir con el mismo ánimo y empeño y, finalmente, a construir esperanza mientras se actúa. Así, desde pequeños espacios, pero conectados y activos, construiremos un cambio para el país.