06066 | Un día en la vida de Trump

Opinión

Uno pensaría que ser Presidente de un país conlleva un gran compromiso, sacrificio y esfuerzo, y sin lugar a dudas, todos nos hemos preguntado en alguna ocasión: ¿cómo será la vida de los gobernantes del mundo?

Maggie Haberman y Glenn Thrush, periodistas del New York Times, han dedicado los últimos meses de su vida a trabajar en un libro con el que buscan retratar todo lo que ocurre diariamente en la Casa Blanca. Por supuesto, ello incluye la rutina cotidiana de Donald Trump, quien en tan solo 24 horas se empaca 12 latas de refresco de cola, ocho horas de televisión y un par más en Twitter. ¿Y a qué hora gobierna?

De acuerdo con los periodistas del New York Times, el día de Donald Trump comienza a las 5:30 de la mañana con un clic en el control remoto de la televisión para ver los noticieros y programas matutinos de CNN, CBS y, por supuesto, Fox News, lo que permite saber a sus allegados cómo estará su humor, según lo que vea en la televisión.

Los mismos programas de televisión también suelen determinar los primeros tuits de Trump, quien frecuentemente gusta tuitear desde su cama, una cama de la que nadie sabe si aún comparte con su esposa Melania.

Posteriormente, Trump cumple con sus compromisos de agenda, ya sea visitas, entrevistas o reuniones con su gabinete, muchas de ellas bajo la estela de una televisión encendida, aunque sin volumen, para estar al pendiente de las noticias.

Su jornada laboral suele terminar a las 6 de la tarde, con una cena en la Casa Blanca, en donde suele pedir filete a la parrilla, tocino, ensalada roquefort, jugo de carne y muchos postres, además de algunos chescos más que completan su dotación diaria de cuatro litros de refresco de cola, lo cual equivale a 564 miligramos de cafeína o, puesto de otra manera, el equivalente a unos 11 cafés.

Al final del día, Trump se pone la pijama, y sí… vuelve a ver la tele hasta la medianoche, en donde curiosamente y contrario a las costumbres de millones de personas, el presidente de Estados Unidos suele poner una alarma que le indica la hora de irse a dormir, en lugar de la hora a la que tiene que despertar.

A final de cuentas, no es un Presidente como cualquier otro.