Blanco atardecer: un relato sobre la demencia senil

Por: Xally Miranda
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Hoy se conmemora el Día Nacional del Adulto Mayor, un momento para reflexionar con el teatro sobre la necesidad de mirar a quienes viven con la pérdida de su memoria.

Uno de los temas más difíciles y más temidos de tocar es la pérdida de la memoria en la vejez. El deterioro cognitivo leve es parte del paso del tiempo, pero nadie está preparado para enfrentarse al Alzheimer o la demencia senil. Estos problemas de salud no sólo afectan a la persona que deja atrás su independencia y calidad de vida, también impacta a sus familiares y a quien toma el rol de cuidador. 

A pesar de lo doloroso que resulta poner estas enfermedades bajo el reflector, es importante hacerlo. De ello está consciente la actriz y dramaturga María José Delgado, quien presenta por primera vez en la Ciudad de México la puesta en escena Blanco atardecer, un monólogo que comparte los recuerdos luminosos y dolorosos de Estela y su nieta Macaria, mientras Estela va dejando su vida en el olvido. 

María José se inspiró en su experiencia personal, pues cuidó de su abuela que padecía Alzheimer hasta su fallecimiento. A partir de ahí comenzó una investigación que la llevó al Asilo San sebastián, donde conoció más de lo que enfrentan las personas con demencia senil. Luego trasladó su experiencia y aprendizaje a esta obra, con la que invita a reflexionar sobre esta situación porque “en algún momento, todos llegaremos a la tercera edad”.

En México, muchas personas son discriminadas en sus trabajos por diferentes razones, entérate más sobre esta situación aquí.

No es lo mismo el Alzheimer que la demencia senil. Entonces, ¿cómo lo vas a abordar en la obra?

Es una línea súper delgadita. En la demencia también olvidan cosas pero hay un proceso más fisiológico, y cuando es Alzheimer es (un trastorno que afecta) la memoria a corto plazo, empiezan a desconocer su casa, su habitación, a los familiares; es un deterioro mental brutal, no hay manera de pararlo. Ambos tienen que ver con el desgaste corporal, pero la demencia va más allá de la mente. Entonces, en la obra hablamos de que la abuela es diagnosticada con demencia senil, pero todas las escenas están enfocadas en una persona que padece Alzheimer. Específicamente no se menciona, pero es evidente que vamos a hablar de un deterioro mental, corporal, del cuidado, de las medicinas. Y también está enfocada en el cuidador, porque no lo volteamos a ver. No sólo en la demencia, sino en cualquier enfermedad, el cuidador es muy importante porque deja su vida, a veces porque no le queda de otra y muchas veces por decisión propia.

¿Cómo es tu dinámica en escena?

Decidí abordar el texto como si me sentara con alguien y le contara esta historia sobre el Alzheimer y la demencia. Ya ves que cuando estamos relatando algo a veces nos convertimos en la abuelita, el doctor… Quería abordarlo desde el “miren, les voy a contar algo que no sólo le pasó a mi abuela, sino a cuarenta y tantos abuelos”. Creo que algo que juega mucho a favor es el manejo del cuerpo, de la voz, la creación de personajes, pero también las luces y la música.

La obra está recomendada para adolescentes, adultos y gente de la tercera edad, ¿por qué te gustaría llevarlo a este público?

Los niños pueden venir a ver esta obra y la aguanta perfectamente. Pero es un poco más complejo. Creo que cualquier persona podría ver la obra porque se presta a dialogar, a recordar a nuestros abuelos, pero hay cargas (emocionales) muy fuertes, sobre todo en la adolescencia porque hoy en día es complejo que se acerquen a los adultos mayores. La han visto también ancianos y les ha generado un impacto distinto: cuando la ven, a veces se incomodan un poco y viene una reflexión de vivir al máximo. Creo que a través de la obra podemos empezar a visibilizar un poquito, podemos acercarnos a ellos y apoyarlos. 

Con apoyo a la tercera edad

Como parte de su proyecto, María José buscó que el equipo encargado de la puesta estuviera relacionado con la tercera edad. “Para que lo pudiéramos entender y comprender desde el sentido humano, para poderlo compartir desde la experiencia propia, decir que sabemos de qué hablamos, que investigamos”, explica. 

Además, como una forma de ayudar al Asilo San Sebastián, ubicado en Querétaro, en cada función se venden artículos cuya compra se convierte en una donación para el lugar. “Es bellísimo compartir con los adultos mayores, son personas que tienen mucho que compartirnos, enseñarnos”, afirma la actriz.

Dónde: Foro Shakespeare (Zamora 7, col. Condesa)

Fecha: del 2 al 24 de septiembre

Horario: sáb, 17:30; dom, 18:00

Costo: $250, en taquillas

Fotografía: cortesía