Buenavista, una estación histórica entre CDMX y EDOMEX

Por: Redacción
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Fotografía: cortesía

Este punto neurálgico de los habitantes de la CDMX y del Edomex lleva más de un siglo viendo pasar vagones, primero de ferrocarriles y luego de trenes eléctricos para la población

Hablar de la histórica estación de Buenavista es remontarse al periodo entre 1884 y 1888, cuando se construyó e inició operaciones la estación del Ferrocarril Central (vecina de la estación del Ferrocarril Mexicano) en los terrenos de la hacienda de Buenavista. Esta línea conectaba la capital del país al sistema ferroviario estadounidense.

La estación tenía dos niveles. En la planta baja había un pórtico formado por columnas metálicas que sostenían un friso muy singular. El acceso, por su parte, contaba con un pequeño techo a dos aguas. En el piso superior, el tabique aparente realzaba los marcos de las ventanas. A su costado existían las oficinas del Ferrocarril Central Mexicano.

A finales de los años 50, las estaciones del Ferrocarril Central y del Ferrocarril Mexicano fueron sustituidas por la sede del Partido Revolucionario Institucional (PRI) y la alcaldía Cuauhtémoc. Sin embargo, el servicio de ferrocarriles no se suspendió, sólo se modernizó con una nueva estación ubicada más al norte. 

Hoy en día, Buenavista es el punto de salida y de llegada de miles de personas. A diario, el bullicio es evidente, provocado por la entrada del Tren Suburbano y su estación conectada a otros medios de transporte como el STC Metro y el Metrobús.

Diseñada por el arquitecto Jorge L. Medellín e inaugurada por el presidente Adolfo López Mateos en 1958, la nueva estación de Buenavista presumía una fachada vidriada muy sencilla de marcada forma horizontal. Destacaba su amplio lobby, al cual daban las taquillas y algunos servicios, mientras en el nivel superior se hallaban las oficinas. Pero si algo brilló aún más fue su gran letrero exterior que decía: Ferrocarriles Nacionales de México. Llegó a contar con doce vías y seis andenes. En 1995, durante el gobierno de Ernesto Zedillo, pasó a manos de empresas privadas, pero con los años cerró sus puertas y hasta 2008 se reabrieron para el sistema de trenes suburbanos y una plaza comercial.

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