Chilango nostálgico: juegos de mesa

Ciudad

Cuando éramos niños los juegos de mesa formaban una parte fundamental de nuestro repertorio de juguetes. ¿Cuál era tu favorito?

Además de las muñecas, las figuras de acción y los peluches, los juegos de mesa tuvieron un papel importantísimo en nuestra infancia, en especial cuando nos reuníamos con los primos o amigos para jugar horas y horas mientras devorábamos alguna botana.

Por ello, hoy tiraremos los dados y recordaremos los juegos de mesa que, aunque todavía existen, tenían muchísima fama en la década de los 90. ¿Estás listo? ¡Es tu turno!

Turista Mundial

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Al igual que Monopoly, Turista Mundial era (y es) uno de los juegos más laaargos de la vida. Básicamente tenías que comprar países, construir, cobrar estratosféricas rentas y dejar cruelmente a los demás jugadores en la bancarrota para poder ganar.

Usualmente, las partidas duraban muchísimo, incluso algunos de nosotros ni siquiera terminamos de jugar una partida. Pero eso sí, era muy divertido jugarlo, leer las tarjetitas y telegramas y volverte virtualmente millonario. ¡Ah, que tiempos!

Serpientes y escaleras

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Que levante la mano quien no se frustró enormemente cuando, a punto de ganar, bajaba estrepitosamente hasta el inicio del tablero, ¡era la peor decepción del mundo!

Este juego lo vendían (y venden) en jugueterías, papelerías, mercados y tianguis. Lo mejor es que tenía un montón de diseños, aunque el más clásico tenía pequeñas ilustraciones en cada casilla que mostraban una acción y su efecto, tanto para subir como para bajar.

¡Loteríaaaaa!

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Uno de los juegos de mesa más tradicionales —no sólo de nuestra infancia sino de todo México— es precisamente la lotería. Su principal característica es la manera en que se anunciaban las cartas. El llamado “gritón” era el encargado de anunciar la carta con un divertido verso como “el caso que te hago es poco” (refiriéndose al cazo) o “el que despertó a San Pedro, no le volverá a cantar” (refiriéndose al gallo). Al final ganaba el que lograba llenar su tabla de piedritas o frijoles y gritaba ¡lotería!

¡Uno!

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La cultura popular dicta que no hay manera más eficaz de destruir una amistad que sacando un “toma 4” cuando a tu mejor amigo sólo le quedaba una carta para ganar.

Este juego de mesa sufrió diversos cambios con el tiempo, incluso hubo una época en la que se fusionó con Jenga.

Adivina quién?

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Adivina ¿quién? era un juego de mesa muy divertido en el que debías hacer preguntas para adivinar el personaje que tenía tu contrincante antes de que él adivinara el tuyo. Tenías que preguntar cosas como: ¿tu personaje tiene barba?, ¿usa lentes? o ¿suele usar sombrero?

Operando

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Aquí tenías que tener pulso de cirujano, literalmente. Tu misión era operar al paciente y quitarle ciertas piezas que por alguna razón llegaron a su cuerpo, como una llave o un lápiz (nada fuera de lo normal). Ganaba quien pudiera sacar los objetos sin tocar las orillas.

Destreza

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Tal como lo dice su nombre tenías que aplicar mucha destreza para ganar este juego. Primero, ponías el reloj y luego tenías que acomodar todas las piezas antes de que se acabara el tiempo y que todas las fichas salieran volando. Lo mejor era retar a tus amigos para ver quién lograba poner todas las piezas más rápido.

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Twister

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Bueno, no era precisamente un juego de mesa, pero tenía que estar en esta lista. Prácticamente jugabas usando todo tu cuerpo y elasticidad para lograr los movimientos que el tablero marcara: que pie en rojo, mano en azul y mano derecha en amarillo (por sobre la cabeza de tu compañero). Entre más gente, más divertido era este juego, en especial cuando todos terminaban enredados.

Jenga

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Uno de los momentos en el que tu corazón de niño se aceleraba era cuando la torre del jenga ya era muy alta, se tambaleaba y era tu turno de sacar una pieza, ¡nooo! Lo mejor era cuando lograbas colocar tu ficha en la cima y todos coreaban tu proeza.

Pictionary

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El juego consistía en dibujar y que tu equipo adivinara lo que querías decir para avanzar en el tablero. Algunas tarjetas eran muy sencillas, pero otras pedían cosas que, en ese entonces, nos parecía imposible dibujar antes de que el tiempo del diminuto reloj de arena se acabara.

Cuatro en Línea

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Objetivo: lograr juntar cuatro piezas en línea. Aunque suena bastante sencillo, el juego llevaba ciertas estrategias. De hecho, había hasta jugadas para ganar contundentemente, aunque eso implicaba que tu adversario no notara lo que pretendías hacer.

Batalla Naval

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Y hablando de estrategia, es momento de Batalla Naval. En este juego tenías que usar toda tu habilidad para colocar estratégicamente tus barcos en el tablero para que no le fuera tan fácil a tu oponente adivinar su ubicación. Era para dos personas y ganaba quien hundiera toda la flota enemiga.

Hipos glotones

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Este seguro lo jugaste cuando eras muy pequeño. ¿Te acuerdas? Tenías que apretar a máxima velocidad la palanquita de tu hipopótamo para que pudiera comer la mayor cantidad de canicas.

Basta, ahorcado y timbiriche

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Aunque muchos no los consideran juegos de mesa, estas peculiares actividades nos brindaron horas de diversión con solo una hoja de papel, en especial cuando el profesor no iba a la escuela o la lluvia nos arruinaba el recreo.

Era súper divertido escribir rápido antes de que llegaran al “basta 10” (aunque no encontraras ningún fruto que empezara con W) o adivinar la palabra antes de que tu pobre personaje terminara ahorcado. A estos juegos podemos agregarle el gato y timbiriche, dos muestras más de que durante nuestra infancia no necesitábamos mucho para pasar un rato muy agradable.

Foto: Pinterest

(Fotos: Pinterest y Youtube)