Estridente y dulce: una comedia disfrazada

Ciudad

Después de una noche de descontrol y fiesta, el protagonista de Estridente y dulce despierta en la recámara de un hotel junto a su mejor amiga, Romy. Completamente sorprendido y con tan solo unos cuantos recuerdos de lo que sucedió, encuentra una mancha de sangre sobre la almohada y descubre que ella apenas puede respirar.

Asustado, el narrador sin nombre decide voltear el colchón y escapar de ahí en búsqueda de ayuda, sin llamar la atención. Y en medio del caos es incapaz de entender lo sucedido. Se trata de un hombre de treinta y tantos años, que vive en casa de sus padres junto a su esposa y un perro neurótico con ojos muy tristes. Siempre pensando de más, con una madre sobreprotectora que insiste en que en el futuro le esperan grandes éxitos y glorias. La mayor parte del tiempo, una persona patética, cuyo más grande talento es saber ser el hijo ideal y que un día, al reconocerse incapaz de convencer a alguien más sobre la oportunidad que tenemos todos los días de ser felices, decide botar su trabajo en una oficina de la ciudad y perseguir su vocación artística: hacer películas.

Su vida cambia por completo a partir de ese momento, pero sobre todo porque su incapacidad de aceptar errores o acciones inmorales se convierte en un tormento inmenso y porque esa sensación de una catástrofe inminente con la que siempre ha vivido, por fin se ha hecho realidad.

Estridente y dulce es la tercera novela de Adam Thirlwell —le anteceden Política y La huida, ambas también editadas por Anagrama—, quien en 2003 y en 2013 fuera elegido por la revista Granta como uno de los 20 mejores escritores británicos con menos de 40 años. Su obra ha sido reconocida por personajes como Jeffrey Eugenides, Dave Eggers, Gray Shteyngart, Milan Kundera, Kiko Amat y Rodrigo Fresán.

 

Estridente y dulce
Adam Thirlwell
Anagrama, Barcelona, 2017, 377 páginas

Costo: $476