Arleen González, quien completó la Triple Corona en Aguas Abiertas, practicando natación en el Club España, al sur de la Ciudad de México. Foto, Lulú Urdapilleta.

Dominar las aguas abiertas

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La nadadora capitalina Arleen González es la única mujer mexicana en completar la Triple Corona en Aguas Abiertas en un año.

FOTO: LULÚ URDAPILLETA

Bajo una sombrilla cercana a la alberca del club España—al sur de la Ciudad de México—, donde suele entrenar, Arleen González se acuerda de repente que hace tres años estuvo a punto de abandonar las competencias deportivas para siempre.

“Soy una persona impaciente. Quiero que las cosas salgan rápido y salgan bien”, dice Arleen. Su voz, que es aguda y alegre como la de una adolescente, se vuelve de súbito un murmullo sombrío mientras explica que en 2013 compitió en el circuito de isla Mujeres, Cancún. Era su primer cruce de 10 kilómetros en aguas nacionales. Y no logró terminarlo.

“Llevaba más de una hora sin ver a los nadadores, ni a las lanchas ni a nada. Estaba a la deriva. De repente una persona en moto lancha se acercó a preguntar si quería seguir nadando y le dije que por supuesto que sí”, dice Arleen.

En promedio, los nadadores debían tardar tres horas en hacer el cruce. Arleen llevaba cuatro horas agitando las extremidades y la orilla no se veía cercana.

“Me avisaron que ya iban a retirar a todos los nadadores y no tuve otra que subirme a la lancha”, recuerda.

A sus 35 años, Arleen estaba acostumbrada a terminar todo aquello que empezaba. Con su voz de niña, enumera sus logros: un título profesional en Administración, certificados de idiomas en inglés, italiano y alemán, una colección de medallas de aquellas competencias en las que participaba, antes de tomarse el nado en aguas abiertas como algo más que un hobby. Incluso, hasta terminó el curso de actuación que estudió durante tres años.

El circuito en Cancún fue la primera ocasión que decidió no seguir adelante. “Así no fuera en el primer lugar, siempre terminaba lo que hacía. Jamás había abandonado algo”.

Esa vez, en cambio, pensó en renunciar.

Voy a donde quiera

Pero este año Arleen González se convirtió en la primera nadadora mexicana en completar la Triple Corona de Aguas Abiertas en una misma temporada, porque la idea de abandonar el deporte le duró muy poco: a los dos meses ya estaba compitiendo de nuevo, en Acapulco.

La Triple Corona de Aguas Abiertas implica nadar alrededor de 115 kilómetros, divididos en tres circuitos distintos, dos en el continente americano y uno más en Europa, y son muy pocos los nadadores que tienen la tenacidad para completarlos.

“Yo no me definiría como obsesiva, sino decidida —dice Arleen—. Tú dime qué debo hacer para llegar a una meta, y yo lo ejecuto. No lo hago porque sea obediente, porque eso significa acatar sin pensar. Lo hago porque soy comprometida”.

Así pasó de nadar un kilómetro en las Estacas cuando tenía 28 años, a recorrer 10 kilómetros a los 32. Y en su última competencia, en Manhattan, con la que completó la triple corona, nadó 45 kilómetros. Arleen se acomoda en la silla con cierto aire satisfactorio, porque se acuerda de los tiempos donde recorrer 100 metros era ya un logro y, sobre todo, se acuerda de la ocasión cuando le preguntó a un entrenador si ella sería capaz de reducir sus tiempos.

“El entrenador me miró de arriba abajo y me dijo: ‘Hasta donde puedas llegar’. No sé si no tenía confianza en mí, pero yo me dije:’ Pues ahora lo hago. Voy a buscar los caminos y a las personas que me lleven a donde yo quiera llegar’”.

Ese equipo está conformado por su hermano, Ursus González, médico del deporte, el entrenador Coco Villegas y su esposa Tanya Salazar.

Talento organizado

“Yo no me reconozco con talento nato”. Arleen lo dice con una seguridad tajante. No importa que a los 27 años hubiera comenzado a nadar y ocho años después lograra cruzar el estrecho que separa a Gran Bretaña del noroeste de Francia.

“Tal vez mi talento sea comprometerme y organizarme. Vivo de eso: en mi trabajo como administradora hago proyectos financieros, proyectos de empresa y mi propio proyecto de vida”. Este último incluye seguir en competencia.

El cuerpo y la mente funcionan como máquinas. Primero, es la planeación para llegar hacia la meta, después, la preparación física. Pero hay un tercer elemento que aparece cuando mente y cuerpo no dan más. Ella lo define como corazón.

Cuando compitió en la isla de Santa Catalina era de noche. Por las condiciones climáticas, el tiempo estimado para completarlo pasó de ocho o 10 horas, a 16 o 18. “La cabeza te traiciona”, dice Arleen. “En algún momento te preguntas, ¿qué hago aquí, de noche, en aguas frías?”.

El cuerpo te traiciona: a las pocas horas de nadar, Arleen comenzó a sentir sueño. En cada parada de la competencia Coco, su entrenador, le preguntaba si quería seguir. La última vez, Coco no le preguntó nada. Sólo le advirtió: “Tus brazadas son lentas. Si no subes el ritmo, los jueces te descalificarán”.

Arleen González advierte que a ella no le dicen las cosas dos veces. “Elevé mi ritmo y no paré hasta llegar a las rocas. Lo hice, porque todos lo daban por perdido”.  Pero ella, Arleen, no piensa dejar nada sin acabar nunca más.

En cifras:

  • 3 circuitos deben completarse para obtener la Triple Corona, dos en América y uno en Europa.
  • 142 nadadores han conseguido este logro de resistencia que consiste en 115 kilómetros.
  • 8 mexicanos han logrado la triple corona., incluyendo a Arleen que es la primera mujer.