Música para combatir el miedo

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A ritmo de cumbia, reggae, ska y rock, el grupo musical Instrumonstruos Musicales quiere quitarle el miedo a los niños y enseñarles que el mundo puede ser un lugar mejor si ellos se lo proponen.

 

El miedo es ridículo. Te paraliza, te seca la boca y hace que el cuerpo tiemble. Te impide pensar con claridad y te lleva a tomar decisiones apresuradas; también te ayuda a sobrevivir, a ponerte a salvo. Si lo conviertes en tu aliado, te vuelve mejor persona.

Eso es lo que piensan nueve músicos vestidos con saco y playera azul con letras de colores. Desde hace dos años y medio, ellos tomaron la misión de explicarle a los niños que tener miedo es natural, pero sentirse agobiados es solo una opción.

Los Instrumonstruos Musicales se apropiaron de esa sensación de escalofrío al atravesar un cuarto en total oscuridad o del calambre en el estómago cuando escuchas pasos en medio de la madrugada. Todo eso lo convirtieron en música y en un monstruo: Bebón, el que se esconde bajo la cama, ese miedo que, sin importar cuál es, te paraliza cada que se acerca demasiado.

“No es una caricatura, es una botarga que de verdad les da miedo a los niños que la ven en el show, pero aquí la ponemos a bailar, juega con el público y se dan cuenta de que, por muy aterrador que parezca, el miedo puede tener un lado divertido”, dice Roberto Mendoza, arreglista y guitarrista.

Coinciden en que esa forma de ver la vida y de afrontar lo que se les hace extraño se va a reflejar en su juventud y adultez: cuando sean personas convencidas de cumplir metas y de decir que “no” cuando se sientan incómodos con alguna situación, aseguran.

A través de sus canciones, hablan de aceptar las pérdidas a ritmo de balada; con ska le cantan al enamoramiento de infancia y con una cumbia se deshacen del miedo. Otras canciones buscan hacer conciencia sobre el cuidado del medio ambiente, la importancia de ir al médico y la comprensión de los sentimientos de otros.

“Oma yea, oma ya” es su mantra contra el miedo, el que ha hecho que los niños de las escuelas en las que se han presentado puedan ir al baño solos, puedan dormir sin temor o estar cerca de objetos que antes les provocaban horror.

Al igual que los niños, los Instrumonstruos Musicales han vencido sus temores. Al ritmo de “oma yea, oma ya” se acercan a gatos, lagartijas y víboras —a lo que más miedo le tienen—. Incluso lo han hecho sobre el escenario para demostrar a los niños que por más grande o absurdo que sea el temor, siempre puede ser vencido.

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Instrumonstruos Musicales: miedos con ritmo

Los Instrumonstruos Musicales se preparan para salir a escena: arman una muñeca de tres metros de altura y uno de ellos se coloca una botarga que casi lo tira del templete. Hay una sinfonía desordenada: un redoble de la batería, unas notas del piano y el silbido agudo del saxofón. Un, dos, tres, cua… y todo toma sentido. Cumbia, reggae, ska, rock y regional mexicana son los ritmos con los que los Instrumonstruos ponen a bailar a los niños.

“Nos gusta que aquí se destrampen. Muchas veces en la calle o en la escuela les piden que se callen o que no se levanten de su lugar. Aquí se les pide que griten, que bailen y brinquen, que saquen sus energías y sus emociones al ritmo de la música”, explica Isaac Imaginante, vocalista.

El objetivo es que por un momento se sientan libres y que, además, no sean vistos como personas inferiores. “En los shows no los ‘infantilizamos’. En una dinámica hasta les decimos que son doctores, abogados, astronautas o licenciados y se sorprenden, se sienten bien cuando los empoderas. Nosotros creemos que los niños entienden todo si se utilizan las palabras correctas”, dice.

Los nueve Instrumonstruos Musicales son egresados de la Escuela Nacional de Música y de la Escuela Superior de Música, son amigos de la infancia y la época estudiantil. Algunos tocan jazz, otros rock. Están los cumbiancheros y un par la hacen de mariachi como proyectos alternos. Saben que, hasta el momento, no podrían vivir de hacer música para niños; sin embargo, lo consideran como un legado, una forma de pasarle la estafeta musical a los más jóvenes.

“Consideramos que hay que ganarle terreno a los géneros y hacer nuevos públicos. Los niños ya no se sienten atraídos por los ritmos que nosotros escuchábamos a su edad, entonces hay que acercarnos a lo que piden, hagamos música que quieran escuchar”, dice Isaac.

Por eso, además de los ritmos utilizan elementos clásicos como títeres, un teatrino, un caballito de palo y un monstruo, y otros más innovadores, como una muñeca de tres metros de altura, globos de helio, humo, diseño de iluminación y un dron.

Los niños son considerados vulnerables, dice Isaac, pero en realidad son personas inteligentes, a las que les puedes hablar de todo y te van a entender. “A veces somos los adultos los que no sabemos acercarnos, los que perdimos la esencia de la infancia y por eso los sentimos tan distintos a nosotros”.

Para los Instrumonstruos Musicales, la infancia es el presente y la posibilidad de dar herramientas para que los niños conviertan al mundo en el lugar donde a todos nos gustaría vivir.

“Es el momento de impedir que pierdan esa chispa que a los adultos nos cuesta ver y que usen su imaginación para resolver los problemas cotidianos. Creemos que todos debemos dejar algo a los niños, y para nosotros, la música es la herramienta más eficaz”.

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