Un juego de niño(a)s

Especiales

Hoy, Pachuca y Guadalajara definirán al campeón del primer torneo de la liga de futbol femenil. Estas son algunas historias de las mujeres que le han dado nueva vida a este deporte desde Pumas y América

Por Diana Delgado

Fue un escándalo. Ocurrió el 23 de marzo de 1895: dos equipos recién conformados disputaron el primer partido de futbol femenil de la historia, en el estadio londinense Crouch End Athletic. Las del norte contra las del sur. Al día siguiente, una nota del diario The Guardian calculó 10 mil espectadores: “No hay nada desagradable en que una mujer golpee un balón”, se leía en el texto.

No había nada desagradable, era cierto, pero el partido femenil se convirtió en un escándalo por razones ajenas al deporte. El tema de conversación durante los días siguientes se centraría en el uniforme de las jugadoras: blusones, gorras y pantalones ceñidos bajo la rodilla que apenas dejaban ver sus cuellos, brazos y pantorrillas. Suficiente piel para recibir un aluvión de críticas. ¿Era correcto que las mujeres jugaran a lo mismo que los hombres?, ¿que se vistieran igual para jugar?

Un siglo y 22 años han pasado desde entonces. En México, la liga de futbol femenil parece todavía un asunto de barrio, de niñas que juegan con sus hermanos, de equipos de colonia donde por cada ocho hombres hay una mujer, de pequeñas ligas amateur y torneos organizados en escuelas y deportivos.

El sueño de ser jugadora profesional resulta frágil, desdibujado. Al contrario de cualquier niño, todavía suena absurdo que una mujer piense en dedicarse al futbol como profesión. Al menos esa era la percepción hasta diciembre de 2016, cuando los dueños de 16 equipos votaron en una asamblea a favor de crear la primera liga profesional para mujeres. Solo Puebla y Lobos BUAP decidieron no inscribir equipo. Hace unos cuatro meses, el 26 de julio de 2017, el primer silbatazo de la liga femenil sonó en un estadio.

Entrenadora de Primera División

La portera despeja, el balón llega a media cancha. Dos jugadoras triangulan. Pase, pase, cabezazo. El balón se detiene. Nancy Zaragoza patea el balón en diagonal, al fondo Diana Gómez no ha detenido su carrera. Ellas forman parte de la avanzada Puma.

Las zancadas se acortan mientras las entrenadoras de Pumas y Xolos gritan indicaciones. Gómez mide el espacio, el balón desciende, da un paso y antes de rematar cae al pasto. La defensa de Tijuana se barrió con energía, le ganó la espalda y la tumbó sin intención. La jugada termina. Nadie se queja de algún golpe. “Esa es una característica del futbol femenil: somos más apasionadas, las chicas tienen más garra, entregan todo”, dice Ileana Dávila, entrenadora de las Pumas.

Dávila ha sido testigo del crecimiento de la liga de futbol femenil en la ciudad. Siempre sintió amor por el deporte. Practicó basquetbol, salto de longitud y lanzamiento de bala; el futbol era un pendiente. Hasta que un día leyó en el periódico que la Escuela Nacional de Directores Técnicos realizaría exámenes para cursar la carrera de Dirección. Ileana se presentó, aprobó el examen de admisión y años después obtuvo el título profesional.

Más de una vez escuchó: “¿Y tú qué haces aquí? Esto no es para ti”. Por décadas, la dirección técnica fue exclusiva de hombres. Demostrar que las mujeres no solo juegan futbol, sino que tienen la autoridad para enseñar cómo se practica, le costó años. Hoy, Ileana es una de las cuatro mujeres que dirigen en la recién estrenada liga mexicana.

Del barrio al Estadio Azteca

Dayana Cázares y Alexia Fernanda Delgado son un referente para las selecciones de futbol  femenil. Ambas juegan en el América y, al igual que las otras 401 jugadoras registradas, viven sorprendidas por lo que ha implicado la nueva liga.

A sus 17 años, Dayana es ya una estrella. Descubrió el balón a los cuatro y pasó su niñez echando retas en parques, al lado de sus dos hermanos mayores. Su habilidad la llevó a la Selección Mexicana Sub 15 y a los 14 años recibió la medalla de bronce en los Juegos Olímpicos de la Juventud en China.

Cuando se formó la liga de futbol femenil en México, Dayana asistió a una de las visorías. “Leonardo Cuéllar (exentrenador de la selección) me invitó. Yo siempre le he ido al América, así que fue la mejor oportunidad”, dice.

Su compañera, Alexia Delgado, también representó al país. Tiene 17, es originaria de Tepic, Nayarit, y para cumplir el sueño de ser futbolista, tuvo que irse de casa a los 13. Americanista hasta la médula, el llamado de Cuéllar fue suficiente para traerla a CDMX. “Mi familia vino a apoyarme. Verlos y al mismo tiempo pisar una cancha con el equipo de mis sueños fue una emoción gigante”.

Para Daniela García, contención de las Pumas, el camino ha requerido un gran esfuerzo. Las puertas no se abrían hasta que acudió a la visoría del club, a sus 25 años, como un último esfuerzo para hallar espacio en el balompié nacional. “Lo veía muy complicado por mi edad, pero lo intenté y el que me hayan dado esta oportunidad me hace sentir mucho honor, orgullo, compromiso y responsabilidad”, dice.

Para la niña que jugaba con los niños de su colonia y asistía a partidos de futbol con su mamá, la Liga MX Femenil es una oportunidad para las generaciones que vienen. “Es una muestra de que hay que estar preparado para cuando llegue el momento. Hay que entrenar más y ser mejor para poder aprovechar los apoyos que se están abriendo”, sostiene Daniela.

La liga de futbol femenil en cifras

  • 360 mil pesos al año, en promedio, gana una mujer futbolista en nuestro país.
  • 380 goles se anotaron a lo largo de las 14 jornadas que compusieron el torneo.
  • 16 equipos forman parte de la Liga MX Femenil en esta primera edición.