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Aunque se aprobó el uso medicinal de la mariguana, aún falta mucho para que sea accesible para los pacientes

ARTE: MICHEL LARIS

El 10 de agosto de 2016, Grace, una niña de ocho años que padecía hasta 400 convulsiones epilépticas al día, consiguió un amparo para importar cannabidiol (CBD), un aceite derivado de un componente no psicoactivo de la mariguana que le permitiría reducir la cantidad de ataques.

Con esa decisión jurídica, comenzó el debate sobre la despenalización del consumo médico y, en ese mismo año, la Comisión Federal de Protección de Riesgo Sanitario (Cofepris) recibió 300 solicitudes para el uso de mariguana.

A casi un año de que esta rendija al consumo medicinal controlado se abriera, senadores y diputados dieron el sí. Pero hay un problema: médicos, pacientes y activistas aseguran que se trató de una aprobación a medias que no acerca el acceso a un tratamiento cannábico.

“El Estado reconoció las propiedades medicinales de la cannabis, pero en la práctica esto no significa mucho porque esta medida es elitista y no está resolviendo su acceso a todos los niveles”, dice Nico Malanzartes, educador del colectivo Cannativa.

Aunque se abrió la puerta a la investigación, los grandes pendientes de la legislación siguen siendo el autocultivo y la creación de productos mexicanos, pues “esa es la manera de democratizar el acceso a la medicina cannábica. Pensar en quienes no pueden pagar la importación y dejar en manos mexicanas un negocio que se van a pelear empresas extranjeras”, explica el activista.

Cannabis para la salud
Rosalba González es paciente cannábica. Tiene un padecimiento gastrointestinal que le provoca dolor muy intenso y la única manera que ha encontrado para llevar una vida normal es a través de la mariguana.

Actualmente vive en California, donde la cannabis es legal. Cuenta que salió de la CDMX por tres razones: la política prohibicionista que la ponía en riesgo al buscar esta planta en el mercado negro, los altos costos en la importación de medicamentos y porque los médicos se negaron a respaldar su necesidad de medicina cannábica.

“Aquí invierto unos 400 dólares al mes, que son como ocho mil pesos, pero si importara el tratamiento, los costos serían tres o cuatro veces más caros. También tengo mi credencial y puedo comprar cannabis legal en un dispensario, a diferencia de cuando estuve en la CDMX, que me arriesgaba con los vendedores o porque los médicos, al enterarse de que consumía, ya no me querían atender”, dice Rosalba.

Según especialistas, desconocer las propiedades de esta planta afecta a los pacientes que buscan atenuar sus malestares.

“Las claves del uso médico están en eliminar los prejuicios sociales y en la creación de una especialización en cannabinoides, pues solo así los pacientes recibirán respaldo en su tratamiento y una dosificación precisa que permita que quienes lo consuman lleven una vida normal”, dice Raúl Porras, cirujano certificado por el Medical Cannabis Institute.

“Si se consume la planta completa, sus elementos trabajan mejor, porque tenemos receptores cannabinoides como parte de nuestro sistema nervioso, lo que permitiría una coordinación motora para los enfermos de Parkinson, Tourett, epilepsia y Hunting”, comenta el médico especialista.

Los padecimientos gastrointestinales crónicos también podrían tratarse con mariguana, al igual que la hipertensión, esclerosis lateral amiotrófica y múltiple, y algunas enfermedades autoinmunes.

“En el caso del cáncer se ha comprobado que es útil para disminuir las masas tumorales y la metástasis, además de reducir los efectos secundarios de las quimios y radioterapias, sin contar que la cannabis puede ser usada en un padecimiento que ataca al 40% de la sociedad: el dolor crónico”.

¿Qué sí y qué no? 
La aprobación del uso médico de la mariguana tiene claras prohibiciones. Por ejemplo, se podrá sembrar, cultivar, cosechar, adquirir, comerciar, transportar y usar cannabis únicamente con fines médicos y científicos previamente autorizados, de tal manera que el autocultivo seguirá siendo castigado.

Una vez que la reforma a la Ley General de Salud se publique en el Diario Oficial, la Secretaría de Salud y la Comisión Federal de Protección de Riesgo Sanitario diseñarán y ejecutarán políticas públicas que regulen el uso medicinal y la importación de productos. Es decir, harán menos burocráticas las solicitudes y crearán campañas contra el uso de sustancias.

Los medicamentos que podrán ser comercializados deben tener 1% o menos de tetrahidrocannabidol (THC), reconocido como el componente activo de la mariguana. Las medicinas deberán tener registro sanitario y no podrán ser de elaboración casera, solo a través de una farmacéutica.

Aunque la aprobación es una realidad, aún se desconoce cuánto tiempo pueda pasar entre que la reforma se publique en el Diario Oficial y las autoridades sanitarias determinen cómo serán las regulaciones para la importación, consumo e investigación, por lo que hasta el momento, los enfermos son los menos beneficiados, ya que no se contempla ni una producción nacional que abarate costos ni el autocultivo, que significaría una vía más sustentable.

En cifras:

  • 180.6 millones de personas consumen mariguana a nivel mundial, según la OMS.
  • 1.2% de la población entre 12 y 65 años de edad consume mariguana en México.
  • 374 votos permitieron la aprobación del uso medicinal de la mariguanaen abril.