Otra cara de la CDMX

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La primera edición chilanga del festival Open House CDMX tiene como objetivo resignificar y difundir una centena de espacios de gran valor arquitectónico mediante siete circuitos.

La arquitectura es esencial en el desarrollo estético de la urbe, pero se integra con todo lo que abarca nuestra vista. Para resignificar la imagen de la Ciudad de México, tres mujeres entusiastas de la arquitectura organizaron la primera edición chilanga del festival Open House CDMX, que mostrará una cara pocas veces vista de ciertas construcciones emblemáticas a través de siete circuitos: Condesa-Roma, Corredor Reforma, San Miguel Chapultepec, Pedregal-CU, Polanco, Centro y Santa María la Ribera.

“Solo te percatas de que la arquitectura existe cuando estás enojado e intentas culpar a todos”, cuenta la arquitecta y directora del festival Victoria Escalante, parafraseando una cita de La arquitectura de la felicidad, de Alain de Botton.

La primera edición de este festival se llevó a cabo hace 25 años en Londres y su valor predominante es, sea cual fuere la ciudad en la que se realice, “el fomento a la comprensión y aprecio por la arquitectura”.

Antes de llegar a la capital, Open House se había realizado en Nueva York, Monterrey, Buenos Aires, Santiago, Londres, Madrid y Tel Aviv, entre otras ciudades.

“Descubrí Open House —continúa Escalante— cuando estudiaba la maestría en Barcelona. Me encantó el proyecto. Un día, ya de vuelta en México, estaba platicando con mi amiga Mariela Martínez y pensamos en traer el festival al país. Después del sismo del 19 de septiembre, nos encontramos con Mar Tomás, a quien también invitamos a dirigir el festival”.

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“Hace poco más de un año empezamos a planearlo e hicimos algunos viajes de scouting que nos permitieron ver cómo se ha hecho en otras ciudades. Al principio, nos pareció completamente absurdo que aún no se hubiera explotado la riqueza arquitectónica y patrimonial da la Ciudad de México, en el contexto de un festival realizado en 39 metrópolis de todo el mundo”, cuenta Mariela, productora de Open House CDMX.

“Quizá una edición mexicana no se había hecho antes debido a la burocracia. Tocar tantas puertas es cansado y hace que el proceso sea complejo. Pero nuestro objetivo, que el público se enamore de la ciudad y vea lo que pasa detrás de las fachadas, lo vale. La Ciudad de México tiene muchos contrastes; puedes ver todo en un día. En el Centro Cultural de España, por ejemplo, conviven tres épocas de arquitectura bajo un mismo techo”, afirma Victoria.

Sobre la selección de inmuebles, Martínez detalla que se trata de “esos lugares que sabemos que tienen un valor increíble y no son accesibles como piezas arquitectónicas. Más allá de la estética, los lugares que se podrán visitar tuvieron impacto en el siglo XX, ya sea en el plano teórico o en el mero valor que da la recuperación del inmueble. En algunas recuperaciones coinciden la arquitectura moderna y la clásica. Nos centramos más en el contenido que en lo que se ve: hay una gran diferencia entre la fachada y lo que se oculta tras ella. Queremos que los visitantes escuchen una historia completamente distinta de lo que compone la imagen de la ciudad”.

Como ejemplo, cita la Planta Bacardí, joya arquitectónica desconocida y que se halla en el área metropolitana. “Quisimos que la gente pudiera caminar, que sus rutas estuvieran trazadas de la forma más amigable posible y que las zonas tuvieran cierta cercanía para ser visitadas en conjunto”, continúa.

En cada inmueble habrá voluntarios que se harán cargo de encabezar los recorridos guiados. Y en algunos casos especiales, estará el arquitecto responsable de la obra o alguna persona que haya estado involucrada en el proyecto.

Durante el fin de semana en que se realizará el festival, 250 personas (en promedio) se encargarán de activarlo.

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“El equipo principal está conformado por cinco personas. Hay 100 voluntarios asignados a cada edificio y en algunos inmuebles tienen a sus propios voluntarios. Además, están los administradores de los edificios”, dice la directora.

“La participación ciudadana es fundamental en la realización de Open House. Nos encantaría que la gente que asista y le guste el proyecto dé un donativo para que el festival continúe vivo año con año y el patrimonio de la ciudad sea revalorizado”, afirma Mariela.

La dinámica de asistencia es sencilla: solo hay que entrar a la página oficial del festival, revisar los mapas, definir una ruta y considerar los horarios (10 a 17 h). Una opción es descargar la app Iconus. Puede adquirirse en la app store y solo requiere la creación de un usuario para seguir la cuenta oficial de Open House CDMX (a la manera de cualquier red social).

La entrada es libre y la mayoría de los inmuebles son accesibles para niños y personas de la tercera edad. También hay recorridos en Turibús (se pueden adquirir en las redes de Open House) que atraviesan el circuito elegido por los visitantes. En este caso, el costo es de $300 pesos (el dinero recaudado servirá para el fondeo del festival).

Por último, habrá un concurso de fotografía, en el que la gente subirá a Instagram fotos de los distintos lugares que visitó y un jurado seleccionará la foto ganadora. Open House CDMX se realizará este sábado 21 y domingo 22 de abril. El acceso es gratuito. Más información en ohcdmx.org.

Dónde: Diferentes sedes y circuitos.
Cuándo: 21 y 22 de abril de 2018.
Cuánto: El acceso a los edificios será gratuito.