Unir el cine y la plástica

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Bastidores es un documental en el que diez cineastas se convierten en testigos del proceso creativo de artistas visuales.

 

El acto de pintar, la mirada del artista, la crisis creativa, la poesía visual o la memoria son evocados en Bastidores, filme que reúne retratos fílmicos de 10 artistas visuales mexicanos

A principios del año pasado, el productor Héctor Toledo se acercó a Raúl Cuesta, amigo cineasta, con una inquietud particular: le parecía que hacía falta en México un proyecto que reuniera de alguna manera a los artistas visuales que se dedican a la pintura en nuestro país. Estaba encendida la mecha de lo que llegaría a ser el proyecto fílmico que hoy llega a cines vía DocsMX como Bastidores.

Tras aquel comentario, Cuesta se dispuso a investigar qué había en el mundo cinematográfico sobre pintura y convocatorias. No encontró mucho. Pronto llegó la siguiente idea: abrir una convocatoria para seleccionar artistas que luego quedaran involucrados en el proyecto fílmico.

Invitaron entonces a Sandra Cerisola como curadora del proyecto, quien propuso crear un comité de selección. Formaron parte de él los artistas visuales Sebastián Romo y Julien Devaux, así como los curadores Brenda Caro y Michel Blancsubé, quienes se encargaron de revisar portafolios y seleccionar a los 10 artistas que serían retratados durante la creación de nuevas piezas por 10 cineastas invitados.

Muy pronto cobró forma una serie de pequeños cortometrajes, a veces emotivos y sensoriales retratos fílmicos, a veces breves pero contundentes reflexiones audiovisuales sobre el acto de pintar, la mirada del artista, el bloqueo creativo, la poesía visual, la memoria…

En la selección final de artistas visuales a ser documentados quedaron Itzamna Reyes, Daniel Pérez Coronel, Daniel Lezama, Álvaro Verduzco, Javier Peláez, Sofía Fernández Díaz, Javier Areán, Andrea Bores, Agustín González y Galia Eibenschutz.

“Hicimos un dogma, que radicaba en el tiempo que se tenía para hacer el cortometraje —mes y medio, que era también el tiempo con el que contaban los artistas visuales para hacer la obra—, y en que no podíamos usar música”, explica Cuesta.

La regla respecto al sonido cambió cuando se integró al proyecto Abraham Urquiza, diseñador sonoro quien se convirtió en un tercer artista en diálogo en los dúos en los que intercambiaron cineastas y artistas plásticos.

Los directores invitados fueron Anaïs Huerta, Carlos Mignon, Bruno Bancalari, Paulina del Paso, Rodrigo VVG, Carlos Muñoz, Juliana Gómez Castañeda, Jorge Hernández S. y Jan Markowski. Raúl Cuesta, uno de los artífices del proyecto, también se encargó de orquestarlo y dirigir uno de los cortometrajes.

Durante aquel mes y medio, los directores siguieron al artista al que habían escogido. Cuesta, por su parte, pudo captar, en esa especie de documental contemplativo, el proceso de Javier Peláez.

“Javier estaba pasando por un cambio de estilo, de ser un pintor hiperrealista a uno abstracto, y eso me atrajo mucho; sentía que estaba pasando por un momento de crisis”, cuenta Cuesta.

En Lápida, el minifilme en el que Cuesta retrata a Peláez, atestiguamos esa introspección. El cineasta encuentra la manera de mostrar con imágenes ese proceso interno que vive Peláez, un auténtico redescubrimiento de sí mismo, vivido en paralelo a un cambio drástico de rutina, de la ciudad al campo.

Los cineastas entregaron sus cortos; los artistas visuales, su pieza, y con ello se efectuó una primera exposición en Proyecto Público Prim, antes de la cual se hizo una proyección en el CCD. Pronto llegó la idea de hacer de aquellos 10 cortos un largometraje y darle nueva vida al proyecto en festivales y espacios habituales de exhibición de cualquier película.

Así fue como nació Bastidores, hoy un filme de 65 minutos que indaga en la intimidad de la creación, pero que también abre nuevas posibilidades de inmersión en la experiencia estética. Un ir y venir del lienzo a la cámara en el que ambas disciplinas se ven mutuamente iluminadas.

El filme inicia con el retrato de Anaïs Huerta a Itzamna Reyes, pintor que explora en el lienzo la rutina que atestigua a través de las ventanas de los microbuses. En él vemos cómo los puestos de vendedores ambulantes, los puentes peatonales y los cables cruzando cada centímetro de cielo que forman parte de sus recorridos en el transporte público culminan en cuadros que hacen pensar en una especie de Hopper urbano y mexicanísimo.

Y Dibujos kinéticos, el retrato con que cierra Bastidores, es un hipnótico ejercicio visual de Jan Markowski sobre la manera en que Galia Eibenschutz ha hecho convivir el dibujo, la geometría, el cuerpo, la coreografía y la arquitectura.

La intención es replicar el proyecto cada determinado tiempo, haciendo los ajustes necesarios a partir del aprendizaje de este primer ejercicio.

“En un futuro queremos tener representadas zonas de la República, zona centro, zona sur…, y hacer crecer la colección de retratos incluso con artistas que no sean tan conocidos y que la gente pueda descubrir a través de este proyecto.”

Bastidores será proyectada como parte de DocsMX el jueves 19 a las 19 horas en el Cine Tonalá, el viernes 20 a las 20 horas en el Parque México y el sábado 21 a las 18 horas en el Parque España.

En cifras
5 semanas fue el tiempo que permaneció abierta la convocatoria.
10 cineastas realizaron retratos fílmicos de 10 artistas plásticos.
45 días tuvieron como límite los cineastas para crear los retratos fílmicos.

Más información sobre Bastidores
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