“Acostumbrarnos al PRI”, por @diegoeosorno

El regreso del PRI al poder en el 2012 llevó a un grupo de jóvenes artistas que participaron en #YoSoy132 a investigar la historia de este partido. La búsqueda de una escritora fantasma, autora de un misterioso libro llamado La Revolución Institucional, es la palanca con la cual la compañía teatral “Lagartijas Tiradas al Sol” relata a través de un documental escénico la historia del PRI desde sus orígenes.

 A lo largo de dos horas, los espectadores de la obra Derretiré con un cerillo la nieve de un volcán, presencian videos de marchas tumultuosas modernas en las que la consigna es “¡Muera el PRI!”, fotografías del corazón que se le sacó a León Toral – asesino de Obregón- después de ser fusilado, estupendas personificaciones presidenciales de los actores Gabino Ramírez, Francisco Barreiro y Luisa Pardo, chistes sobre la temible y extinta Dirección Federal de Seguridad, máscaras de Carlos Salinas de Gortari y frases de personajes eternos como el que fuera por 40 años el máximo líder sindical del priismo, Fidel Velázquez: “¿Aspirar a la presidencia? ¿Para qué si ese puesto solo dura seis años?”.

Sin embargo, el eficaz montaje teatral de la obra, lo que consigue mejor es explorar las entrañas de nuestro frankenstein revolucionario institucional para recordárselas a quienes ya las conocían o informarle a quienes apenas las están conociendo. Ya que México está de nuevo en las manos de esa rareza contradictoria, bien vale que no olvidemos aquellos usos y costumbres que parecen mantenerse en esta nueva versión encabezada ahora por Enrique Peña Nieto, quien de la galería presidencial priista, parece retomar los estilos de Miguel Alemán y Miguel de la Madrid.

Dentro de pocos meses, el actual presidente cumplirá dos años en el cargo y da la impresión de que la reflexión periodística, intelectual y artística sobre el significado del regreso del PRI ha disminuido. Pareciera que se ha perdido el asombro por el retorno al poder de un partido que durante décadas gobernó ejerciendo un autoritarismo paternalista y burlándose por completo de la idea de democracia. No podría haber mayor tragedia para México que acostumbrarnos al PRI otros setenta años. Derretiré con un cerillo la nieve de un volcán es una excepción en ese sentido. Representa una crítica artística de alta calidad sobre un régimen que ha vuelto y que parece hacerlo con poca revisión autocrítica de su pasado.

Urge debatir sobre qué es el PRI hoy en día. Sobre todo porque después de la serie de reformas y contrareformas aprobadas en los meses recientes por el Congreso, es claro que su posterior aplicación requerirá de un poder ejecutivo que podría volver a caer en la tentación autoritaria de abusar del uso de la fuerza y de privilegiar la corrupción. De esta forma, no sería extraño que en los próximos años, en medio del proceso de la industrialización energética, se cometan una serie de despojos de pueblos y comunidades marginales ricos en recursos, mientras que algunos empresarios cercanos al gobierno se vuelvan los más ricos del mundo. El país no aguanta otros Atencos ni más Carlos Slim’s.

Derretiré con cerillo la nieve de un volcán terminó el fin de semana pasado su temporada en el Museo Universitario del Chopo, ubicado a un par de calles de la sede nacional del PRI, un viejo edificio de la avenida Insurgentes recientemente remozado, pero solo por fuera.

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 (DIEGO ENRIQUE OSORNO / @ diegoeosorno)